Poesía.
Por Tony Ruano…
Herencia
Yago a la tenue lumbre de cirios
de ajeno ambiente,
que no es cordial;
mientras la gente llora y disputa,
mi humilde herencia de terrenal.
Dejo el refajo de una condesa,
mis calzoncillos
y un madrigal,
las suelas huecas de mis zapatos
y un viejo rito que superar.
Dejo mi joven dama de siempre
y seis amantes que consolar,
también mis deudas
y mis poemas
y algunos hijos para educar.
Dejo mis huesos
y mis criterios
y una doncella por desflorar,
mientras la gente llora y disputa
mi enorme herencia de terrenal.
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Epitafio
Dirás que no fui confiable
que bebí mucho
que anduve fumando
que sólo ingería comida malsana
que ahorré: “nada”
que pensé: “en nadie”
que mis ojos iban tras de toda falda
que no obedecía
que todo olvidaba
que sí te quería
pero de una forma muy despreocupada
¡que era insufrible!…
Y alguna que otra te preguntará:
¿por qué junto a él, tu vida pasabas?
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Entierro
Pobre del hombre
que va al entierro
y caen las puertas de los comercios
y de las casas, ante el cortejo,
y baldes llueven el agua a mares,
por si es que al foso se ha ido
sediento.
Pobre del hombre
que va al entierro
y en parque viejo resuda el duelo,
entre alabanzas
que van subiendo
según el tono del sentimiento
y la importancia que tenga
el muerto.
Pobre del hombre
que va al entierro
y ve a la viuda
(en oculto gesto),
sacar los ojos sobre el pañuelo
y mirar hondo,
a aquel que nunca le dio ni aliento,
como diciendo:
¡Ven y acompaña mi sentimiento!
Pobre del hombre que va a su entierro.
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Cuando muera
no abandonen mis restos en la tierra
al apetito voraz de perros y gusanos.
Denle a mis despojos luz de pira,
calor de fuego.
Vuelvan mis huesos llama etérea.
Dejen mis tejidos se evaporen en la lumbre.
Liberen mi alma,
incinerando el cofre que la encierra.
Esparzan los rescoldos,
aún calientes,
para que fundan sus criterios con las piedras
o hiervan en el agua de los mares,
cuando yo muera.
Cuando muera
faciliten el avance a mi energía,
que energía y avance es sólo vida
aún
cuando
yo
muera.
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Corona
Para mi corona…
Flores especiales.
No quiero una corona de orquídeas
ni de magnolias
ni de azucenas
ni mariposas
ni de zunzunes
ni de abejorros.
Yo quiero una corona distinta.
Una corona hecha con rosas.
¡Sí!, con rosas… simplemente.
Pero rosas como la que vi esta mañana:
de buenas nalgas
y pechos firmes y rotundos.
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Reinos
La muerte reina en un reino
que no es el mío
ni el de mis versos
ni el de mis hijos
ni el de mis hembras
ni mis amigos.
La muerte reina en un reino
de sombra y frío.
La muerte reina en un reino viejo,
de losas grises y de epitafios,
de conformismo,
de clavelones y rosas mustias,
de agua podrida y de gusanos
que lamen huesos de los caídos.
De mariposas desvanecidas.
Mi reino, en cambio, es dueño del día
y de la noche
y de los tallos que se enraízan,
buscando el jugo
de entre las piedras,
para lanzar pétalos y decir:
¡vida!
Mi reino es ese del lecho ardiente,
del labio roto por el mordisco,
del “ven corriendo que te deseo
bajo la lluvia de este domingo”.
La muerte…
La muerte reina en un reino…
¡que no es el mío!
Poemas inéditos de Antonio Ruano
Tony Ruano. Narrador, poeta, periodista, pintor. Miembro de “The Cove/Rincón, Miami, Florida, USA”; “PEN CLUB de Escritores Cubanos en el Exilio” y del “Colegio Nacional de Periodistas de Cuba en el Exilio”. Ha publicado ocho libros. Los poemarios: El amor a pesar de los intentos, Miami, FL, 2001; Un canto, la vida sutileza del contorno, Miami, FL, 2001; Forma de ser, Rosario, Argentina, 2003; Mi pueblo, más allá de la nostalgia, Miami, FL, 2004; Regalo de Aniversario, Miami, FL, 2007; y Once Poemas a la Cándida Rosa, Miami. FL, 2010. En narrativa: Fábulas para gigantes (Literatura para niños), Cincinati, OH, 1998; y en economía y finanzas: Bienes raíces, Miami, FL, 2002. Reside en Miami, Florida, Estados Unidos.
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