En 1958, Cuba avanzaba al Primer Mundo… “y en eso llegó Castro y mandó a parar”

Literatura. Política. Crítica.
Por Roberto Álvarez Quiñones.

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Por estos días el castrismo arribó a la edad de jubilación en Cuba. Increíble, pero es esa la edad de la “revolución” que encabezada por Fidel y Raúl Castro y un argentino trotskista, ducho en materia de totalitarismo comunista, “liberó de la explotación imperialista” a los cubanos.

Cuando el dictador Batista se fue del país aquel día de Año Nuevo, de 1959, yo tenía 17 años. Recuerdo que a los pocos días, Fidel Castro se detuvo en Ciego de Avila con su “caravana de la victoria” iniciada en Santiago de Cuba. Hoy soy octogenario y aquella “caravana” sigue en el poder, luego de haber destrozado a Cuba.

En este aniversario castrista no haré un inventario del cataclismo social ocurrido. Examinaremos primeramente lo que perdieron los cubanos con la “revolución”, y en un segundo artículo lo que impidió hacer a los cubanos desde la entrada triunfal de Castro I en La Habana en enero de 1959, un jefe guerrillero que no combatió, sino que en los dos años de guerra civil permaneció refugiado en la Sierra Maestra muy bien arropado por una mujer (Celia Sánchez).

El mayor auge económico de su historia cuando marchaba al Primer Mundo

Vivía Cuba en ese momento el décimo año del mayor boom económico de su historia. En los seis años y nueve meses de la dictadura batistiana hubo represión y se pisotearon muchos derechos humanos, pero las libertades económicas permanecieron intactas y Cuba tuvo un auge inédito en la inversión de capitales privados cubanos y extranjeros. Desde 1946 fueron erigidas muchas grandes fábricas de distintas ramas industriales, de extracción de níquel, refinerías de petróleo, viviendas, teatros, cines, restaurantes, así como hospitales y clínicas.

Y también en inversiones del Gobierno. En la infraestructura vial del país, puentes, modernas autopistas, un túnel bajo la bahía habanera y dos túneles por debajo del río Almendares. Se construyeron obras monumentales como el conjunto de bellos edificios públicos en torno a una Plaza Cívica que con 72 mil metros cuadrados es una de las más grandes del mundo. También se edificaron el Coliseo de la Ciudad Deportiva y muchas otras obras.

Cuba avanzaba con buen ritmo hacia el Primer Mundo. Pero como dice la canción “alaleva” de Carlos Puebla, “y en eso llegó Fidel/ llegó el comandante y mandó a parar” Y de qué manera: excluyendo a Haití, Cuba es hoy el país más atrasado de todo Occidente, con un 98% de sus habitantes en la pobreza, según los parámetros del Banco Mundial.

En los años 50, decirle comunista a alguien era casi un insulto

Ilustración tomada de Martí Noticias.

Y en esto juega un papel sine qua non Fidel Castro personalmente. Porque sin él no habría habido comunismo en Cuba, un país cuyo pueblo era posiblemente el más anticomunista de América Latina. Fui testigo de aquello. Recuerdo que en mis tiempos de bachillerato a fines de los años 50, decirle comunista a alguien era casi un insulto.

Sin un “elegido” con la capacidad del Destructor en Jefe para hipnotizar a las masas (como Hitler y Mussolini) con su histriónica oratoria, nunca la rebelión contra la dictadura de Batista habría devenido comunismo. Fidel resultó ser una versión real del ficticio Flautista de Hamelin, que no con un flautín, sino con una oratoria alucinante, llevó al abismo a todo un pueblo.

El inepto Raúl Castro, Guevara, Juan Almeida, Ramiro Valdés, Machado Ventura, o ningún otro comandante “histórico”, y mucho menos Blas Roca, o Juan Marinello, habrían podido embaucar al grueso de la población cubana, ni inventar mitos fabulosos sobre la “revolución cubana”.

Duplicaba el PIB per cápita de Japón y superaba a Austria

A fines de 1958 Cuba era ya un país de “ingreso medio alto” (como se dice en la ONU), e iba un poquito más allá, se acercaba ya al Primer Mundo. Incluso podría decirse que en algunos aspectos ya era parte de él.

Por ejemplo, y cito cifras de la ONU y de su agencia Organización Internacional del Trabajo (OIT), en 1958 el PIB per cápita de Cuba duplicaba el ingreso del de España, y era igual o superior al de Japón, Austria, Irlanda, Grecia e Italia, y otras naciones europeas. Con solo 6.5 millones de habitantes la economía cubana era la 29 más grande del mundo por el tamaño de su PIB, y superaba a la de 10 estados de EE. UU.

Octavo país del mundo con los salarios industriales más altos

Datos tomados de Facebook.

Cuba era el octavo país del mundo con los más altos salarios industriales, con $6.00 dólares por jornada de 8 horas. Unos $1,306 dólares mensuales de hoy (2023), comparado con los $40 dólares que ganan ahora sus hijos y nietos en la isla. Esos sueldos solo eran superados por EE. UU. ($16.80 la hora), Canadá ($11.73), Suecia ($8.10), Suiza ($8.00), Nueva Zelanda ($6.72), Dinamarca ($6.46), y Noruega ($6.10).

