Déjà vu

Written by on 26/06/2012 in Cronica, Estampa - No comments

Estampa. Crónica.

José Luis Borja

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Libros del siglo XIX

Libros del siglo XIX

 

Mis colegas arqueólogos y yo estamos perplejos ante las últimas pesquisas realizadas en el estrato que corresponde a la época más enigmática de la historia de la humanidad, el llamado siglo XXI. Los objetos que pertenecen a una época siempre han servido para describir el modo de vida de los moradores de una región en un momento dado. Se sabe hoy en día que la humanidad atravesó períodos muy variados en los cuales tiempos de oscurantismo y de poca creatividad fueron seguidos por otros más fecundos en todos los ámbitos del arte y de las ciencias. Por lo general, el mundo es un lugar casi homogéneo, en el sentido de que los grandes descubrimientos se propagan a todas las latitudes, o casi, y la teoría es que el mundo del siglo XXI debió haber sido muy convulsionado, tanto que esta homogeneidad se rompió.

Debemos sospechar que la humanidad en el siglo XXI no era tan adelantada como ahora. No creo, por ejemplo, que en aquella época remota, si existía algún tipo de literatura, nuestros ancestros hubiesen sido capaces de determinar, sólo analizando su estilo literario, que un escritor tenía los pies planos, o manos grandes, o que sus ojos eran de cierto color, algo que en nuestro siglo casi cualquier alumno de bachillerato es capaz de hacer. No, nuestros ancestros eran más primitivos que lo que podemos imaginarnos. Las recientes pesquisas arqueológicas apuntan hacia ello. Lo que más nos impresiona es que los habitantes del siglo XXI no conocieran la escritura.ummmmm

Juzgando por los artefactos encontrados, los moradores de aquel siglo adoraban los espejos, o por lo menos las superficies lisas y bien pulidas de forma rectangular con esquinas redondeadas. Encontramos este tipo de espejos de todos los tamaños en los vestigios de las primitivas viviendas de nuestros antepasados. Algunos de ellos, los de mayor tamaño, parecían ser objeto de una adoración muy particular, ya que solían encontrarse en la sala más grande de la vivienda. Es probable que sirvieran para algún tipo de rito, del cual desafortunadamente no tenemos ninguna información. Otras lapidas más pequeñas, con superficies muy bien pulidas y difíciles de rayar, eran usadas para quehaceres diarios, tal vez para cocinar, por ejemplo para aplastar plátanos, o a lo mejor para calentar los alimentos… a menos que las usasen como platos. Otras eran aún más diminutas. Suponemos que se las llevaban a todas partes y que tal vez las usaran para defenderse, ya que cabían perfectamente en la palma de la mano. Al cerrar el puño sobre este objeto, es muy probable que la fuerza de un puñetazo se encontrase multiplicada por algún factor equis por determinar. Otros dicen que su propósito era puramente religioso porque si los espejos de mayor tamaño eran usados para adorar a un dios, es evidente que los de dimensiones menores también servían para esto, tal vez en ambientes más confinados o más íntimos. Seguramente, en algún momento del día o de la noche, sacaban estos espejos para que reflejaran el sol o la luna y recitaban algunos versos.

Los habitantes del siglo XIX eran, sin embargo y paradójicamente, más adelantados que sus sucesores. Conocían la escritura. Así lo atestiguan los diferentes libros encontrados en el estrato de esa época. Aunque no sepamos interpretar los símbolos que aparecen plasmados en ellos, podemos adivinar que gozaban de una cultura muy desarrollada. Es una enigma el material que usaban para confeccionar esos libros. Con los medios actuales a nuestra disposición no somos capaces de producir algo similar. Algunos de mis colegas dicen que estos artefactos son de origen extraterrestre, pues sólo así se les puede dar una explicación. En el siglo XIX, no se encontró ninguno de los espejos tan comunes en el siglo XXI, mientras que en el siglo XXI no se halló ningún libro, a pesar de la cercanía geológica de estas épocas.

