Breves líneas a las acémilas y a los ignorantes

Written by on 02/04/2019 in Critica, Literatura, Sociedad - No comments
Literatura. Sociedad. Crítica.
Por Carlos Penelas.

Foto tomada de Flickr.

Venimos escribiendo desde hace mucho, mucho tiempo, que la imbecilidad no tiene límite. O como señalaba nuestro gran Domingo Faustino Sarmiento: “la ignorancia es atrevida”.
Harto de discursos, proclamas, bombos, santificaciones, inscripciones y declaraciones banales, aconsejo a aquellos que están discutiendo géneros, innovaciones absurdas, explicaciones extraviadas o teorías lamentables sobre la lengua castellana y todas las lenguas, las diversas conquistas, los personajes de novelas, los autores machistas y los otros, sobre la modificación del idioma o la historia de la humanidad, de las guerras mundiales —obra de nacionalismos, populismos y el capitalismo—, que vuelvan al taparrabos. Que regresen a la condición nómada, a las voces originarias, a sus tribus ancestrales. Que devuelvan el idioma, los apellidos, las creencias, las instituciones, las banderas, las pinturas. Que recuperen sus chozas, sus esquemas, sus instrumentos musicales, sus cubiertos, sus platos, sus comidas, incluyendo manteles y diccionarios. Que se queden con sus vacunas y sus medicamentos, con sus cirugías, sus modales, sus teatros, sus óperas, sus palacios, su cinematografía. Que desprecien la tecnología, que busquen su literatura, que mantengan sus ceremonias sociales, sus conductas, su sociología, su patriarcado. Que aborrezcan de Cervantes, de Dante, de Miguel Ángel, de Quevedo, de Galdós, de Bakunin, de Marx, de Trosky, de Goethe, de Shakespeare, de Homero, de Leonardo, de Montesquieu, de Galileo, de Darwin, de Copérnico, de Fleming, de Mendeléyev, de Loewi, de Fellini, de Chopin, de Buster Keaton, de Chaplin… Que sus dioses sean restaurados, que vuelvan a ser cazadores-recolectores, agricultores itinerantes, que tengan caciques y hechiceros, que regresen a los troncos ahuecados.
Mientras tanto yo le pediré perdón a los sumerios. En especial a Berosus Caldeus, que escribió en griego. No siéndolo. Ora pro nobis.
[Buenos Aires, 30 de marzo de 2019]
©Carlos Penelas. All Rights Reserved

About the Author

Carlos Penelas nació el 9 de julio de 1946 en la ciudad de Avellaneda, provincia de Buenos Aires, y reside en Buenos Aires, capital de la República Argentina. Es Profesor en Letras egresado de la Escuela Normal de Profesores Mariano Acosta, y es en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires donde cursó Historia del Arte y Literatura. Obtuvo primeros premios y menciones especiales en poesía y en ensayo, así como la Faja de Honor (1986) de la Sociedad Argentina de Escritores —de la que fue en 1984 director de los talleres literarios— y otras distinciones. Fue incluido, por ejemplo, en las antologías Poesía política y combativa argentina (Madrid, España, 1978),Sangre española en las letras argentinas (1983), La cultura armenia y los escritores argentinos (1987), Voces do alén-mar (Galicia, España, 1995), A Roberto Santoro (1996), Literatura argentina. Identidad y globalización (2005). Publicó a partir de 1970, entre otros, los poemarios "La noche inconclusa", "Los dones furtivos", "El jardín de Acracia", "El mirador de Espenuca", "Antología ácrata", "Valses poéticos", "Poemas de Trieste", "Homenaje a Vermeer", "Elogio a la rosa de Berceo", "Calle de la flor alta" y "Poesía reunida". A partir de 1977, en prosa, fueron apareciendo los volúmenes "Conversaciones con Luis Franco", "Os galegos anarquistas na Argentina" (Vigo, Galicia, España, 1996), "Diario interior de René Favaloro", "Ácratas y crotos", "Emilio López Arango, identidad y fervor libertario", "Crónicas del desorden" y "Retratos", etc.

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