También el séptimo país con mayores salarios agrícolas, con $3.00 dólares diarios, detrás de Canadá ($7.18 dólares), Nueva Zelanda ($6.72), Australia ($6.61), EE. UU. ($6.80), Suecia ($5.47), y Noruega ($4.38). Los obreros agrícolas cubanos ganaban como promedio 65 dólares mensuales, $653 dólares de hoy.

El sexto país mundial en autos, y segundo en tener TV a color

En automóviles por habitantes era Cuba el sexto país, solo superado por Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Venezuela y Alemania Occidental. Había 156 mil automóviles, el doble que en Colombia y Perú, el triple que Chile y 30 veces más que Ecuador. Un automóvil Ford sencillo del año costaba $1,967 dólares, según la Dirección General de Impuestos.

En 1958 se convirtió en el segundo país del mundo en tener TV a color, y el primero en Latinoamérica. Con un millón de aparatos de radio era el octavo país del planeta en radiorreceptores per cápita. Fue la segunda nación del mundo (tras EE. UU.) en tener una red nacional de televisión. Era líder en América Latina en periódicos, revistas y aparatos de TV per cápita.  Y con mayor porcentaje de viviendas con luz eléctrica, seguida luego por Uruguay.

El FOCSA fue el primer edificio alto de hormigón en el mundo

El FOCSA, finalizado en 1956, fue el primer edificio alto en el mundo construido con hormigón armado. Hasta entonces se consideraba que con hormigón no se podían construir edificios de más de 18 pisos, pero con el ingeniero Luis Sáenz y el arquitecto Ernesto G. Sampera el FOCSA alcanzó 36 pisos con 121 metros de altura.

Cuba ocupaba el primer lugar latinoamericano en líneas férreas por kilómetro cuadrado. Era el mayor exportador de alimentos de América Latina en proporción al tamaño de su población, según la FAO. Exportaba más mercancías que las que importaba. Tenía una de las tres economías latinoamericanas más solventes por sus reservas de oro y la estabilidad de su moneda, a la par con el dólar todo el tiempo, sin haberse devaluado nunca.

Más médicos, menos analfabetos y mortalidad infantil

En materia de salud pública en 1958 Cuba tenía más camas de hospital por habitante que el promedio en los países industrializados, con 35 mil camas de hospital, una por cada 190 habitantes. El promedio en el Primer Mundo era de una cama por cada 200 habitantes, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La tasa cubana de mortalidad infantil era la número 13 más baja del mundo. Registraba 33 niños fallecidos por cada mil nacidos vivos, índice muy inferior al de Italia (50 niños por cada mil); Japón, (40 por 1,000) Francia (34 por 1,000) y al de muchos otros países industrializados. Y por supuesto, era la tasa más baja de Latinoamérica.

El país en 1958 tenía más médicos y dentistas per cápita que Gran Bretaña. Ocupaba el lugar número 22 en el mundo en médicos por habitantes con 128.6 galenos por cada 100 mil cubanos, y un médico por cada 980 habitantes, solo detrás de Argentina y Uruguay en Latinoamérica, con 760 y 860 habitantes, respectivamente.

En 1956 Cuba fue reconocida por la ONU como uno de los países con menos iletrados a nivel mundial, con solo un 23% de analfabetismo. España tenía un 50%.

Uno de los mayores consumidores de carne de res del planeta

Cuba fue una potencia ganadera… hasta que llego Castro y mandó a parar. Foto tomada de la página web Cubacute.

En el ámbito productivo en 1958 la isla se autoabastecía de carne de res, cerdo, pollo, pescados y mariscos, leche, huevos, viandas, hortalizas, frutas tropicales, café y tabaco. Y exportaba los excedentes. Había 6.6 millones de cabezas de bovinos, una por cada habitante.

El consumo de carne de res era uno de los más altos del mundo y el tercero más alto de Latinoamérica, tras Uruguay y Argentina. El promedio anual de consumo cubano de carne vacuna en 1958 fue de 81 libras por persona, o 6.7 libras mensuales. Y se produjeron 960 millones de litros de leche, casi medio litro diario per cápita, según el Statistical Year Book de la ONU y el antiguo Ministerio de Hacienda de Cuba.

Por otra parte, Cuba era en 1958 el país mayor exportador mundial de azúcar. Exportaba el mejor tabaco del mundo, los famosos “habanos”, y también uno de los mejores cafés. Y tenía la más desarrollada industria de detergentes y productos de aseo e higiene de Latinoamérica.

Calzado cubano, entre los mejores que se veían allende los mares

La industria cubana del calzado estaba más desarrollada que la de muchos países desarrollados. Los zapatos cubanos marca Ingelmo y Amadeo, Bulnes y Valle paseaban por las calles de muchos países, y validaban un lema comercial: “Se nota la calidad, es calzado cubano”. En opinión de los actores Errol Flynn y Tyrone Power, los zapatos Thom Mcan y Florsheim (de EE. UU.), o los italianos, no eran mejores que los cubanos.

