Tierra baldía

Written by on 18/09/2021 in Critica, Literatura, Política - No comments

 

Literatura. Política. Crítica.
Por Carlos Penelas.

Los peronistas  no son ni buenos ni malos; son incorregibles.

Jorge Luis Borges

Peronismo militante. Wikimedia Commons.

La calamidad, la grosería, la improvisación, la falta de decoro, lo irracional, la hipocresía, el desvarío, la corrupción, los gestos de casta y de barbarie, lo turbio de cada acto no debería sorprender. Desde lo personal, de manera breve, iré fotografiando hechos y anécdotas. Aún no había cumplido los diez años y mi padre, en la esquina de Suipacha y Cangallo me dijo: “Tu no vas a ver un país, tal vez tus hijos. Esto fue un proyecto de país.”

Por esos tiempos en la escuela primaria debía escribir: “Evita me ama, mi mamá me ama”. Las provincias del Chaco y de La Pampa pasaron a llamarse Eva Perón y Presidente Perón. La capital de la provincia de Buenos Aires, La Plata, fue Eva Perón. Los clubes de fútbol Gimnasia y Esgrima de la Plata y Estudiantes de la Plata se llamaron Gimnasia y Esgrima de Eva Perón y Estudiantes de Eva Perón. La universidad, por supuesto, también cambió de nombre. Y así se inauguraban plazas, edificios, calles y escuelas.

Juan domingo Perón con uniforme. Collections -GetArchive. Public domain.

En Argentina y en América Latina surgieron  caudillos, dictadores, populismos y demagogos. Todos amigos, todos hermanados. Con sus variantes, claro está. Y los caballeros que escapaban de la Segunda Guerra Mundial. Hablamos de los nazis, de los fascistas, de lo peor de la derecha. Muchos vinieron a nuestra tierra. La sombra de Mussolini era parte del General Perón. Lo estudió en Italia: sindicatos, fuerzas de choque, metamorfosis ideológica. La picaresca argentina creció, se hizo de un discurso donde el desprecio y el resentimiento fueron haciendo de los suyo. Picardías tramposas, felonías.

Paul Samuelson manifestó hace décadas que los países podían ser clasificados en cinco categorías: “Los capitalistas, los socialistas y los del Tercer Mundo; pero además están Japón y la Argentina; no se entiende porqué a Japón le va bien y a la Argentina le van tan mal.”

Eva Duarte de Perón. Wikimedia Commons.

Los hechos son conocidos por todos. Bibliografías, libros, documentales. Parodia, destinos manifiestos, jirones, sobrefacturación. Una nación donde todos – cada uno con sus libretos, incluyendo golpes militares y poder sindical – fueron generando un sistema sesgado; convocando a líderes, barras bravas, retóricas reaccionarias, medallas lustrosas. Se quemaron iglesias, partidos políticos, hubo exilios de actores, intelectuales y políticos. La policía implementaba la tortura sin pudor. Años después Perón arma Montoneros para regresar al país generando un caos y luego las Tres A, formación paramilitar, para perseguir a los “muchachos imberbes” que decían dar la vida por él. Aparecen brujos, personajes inimaginables, corbateros, jugadores de truco. Luego se hacen los distraídos, cambian la historia, generan relatos. Suburbios, aliados y enemigos, monólogos y gritería. Entonces la pobreza, la desigualdad y lo marginal se expande. La incultura comienza a dar sus frutos: sectas, irracionalidad, fanatismo, mentiras premeditadas, deslizamientos. Todo a contrapelo, aspectos saludables y marihuana. La malicia va tomando nuevas formas, nuevos ismos, con nombres cambiantes y balcones que difaman. Del otro lado el vacío, la dejadez; también la cobardía. Genealogías de rufianes, decoraciones, señoras aseñoradas y tangas.

El hombre es producto de una compleja tradición cultural, de ahí se desencadena su problemática. No es difícil reconstruir la confusa complejidad cultural de la que todos, de un modo consciente o no, somos deudores. En este espacio yermo se reconstruye la experiencia: una desoladora búsqueda del sentido de la existencia. Estamos en una tierra decadente y desorientada en la que vivimos y estamos aprendiendo a sobrellevar.
¿Cuáles son la raíces que agarran, qué ramas crecen / en esta basura pétrea?/ Hijo del hombre, / no puedes saberlo ni imaginarlo, pues conoces solo / un montón de imágenes rotas”, escribió del dolor desde la contención T.S. Eliot.

[Buenos Aires, 16 de septiembre de 2021]

©Carlos Penelas. All Rights Reserved.

About the Author

Carlos Penelas nació el 9 de julio de 1946 en la ciudad de Avellaneda, provincia de Buenos Aires, y reside en Buenos Aires, capital de la República Argentina. Es Profesor en Letras egresado de la Escuela Normal de Profesores Mariano Acosta, y es en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires donde cursó Historia del Arte y Literatura. Obtuvo primeros premios y menciones especiales en poesía y en ensayo, así como la Faja de Honor (1986) de la Sociedad Argentina de Escritores —de la que fue en 1984 director de los talleres literarios— y otras distinciones. Fue incluido, por ejemplo, en las antologías Poesía política y combativa argentina (Madrid, España, 1978),Sangre española en las letras argentinas (1983), La cultura armenia y los escritores argentinos (1987), Voces do alén-mar (Galicia, España, 1995), A Roberto Santoro (1996), Literatura argentina. Identidad y globalización (2005). Publicó a partir de 1970, entre otros, los poemarios "La noche inconclusa", "Los dones furtivos", "El jardín de Acracia", "El mirador de Espenuca", "Antología ácrata", "Valses poéticos", "Poemas de Trieste", "Homenaje a Vermeer", "Elogio a la rosa de Berceo", "Calle de la flor alta" y "Poesía reunida". A partir de 1977, en prosa, fueron apareciendo los volúmenes "Conversaciones con Luis Franco", "Os galegos anarquistas na Argentina" (Vigo, Galicia, España, 1996), "Diario interior de René Favaloro", "Ácratas y crotos", "Emilio López Arango, identidad y fervor libertario", "Crónicas del desorden" y "Retratos", etc.

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