Literatura. Política. Crítica.
Roberto Álvarez Quiñones.
Es común escuchar que no es edificante lamentarse de algo que pudo ser y no fue, que se desvaneció en el éter. Que lo que hay que hacer es pensar positivo y seguir luchando para seguir adelante, etc.
Eso en general es cierto, pero en el caso del pueblo cubano hay que hacer una excepción. Resulta muy valioso imaginarnos cómo sería hoy Cuba de no haber sido destrozada y detenida en el tiempo por dos hermanos odiadores del pueblo cubano, pues ese ejercicio onírico revela, diría que brutalmente, el crimen de lesa humanidad cometido por los dos misántropos de apellido Castro, y sus cómplices.
Por eso, y como soñar no puede ser impedido por Raúl “El Cruel”, al iniciarse ahora nada menos que el año 66 de la peor dictadura habida nunca en América, los invito a lanzar al vuelo la imaginación y visualizar, como si observáramos un holograma, lo que podría ser hoy Cuba sin los 65 años de peste castrista.
Como vimos en el artículo anterior, al hacer Fidel Castro (no combatió en los dos años de guerra antibatistiana) su entrada triunfal en La Habana, en enero de 1959, Cuba vivía el mayor boom económico de toda su historia. Avanzaba con un paso firme que la estaba acercando al Primer Mundo.
En este jugar a Morfeo con los ojos abiertos comenzaré con lo que pienso es el más masivo de los deseos del cubano de a pie: No más hambre. No más falta de medicamentos y de pésima atención médica. No colas interminables. No más falta de transporte. No más escasez angustiosa de todo. No más PCC, UJC, ni una CTC antiobrera y patronal. No más diario Granma, ni CDR, ni FMC, ni ANAP, ni Mesa Redonda en la TV. No más esbirros, chivatos, tropas especiales y brigadas de Respuesta Rápida. No más mítines de repudio, ni propaganda mentirosa, enajenante. No más presos políticos, ni palizas en la calle por motivos políticos. No más cartilla de racionamiento. No más falta de libertades y derechos ciudadanos.
La economía cubana estaría casi ensamblada con la de EE. UU.
Y ya limpio el camino, sigue lo demás. Suponiendo conservadoramente inversiones extranjeras y cubanas por $350,000 millones de dólares en estos 65 años, Cuba estaría hoy ya muy cerca del Primer Mundo, o tal vez ya dentro.
Digo conservadoramente en las inversiones porque podrían ser superiores. Y me baso en la lógica. En 1958, el Producto Interno Bruto (PIB) de Chile y de Cuba era aproximadamente del mismo tamaño, Pues bien, solo en 2022 ese país sudamericano recibió inversiones directas extranjeras por un total de $20,212 millones de dólares.
Por razones geográficas la economía cubana en la práctica estaría ensamblada con la del vecino gigante estadounidense mediante acuerdos de integración comercio-industrial posiblemente más abarcadores que el actual T-MEC entre EE. UU., México y Canadá.
Cuba aprovecharía la cercanía a la mayor potencia económica
Estar físicamente tan cerca de la mayor potencia económica mundial es una privilegiada ventaja de Cuba, como la tienen Canadá y México. Hoy habría tal trasiego económico, comercial, turístico y tecnológico entre la gran potencia mundial y la isla, que tal vez estaría ya construido un puente flotante, o sólido, entre Cayo Hueso y algún punto cercano a La Habana.
Las exportaciones cubanas de bienes y de servicios de verdad (no de esclavos de blanca) hoy podrían andar por los $80,000 millones de dólares, 38 veces los $2,100 millones de 2022. Chile el año pasado exportó bienes y servicios por valor de $97,000 millones de dólares.
Casi con toda seguridad Cuba hoy superaría a República Dominicana como segundo mayor polo turístico de América Latina, luego de México (38 millones de visitantes en 2022), con unos 18 o 19 millones de turistas anuales, o más, que aportarían unos $20,000 millones de dólares. En 2022 a Dominicana viajaron algo más de 10 millones de vacacionistas, que aportaron a esa economía $11,000 millones de dólares.
