De la imaginación y la especulación

Written by on 24/07/2020 in Ensayo, Literatura, Pensamiento - No comments
Literatura. Pensamiento. Ensayo.
Por Manuel Gayol Mecías.

Fractal. Círculos.

Julio Verne

Edgar Allan Poe. Wikipedia.

Sin las ideas especulativas, la ciencia aún andaría en pañales. En su momento Julio Verne especuló con la imaginación del submarino (el famoso Nautilus), el viaje a la Luna y también al cen–

Julio Cortázar. Wikimedia.

tro de la Tierra. Hoy en día, varias de las conocidas especulaciones de muchos escritores se han hecho realidad, unas como suposiciones y otras como revelaciones creativas. Entre ellas, citamos las conjeturas teóricas de Edgard Allan Poe, quien con su libro Eureka (descripción y definiciones sobre el universo) dio lugar a un hallazgo estético de grandes proporciones. Esta fue la razón que tuvo Julio Cortázar para traducirlo al español y prologarlo; y aunque el libro fue un desvarío científico sí le proporcionó a la literatura mundial uno de los cuadernos poéticos más reveladores de esa belleza misteriosa que solo los verdaderos y grandes poetas saben dar. Otro caso es el de Einstein, cuando dijo que todos los cuerpos en el universo producen ondas gravitacionales, y que se confirmó el 26 de diciembre de 2015, gracias al descubrimiento de dos agujeros negros que chocaron entre sí. ¿Y qué diríamos asimismo de los cálculos (en números) del también especulativo bosón de Higgs, que en el año 2012 apareció definitivamente en el Acelerador de Hadrones del CERN?… Claro, estas dos últimas especulaciones se debieron al hecho de indicios objetivos hallados por Einstein y Higgs, respectivamente, los que infirieron en determinados momentos de sus vidas la posibilidad de dichos descubrimientos y confirmaciones.

Pero hay especulaciones imaginativas, como las citadas de Verne y Poe, en las cuales no se había contado con rastros ni pistas objetivas que pudieran decir que en un futuro sus libros serían realidades concretas, incluso en el caso del creador estadounidense, se da el hecho de que creyó proponer, a nivel científico, el summum del universo y, sin embargo, lo que sucedió fue que su proyección de manera inconsciente dio una nueva y gran visión poética del cosmos.

La especulación empírica

Imaginación y deseo. Pixabay.

La especulación empírica es una manera bastante acabada de imaginar; imaginar es proyectar algo que se desea, pero en este caso se hace debido a determinadas experiencias que hemos tenido o a datos que provienen de otras experiencias. Cuando aparece el deseo en nuestra mente, es porque de hecho ha entrado la potencialidad de la especulación. Así, el próximo paso es saber si tenemos elementos concretos que me hagan suponer una posible realización de algo que ya parece haberse anunciado por sí mismo. Y esto es como darle acción, o mejor, movimiento hacia adelante a la primera idea imaginativa, que fue el deseo. La especulación, entonces, comienza a trazar una historia, a conjugar una serie de ideas (apoyadas por hechos conocidos o conocimientos confirmados) que van armando esa historia. Historia que se va haciendo más verosímil no solo por los elementos concretos y asociativos que me han servido de base objetiva, sino asimismo por aquellos imaginados que, al unirse crean una paradoja: lógica-intuitiva de lo imaginario (verosimilitud).

La especulación imaginativa

La imaginación es un espacio en la conciencia que se llena de percepciones internas (por ejemplo, los sueños se perciben en lo más adentro de uno), mitos remotos y arquetipos; o sea, de percepciones que ya estaban guardadas en el inconsciente, junto a los arquetipos y mitos que se encontraban ocultos y que salen del inconsciente también en un momento dado, cuando la conciencia los pide o los necesita. Todo esto ocurre no solo de una manera subjetiva y luminosa (probablemente con la misma velocidad de la luz), sino además como un resultado de selección de arquetipos, hechos que pasan automáticamente por la conciencia, que suceden sin que nosotros mismos, como conciencia de observación, nos percatemos. Ese resultado es una combinación mistérica entre las percepciones (que también fueron seleccionadas automáticamente) y determinados arquetipos, que vienen ya del inconsciente, como dije, y que la conciencia los rescata. Al juntarse, fundirse o integrarse uno y otro, es decir, las percepciones y los arquetipos, estos nuevos conjuntos van formando las ideas especulativas hasta lograr componer una historia.