La tienda “El Encanto” era tan exclusiva y grande como las más famosas del planeta, y la mayor de Latinoamérica. Su “Salón Francés” contaba con la única filial del modista Christian Dior en el planeta fuera de Francia y la de New York. Con 65 departamentos en cinco pisos, la tienda tenía unos mil empleados. Contaba con sus propios talleres de confecciones y perfumería que brindaban exclusividad a sus productos (llevaban una etiqueta “Hecho en El Encanto, La Habana, Cuba”).  También vendía calzado, joyas, artículos para el hogar, efectos electrodomésticos, juguetes, discos y libros.

El Encanto, tienda de fama mundial, favorita de estrellas de cine

El Encanto era una de las tiendas favoritas de las estrellas de Hollywood y de otros países. Tenía en su clientela a Ava Gardner, Frank Sinatra, María Félix, Tyrone Power, Maurice Chevalier, Lana Turner, Errol Flynn, Gary Cooper, Sarita Montiel, Wallis Simpson (Duquesa de Windsor), Mary Welsh, esposa de Ernest Hemingway. La actriz Miroslava (México) exigía en su contrato antes de rodar una película que sus vestidos fueran de El Encanto. Y John Wayne presumía de que ahí le hacían a él las camisas a la medida.

Ah, y según el Directorio Telefónico de 1958, había en La Habana más de 150 restaurantes de primera línea del tipo del Emperador, La Torre, La Roca, El Polinesio, Monseñor, Castillo de Jagua’, etc.

Brillaba en la capital el cabaret Tropicana, reconocido como el más bello, grande y famoso del mundo, con frecuentes actuaciones de Nat King Cole, Frank Sinatra, Libertad Lamarque y otras grandes estrellas, o Sanz Soucí, Montmartre y los cabarets de los grandes hoteles. En diciembre de 1958, en el cabaret del Hotel Capri (manejado por George Raft), estaba actuando Lucho Gatica, Olga Guillot en el Havana Riviera Y Benny Moré en el Alí Bar.

Conrad Hilton personalmente en 1957 inauguró en La Habana el hotel más grande y moderno de su cadena a nivel mundial.

EE. UU. y Cuba, iguales precios; leche $0.20/litro, Coca-Cola $0.05

Otra cosa que acercaba a Cuba al Primer Mundo era que los precios en la isla y en Estados Unidos venían a ser muy similares. En la práctica Cuba estaba como dolarizada, pues el dólar y el peso estaban a la par, 1×1. En ambos países en 1958, un litro de leche costaba $0.20 centavos, y una Coca-Cola, $0.05 centavos.

Y por dos pesos-dólares se entraba al Yankee Stadium a disfrutar un partido de los Yankees de Nueva York contra los Red Sox de Boston, y disfrutar de los batazos de Mickey Mantle, Yogi Berra y Ted Williams. Viajar en el ferry de La Habana a Miami costaba 42 pesos-dólares.

La Habana tenía más salas de cine que Nueva York y París

Y ahora suelto el dato menos conocido: en 1955 había en La Habana más salas de cine que en Nueva York y París juntos. La capital cubana tenía en ese entonces 147 salas de cine. Así lo publicó en 2018 la fotógrafa e investigadora italiana Carolina Sandretto, quien estuvo en Cuba documentando las 398 salas de cine que había en la isla, cifra muy inferior a las 600 salas de cine que ella averiguó había en los años 50.

Además, la capital cubana en los años 50 era ya un centro financiero de envergadura internacional, con 62 diferentes bancos comerciales, de inversión, de ahorro e hipotecarios, extranjeros y cubanos, con unas 330 oficinas en la isla, un récord para un país pequeño en esa época. Yo trabajé en The Royal Bank of Canada en La Habana, por entonces uno de los 10 mayores bancos del mundo.

Ah, y aquel auge económico era protagonizado fundamentalmente por capitalistas cubanos, no extranjeros como afirma la propaganda castrista. En el próximo artículo, mucho más breve, los invito a soñar cómo pudiera ser Cuba hoy, si no hubiese sido “liberada”.

©Por Roberto Álvarez Quiñones. All Rights Reserved.

 

About the Author

Roberto Álvarez Quiñones (Cuba). Periodista, economista, profesor e historiador. Escribe para medios hispanos de Estados Unidos, España y Latinoamérica. Autor de siete libros de temas económicos, históricos y sociales, editados en Cuba, México, Venezuela y EE.UU (“Estampas Medievales Cubanas”, 2010). Fue durante 12 años editor y columnista del diario “La Opinión” de Los Angeles. Analista económico de Telemundo (TV) de 2002 a 2009. Fue profesor de Periodismo en la Universidad de La Habana, y de Historia de las Doctrinas Económicas en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI). Ha impartido cursos y conferencias en países de Europa y de Latinoamérica. Trabajó en el diario “Granma” como columnista económico y cronista histórico. Fue comentarista económico en la TV Cubana. En los años 60 trabajó en el Banco Central de Cuba y el Ministerio del Comercio Exterior. Ha obtenido 11 premios de Periodismo. Reside en Los Angeles, California.

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