Sin embargo, a pesar de las limitaciones de la arqueología, que a veces solo dispone de fragmentos de vasijas o de algunos huesitos, es posible hilvanar toda una historia, y esa es la belleza del poder de razonamiento humano, el saber conectar los puntos y obtener una imagen nítida a partir de lo que solo parece un caos. Es así que podemos concluir que los habitantes del siglo XIX eran más adelantados que los del siglo XXI, pues conocían la escritura y sabían expresarse usando símbolos, mientras que los moradores  del siglo XXI se la pasaban adorando espejos y practicando ritos que nunca les permitieron progresar. Algunos de mis colegas dicen que tal vez eran narcisistas, y así explican la presencia de espejos de tamaños tan variados. Lo que sí es cierto es que eran analfabetos. El arte del siglo XXI también era primitivo y rudimentario. Los pintores de ese siglo, aparentemente no tenían ninguna noción de anatomía y se limitaban a dibujar rayas y superficies de varios colores. De ahí surge una pregunta interesante. Si esas rayas no representaban nada en particular, ¿cómo hacía el pintor para saber que su obra estaba terminada? Sólo podemos inferir de esto que la humanidad en el siglo XXI cayó en un estado de decadencia en el cual se perdieron los conocimientos adquiridos hasta entonces.

Lo que sí llama poderosamente la atención es la presencia, en muchos de los espejos encontrados, de un símbolo parecido a una manzana a la cual le falta un pedazo, como si alguien la hubiese mordido…

 

Jose Luis Borja José Luis Borja. Nació en Francia, de padres españoles refugiados de la guerra civil. Estudió ingeniería electrónica en Toulouse y efectuó su servicio militar en la Cooperación Técnica Francesa, en Sudamérica. Siempre le apasionó la literatura y, a pesar de que nunca estudió formalmente el castellano, ha escrito varios cuentos cortos en este idioma como “El tiempo de las cerezas”, “Cadena de los tiempos”, “Amargos de mandarina”, y una novela histórica, Aroma de caña fresca.

E-mail: joseluisborja23@aol.com

 

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About the Author

Manuel Gayol Mecías is the Director and Editor of Palabra Abierta (“Open Word”; mu.gayol3@gmail.com), and a Cuban writer and newspaper man. He was a Senior Researcher in the Literature Investigation Center of the Casa de las Américas (Havana, 1979-1989), and was a member of the editorial board of Vivarium magazine, a review published under the tutelage of the Archidiosis of Havana. He has published innumerable critic essays, short stories, novels and poetry in many Cuban and foreign literary reviews and newspapers, and has been the recipient of various prizes in literature, among them the Short Story National Prize of the Union of Writers and Artists of Cuba (UNEAC), 1992, and the Enrique Labrador Ruiz International Short Story Prize of the Círculo de Cultura Panamericano (Pan-American Circle of Culture) of New York, 2004. He worked as editor of Contact Review, from 1994 to 1996. He worked at La Opinión Spanish Newspaper as Editor and Copyeditor (1998 to 2014). At present, he is one of the founders of the Club del Pensamiento Crítico at the Huntington Park Public Library. He is a member of Cuban History Academy in Exile, and a member of Cuban Pen Club in Exile, too, and vice president of Vista Larga Foundation. Published works include "Retable of the Fable" (Poems, Editorial Letras Cubanas, 1989); "Multiple Appraisal of Andre’s Bello" (Compilation, Editorial Casa de las Américas, 1989); "The Jaguar is an Amber Dream" (Short stories, Provincial Center of the Havana Book Editorial, 1990); "Return of the Doubt" (Poems, Vivarium Editions, Archiepiscopal Center of Studies, Havana, 1995); "The Night of the Great Goth" (Short stories, Neo Club Editions, Miami, 2011); "Eyes of Red Goth" (Novel, Neo Club Editions, Miami, 2012); "Marja and the Eye of the Maker" (Novel, Neo Club Editions, Miami, 2013); "Inverse Trip towards the Reign of the Imagery" (Essays, Neo Club Editions, Miami, 2014) and "The Fire’s Artifice" (Short stories, Neo Club Editions, Miami, 2014); "Coincidencias de un editor (o el exorcismo de Joel Merlín)" (Novel, Palabra Abierta/Neo Club Ediciones, Eastvale/Miami, 2015); "La penumbra de Dios (De la Creación, la Libertad y las Revelaciones)" (Essays, Palabra Abierta/Neo Club Ediciones, Eastvale/Miami, 2015); "Las vibraciones de la luz (Ficciones divinas y profanas). Intuiciones II" (Essays, Palabra Abierta Ediciones/ Alexandria Library Publishing House, Eastvale/Miami, 2016).

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