La conciencia guarda esta especulación creativa para escribirla (en el caso de un escritor, por ejemplo) o ser dicha en su momento (un orador, digamos); o ser plasmada en un lienzo cuando se trata de un pintor, y así con cada creador. Y es cuando al publicarse, o darla a conocer oralmente a un público dado o exhibirse se puede constituir en una premonición (presagio, intuición, corazonada, presentimiento) que advierte sobre algo o pronostica que algo importante va a pasar. Pienso que toda premonición, en el fondo, es una especulación, y en su más reducida consideración es una intuición.

El fundamento intuitivo

Intuición. Pixabay.

Especular, en su segunda acepción en el DRAE (“hacer conjetura sobre algo sin conocimiento suficiente”), es crear en uno mismo una historia intuitiva. Aquí la intuición es el hecho de que la conciencia (un neurocientífico materialista como Francis Crick no hablaría de la conciencia sino del cerebro) registra una serie de experiencias que se ha tenido y que inciden en uno con una imaginación determinada (especulación empírica); también pueden ser experiencias arquetípicas que la conciencia registra del inconsciente (especulación imaginativa). A mi modo de ver todo esto lo hace la conciencia, claro, desde la región material del cerebro de donde las cosas abstractas pueden proceder (que es lo que afirmaría Crick, dejando de lado que el origen de la conciencia esté en lo imaginario-espiritual). Todo esto lo hace la conciencia a una velocidad incalculable.

“Blade Runner”. Flickr.

Este conjunto de experiencias y arquetipos registrados a una velocidad luminosa, como ya dije, es lo que selecciona la conciencia para armar la historia de su especulación, de cualquiera de ellas, la empírica o la imaginativa. Digamos que la especulación imaginativa es la trama de cualquier novela de ciencia-ficción que trate de adelantarse al futuro, en la cual se quieran decir cosas que todavía no se han dicho y que puedan ser factibles de que se cumplan en la posteridad. Eso es lo que sucedió, por ejemplo, con una película como Blade Runner la cual, en un tiempo dado, posterior a su exhibición, se convirtió en un clásico. El filme fue tomado de la novela de ciencia-ficción, de Philip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Y cuando se llevó al cine, su director, Ridley Scott, pudo muy bien haber presentido que esta película iba a convertirse en una cinta clásica; quizás él, conscientemente, no lo tuviera muy claro, pero estoy seguro de que sintió la intuición (más incluso cuando escogió esa novela para llevarla a la pantalla grande) de que algo hermoso estaba guardado para la mencionada película. Cuando Scott la dirigió de la manera en que lo hizo debió sentir que estaba realizando una obra para el futuro; y así fue: Blade Runner se convirtió en una precursora del género cyberpunk. Lo mismo tuvo que haberle sucedido al autor de la novela, Philip K. Dick, y a quien le corresponde el alto honor de haber sido el creador original.

“Especular”, en su primera acepción (del DRAE), la que tiene que ver con los espejos, muy bien guarda siempre la imagen de otra figura frontal que queda a la misma distancia una de otra, y al hacerlo es porque quien toma la acción subjetiva es la conciencia cuando se reencuentra con la historia que imagina y de hecho la archiva en la memoria.

Por su parte, el verbo “imaginar” es “suponer” algo, y en este sentido es la hechura de una imagen en la conciencia que, en realidad, siempre anticipa algún hecho o suceso. Imaginar es una de las acciones principales de la conciencia; ese accionar es como darle luz de manera constante a la mente; es su función creativa, que dicho de un modo más detallado viene a ser cuando la conciencia, a través de los ojos, ilumina los diferentes paquetes de energía que se encuentran a nuestro alrededor, dándole forma y vigor a los seres y las cosas. La conciencia es la otra luz con la que se re-crea el mundo. En otras palabras, la luz de nuestros ojos se intensifica al hacer conexión con la luz divina que viene del Sol*.