El doble de turistas que en Dominicana y 5 veces más que Brasil
Cuba, con el doble de tamaño y más playas que su vecina, podría duplicar al turismo dominicano, cuadruplicar los 4.3 millones de visitantes recibidos en Colombia, el tercer mayor receptor de turistas en Latinoamérica, y quintuplicar los 3.6 millones de turistas en Brasil, y multiplicar por 7 el turismo de Costa Rica (2.4 millones de visitantes) y Uruguay (2.3 millones) en 2022, según la Organización Mundial del Turismo. Y podría triplicar el número de vacacionistas en las Bahamas.
En las playas cubanas habría resorts tan espectaculares como los de Florida, México, República Dominicana o Bahamas. Habría grandes terminales de cruceros, aeropuertos modernos, autopistas, trenes rápidos a lo largo de toda la isla. La Habana tendría un megapuerto de categoría mundial en el Mariel, como centro neurálgico de transporte y transbordo mercante entre Sudamérica y Centroamérica con Norteamérica.
Más de 17 millones de cubanos sin éxodo de capital humano
Sin “revolución” Cuba no habría perdido tanto capital humano y know how. Estarían en la isla varios millones de cubanos más, entre los que han emigrado, sus hijos y nietos. No tenían por qué haberse ido de su país natal, que antes de 1959 era un imán para atraer inmigrantes desde todas partes del mundo. En total atrajo a unos dos millones de inmigrantes desde 1902.
En diciembre de 1958 el Ministerio de Estado (Relaciones Exteriores) batistiano tenía pendiente de aprobación la solicitud de 12,000 italianos que con dictadura y todo querían emigrar a Cuba.
La isla tendría hoy unos 17 millones de habitantes (Chile tenía en 1958 aproximadamente la misma población que Cuba y hoy tiene 19.5 millones de habitantes). La fuerza laboral contaría con cuatro o cinco millones más de cubanos produciendo eficientemente, y consumiendo. El PIB podría ser al menos seis, o siete veces superior al actual, con un per cápita de los más altos de Latinoamérica, y no el más bajo, como hoy, si se excluye a Haití.
La Habana, el Hong Kong del Caribe, y con su “magia” seductora
Si La Habana en los años 50 ya era un centro financiero de envergadura, hoy con más razón podría ser el Hong Kong o el Singapur del Caribe y Centroamérica. Tan importante, o más, que el de otras grandes capitales de Latinoamérica. La Bolsa de Valores, cuyo edificio frente al Malecón quedó sin terminar en 1958 y fue convertido luego en el Hospital Ameijeiras, sería una de las más importantes de la región.
La capital cubana, que hoy suelta los pedazos, oscura, triste, y apestosa, sería hoy la fabulosa ciudad de los años pre-peste castrista, con su “magia” seductora, su célebre vida nocturna, su belleza singular. Con modernas tiendas y “malls”, empinados rascacielos, anchas avenidas y líneas férreas por sobre la ciudad, extendida ya hacia el Oeste más allá de Santa Fe, y hacia el Este por la costa Norte con cientos de edificios nuevos y hoteles hasta las inmediaciones de Playa Jibacoa, a 55 kilómetros del centro de La Habana.
En 65 años se habrían elegido otros 15 presidentes de la República, que sumados a los 8 anteriores (Estrada Palma, Gómez, Menocal, Zayas, Machado, el propio Batista en 1940, Grau, y Prío) serían ya 23 los presidentes cubanos electos en las urnas desde 1902.
¿Que habría pobres, crímenes, drogas? Sí, pero a quien haga esa pregunta procastrista hay que responderle que hoy con la “revolución” y su “Hombre Nuevo” en Cuba hay infinitamente más pobres, hambrientos y desamparados, y muchísima más prostitución y crímenes (en 2023 se cometieron casi 90 salvajes feminicidios), robos con violencia, y más drogas que nunca antes desde que el Adelantado Diego Velázquez se asentó en la isla en el siglo XVI.
Y basta por hoy. Según Calderón de la Barca “los sueños, sueños son”. Es cierto, pero también lo es que muchos se hacen realidad. Ojalá en 2024 termine la pesadilla castrista y sueños como este comiencen a devenir realidad.
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