La luz que procede del exterior —aun cuando viene del Sol, repito— nos ilumina a nosotros y a las cosas alrededor nuestro, y es por ello que nos crea y re-crea, porque este mundo y nosotros somos la razón para que esa luz exista**, al darnos energía y vida; exista al activar nuestra conciencia que también es luz y vibraciones, y haciendo que después nuestra mente pueda iluminar el ámbito que nos rodea, y ponerle nombre a todos los seres y las cosas.

Esa es la luz de la Conciencia Universal, que contacta y da vida al mundo y a nosotros, y que al mismo tiempo se transforma en la energía del ámbar. Luz y ámbar en la creación de los cuerpos y las cosas; y más importante aún, en la creación del presente en nuestra intimidad más honda; allá por lo insondable donde palpitan los secretos humanos y el niño juega tranquilo, seguro, porque está hecho de luz y en sí mismo él es el impulso de lo poético que todos llevamos dentro. En este sentido, desde lo más remoto de nosotros mismos, vienen las intuiciones como fundamentos de quantums de luz; de paquetes prodigiosos de luz que surgen para crear, para la invención de los crepúsculos y de las grandiosas montañas que dibujamos como paisajes, de los laberintos del día y de la noche, de esos jardines y senderos curvilíneos, vergel, floresta, oasis, edén con sus ríos que fluyen hacia el mar en un cambio infinito, en un rumor de aguas cristalinas, en una sinfonía de pájaros que siempre cantan a su libertad.

Lo poético de este mundo es la vida milenaria que nos ha llegado del universo. El polvo de las estrellas que nos ha llovido, húmedo y fresco, desde las primeras e inalterables vibraciones de las cuerdas. Este planeta, estremecido en sus contracciones, nos ha entregado su evolución, los momentos más álgidos de la traslación y su química de vida. La Tierra rotando sobre su propio eje para darnos los días y las noches de su tiempo hacia los confines de todas las historias. El mundo ha entrado en todas y cada una de las conciencias individuales que somos; y nos ha permitido que lo moldeemos a nuestra semejanza. Para bien y para mal, el mundo está así sufriendo la devastación que hacemos de él; padeciendo tristemente nuestra incomprensión. ¡Oh, Tierra!, ¡a ti que los dioses áureos te escogieron para dar vida! Y vives, a pesar de nosotros, que no queremos entender que estamos hechos para cuidarte, para imitar tu belleza y compararla con el universo que nos anima en lo profundo. ¡Oh, dioses del universo, de la perenne transmutación de las cosas y de los seres que te pueblan, seres que aún no conocemos! ¡Ayúdenme a limpiar la conciencia errónea que hemos hecho!; una conciencia que, aun cuando a veces contiene lo nefasto, es fuerte e infinita todavía, ¡y todavía conforma el alma de los grandes sueños!

Lo poético es un asombro, que viene intuido en la propia obra de arte o de literatura, cuando el receptor atrapa la potencialidad que emana de esa obra. Es un vislumbre que nos deslumbra. Es eso que solo podemos calificar como inefable, que entra por nuestros ojos y nos connota algo más de lo que se ve o se dice. Lo poético alcanza el valor de lo espiritual cuando el alma danza al hacer contacto con ideas nuevas, con proposiciones nunca antes hechas. Desde esta perspectiva, lo poético es inacabable. Es concepto, pero al mismo tiempo un sentimiento. Busca asombrar, impresionar, antes de pasar por el análisis, o la crítica fenomenológica. Es una de las maneras de decirnos que el arte, la literatura, la cultura en general, tienen la acción de sus secretos, de ocultarnos cosas que no las podremos saber en un lenguaje directo, denotativo, sino que esas cosas tienen su importancia porque siempre dicen algo más de lo que está expuesto. El lenguaje entonces se advierte connotativo, sugerente, especulativo.

Aquí la conciencia funciona a gran intensidad, la poesía o el pensamiento de lo poético impone un esfuerzo importante, a veces extraordinario, porque el tema no trata sobre lo cotidiano, sobre las formas del mundo que entran en nosotros, sino que hurga en lo oculto de nosotros mismos, recuerdan, registran palabras de semánticas especiales y las interponen entre otras en el intento de encontrar la mejor sintaxis. El pensamiento, más bien las ansias de un pensamiento profundo, viran los ojos hacia adentro de uno. Te registras a ti mismo, como si de pronto te convirtieras, todo tú, en una sola abstracción. En el momento en que contemplas tu propio sentido de lo poético, el reino de la imagen te deslumbra y el éxtasis puede ser fugaz, pero el sabor que te deja se hace imperecedero.

El inconsciente guarda un número infinito de imágenes; es como si el universo se sintiera en un remoto lugar dentro de la mente; y el universo está ahí, lo sabemos, cuando reconocemos que hay algo en el interior de nosotros que se mueve inquieto, perturbador, en alerta. Por eso hay que aprender a vivir en uno mismo. Y estar en alerta en cada estremecimiento del alma. Debemos aprender también que el inconsciente es parte importante de la conciencia, que la nutre de cosas y hechos que provienen del origen del ser. Y es que el inconsciente es el lugar invisible, intangible, inefable, que realmente contiene todo lo creado de manera original, todo lo fantástico que es de dónde venimos. Y en ese torbellino intocable, espiritual o fantasmal, se sustenta un sinnúmero de sentimientos, y cada uno de ellos tiene su imagen, su sorpresa y su impulso propio.

José Lezama Lima en la biblioteca de su casa. CiberCuba.

Todo ello lo sentimos como una corazonada, una intuición, una brisa repentina que nos recorre por dentro, y palpita el corazón. Y el susto que salta viene a ser porque algo o alguien nos asegura que no hay que temerle a la muerte. La muerte solo es un cambio de vida; es el cambio que nos transforma en otro personaje, en otro ser, nunca distinto del ser. Después, tarde o temprano, sabremos que es alguien, más allá de mí, pero siempre conmigo, aquel que crea el soplo que me transfigura interiormente.

Es como cuando José Lezama Lima escribió aquellos versos de “El pabellón del vacío” que se grabaron en el espacio de la Isla. De ahí tomo un fragmento:

No espero a nadie/ e insisto en que alguien tiene que llegar./ De pronto, con la uña/ trazo un pequeño hueco en la mesa./ Ya tengo el tokonoma, el vacío,/ la compañía insuperable,/ la conversación en una esquina de Alejandría./ Estoy con él en una ronda/ de patinadores por el Prado.

Nota:

* La luz que viene del Sol es luz también que surgió de la Creación. El Sol, como todos los astros, procede del primer estallido, o sea, del big bang, y detrás de la Gran Explosión debió encontrarse la Conciencia Universal.

 

 

 

 

©Manuel Gayol Mecías. All Rights Reserved

 

** En mi libro anterior de Las vibraciones de la luz (Ficciones divinas y profanas). Intuiciones II (Miami, Palabra Abierta Ediciones/Neo Club Ediciones, 2016) hablo de que la luz es movimiento físico y movimiento espiritual, como afirmaba Plotino: “Físico, en tanto la luz ilumina la materia para hacerla visible y de este modo crearla; y espiritual, en tanto esa luz, proveniente de Dios (en este caso, de la Conciencia Universal, ilumina el alma de esa materia para una reunificación de ambos segmentos del mundo: el físico y el suprasensible” (Las vibraciones de la luz…, op.cit., pp. 101-02. También puede consultarse a Ivette Fuentes de la Paz: [Tesis doctoral. Universidad de Salamanca. Facultad de Filología. Departamento de Literatura Española e Hispanoamericana]. Noche insular, jardines invisibles, cap. 1; inédita).

En el caso de los seres en este mundo, independientemente de la luz que viene del Sol, también está la luz que nosotros proyectamos desde nuestra conciencia, y con ella le otorgamos forma a la energía exterior. Esta luz estabiliza las vibraciones y las estructura, dándole asimismo una función química a todo lo que toca. En lo que se refiere a la luz que viene del Sol, o de cualquier otro astro incandescente, lo que esta realiza es reactivar las vibraciones de las cuerdas en los seres y las cosas de este mundo, así como en toda la flora. Es colocar ante nosotros la energía inicial que recibimos y que nos envía la Conciencia Universal mediante el cosmos. Por su parte, la luz que sale de nuestras mentes es la que anima y organiza todo en el entorno nuestro. Pero hay que añadir algo más, muy importante, y es que, en esencia, la luz exterior, esa que viene de la Conciencia Universal como función del Sol, además de situar toda la energía en nosotros y en derredor nuestro, crea asimismo esa manera de ser subjetiva, imaginaria e intangible que tiene la conciencia individual humana; también lo hace en algunos animales no humanos, cuyos cerebros se han desarrollado un poco más que otros. Y, por último, la energía luminosa que sale de nuestras mentes es la misma que nos llega de la Conciencia Universal. A partir de nosotros, la luz de ámbar —como conciencia individual— crea un mundo de formas con esa energía que nos rodea. Y las formas las da nuestra propia conciencia. Donde no haya conciencia individual humana ni conciencia animal no humana solo habrá energía vibrante, invisible e intangible.

 

About the Author

Manuel Gayol Mecías is the Director and Editor of Palabra Abierta (“Open Word”; mu.gayol3@gmail.com), and a Cuban writer and newspaper man. He was a Senior Researcher in the Literature Investigation Center of the Casa de las Américas (Havana, 1979-1989), and was a member of the editorial board of Vivarium magazine, a review published under the tutelage of the Archidiosis of Havana. He has published innumerable critic essays, short stories, novels and poetry in many Cuban and foreign literary reviews and newspapers, and has been the recipient of various prizes in literature, among them the Short Story National Prize of the Union of Writers and Artists of Cuba (UNEAC), 1992, and the Enrique Labrador Ruiz International Short Story Prize of the Círculo de Cultura Panamericano (Pan-American Circle of Culture) of New York, 2004. He worked as editor of Contact Review, from 1994 to 1996. He worked at La Opinión Spanish Newspaper as Editor and Copyeditor (1998 to 2014). At present, he is one of the founders of the Club del Pensamiento Crítico at the Huntington Park Public Library. He is a member of Cuban History Academy in Exile, and a member of Cuban Pen Club in Exile, too, and vice president of Vista Larga Foundation. Published works include "Retable of the Fable" (Poems, Editorial Letras Cubanas, 1989); "Multiple Appraisal of Andre’s Bello" (Compilation, Editorial Casa de las Américas, 1989); "The Jaguar is an Amber Dream" (Short stories, Provincial Center of the Havana Book Editorial, 1990); "Return of the Doubt" (Poems, Vivarium Editions, Archiepiscopal Center of Studies, Havana, 1995); "The Night of the Great Goth" (Short stories, Neo Club Editions, Miami, 2011); "Eyes of Red Goth" (Novel, Neo Club Editions, Miami, 2012); "Marja and the Eye of the Maker" (Novel, Neo Club Editions, Miami, 2013); "Inverse Trip towards the Reign of the Imagery" (Essays, Neo Club Editions, Miami, 2014) and "The Fire’s Artifice" (Short stories, Neo Club Editions, Miami, 2014); "Coincidencias de un editor (o el exorcismo de Joel Merlín)" (Novel, Palabra Abierta/Neo Club Ediciones, Eastvale/Miami, 2015); "La penumbra de Dios (De la Creación, la Libertad y las Revelaciones)" (Essays, Palabra Abierta/Neo Club Ediciones, Eastvale/Miami, 2015); "Las vibraciones de la luz (Ficciones divinas y profanas). Intuiciones II" (Essays, Palabra Abierta Ediciones/ Alexandria Library Publishing House, Eastvale/Miami, 2016).

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