Fiel a mi propósito de dar a conocer a mis lectores, a destacadas figuras de la intelectualidad cubana, dedico este comentario a la reconocida escritora Carmen Alea Paz, residente junto a su esposo Carlos Paz, en Los Ángeles, California, desde su salida al destierro, en el año 1962.
Hablar de Carmen Alea Paz, y de su obra, me produce un gran regocijo, pues sé que estoy llevando a los que tienen la bondad de entrar en esta revista, y de leerlo, al contacto con un ser humano excepcional. Al catalogarla como tal, no me refiero sólo al trabajo periodístico que realizó en Cuba, y que recordamos a través de periódicos y revistas tales como Carteles, El Mundo, Diario de la Marina, y El País , en cuyo semanario dominical “El País Gráfico” obtuvo gran popularidad con sus “Disquisiciones Femeninas”. Al decir excepcional, voy más allá de la cultura obtenida en las cátedras universitarias por ella frecuentadas, me refiero a ese sentido de profunda humanidad al que nos lleva el contacto y enfrentamiento con la vida misma. Por eso la obra de Alea Paz, tanto la poética como la narrativa, lleva -además de la indispensable corrección del lenguaje-, una singular inspiración y una acendrada calidad humana.
Labios sellados (2001)
Avalada por el Premio Internacional de Novela Inédita “Alberto Gutiérrez de la Solana”, que patrocina el Círculo de Cultura Panamericano, se publica en Los Ángeles, California, la novela Labios Sellados, de la reconocida escritora cubana, Carmen Alea Paz. Preceden esta entrega, El caracol y el tiempo (poesía, 1992), El veranito de María Isabel y cuentos para insomnes rebeldes (narrativa 1996).
Carmen Alea Paz recrea en Labios Sellados la vida de la comunidad de exiliados cubanos localizados en diversas ciudades del condado de Los Ángeles, en la década del 60. Tanto sus protagonistas: Evelio, Mariana y Vicky, como el resto de los componentes de la trama, llegan a este país en busca de la libertad perdida. Ya en los Estados Unidos, luchan denodadamente por recuperar, además de la libertad, una posición económica que les permita vivir con dignidad. Este deseo de superación, que los conduce a realizar extensas jornadas de trabajo, no venía solo sino acompañados de complejos, conflictos y profundos sentimientos de desarraigo y nostalgia, que en medio de un entorno ajeno afloran con más fuerza, para desarrollarse y culminar en finales no siempre halagüeños.
Con gran destreza la autora pinta la realidad, que se hace patente tanto en el choque entre dos culturas diferentes en idioma e idiosincrasia, como en el enfrentamiento entre las generaciones de padres e hijos, lo cual crea entre ellos un abismo, en ocasiones, insalvable. La lucha por el bienestar, la felicidad; las frustraciones -producto de los obstáculos con los que a diario se enfrentan- y los fallidos intentos por derrocar al régimen de Castro, agudizan la nostalgia por la ausencia de la tierra y la familia lejana, y desarrollan en muchas personas, conflictos psicológicos que, ocultos en la sociedad cubana, salían a la luz al contacto con un medio diferente. Con inigualable agudeza la autora los analiza y, a través de la descripción de los caracteres y el desarrollo de diálogos escritos con incisivo lenguaje, nos enfrenta, mano a mano, con la dura realidad vivida por los protagonistas, enfocados, siempre, con hondo sentido humano El desenlace de esta novela nos lleva a comprender cuán dañinas pueden ser, en muchos casos, ciertas costumbres características de sociedades tradicionales como la nuestra. Cuánto de felicidad se pierde, por ejemplo, en un ambiente en el cual el machismo y el “qué dirán” están por encima de la justicia, la comprensión y los derechos humanos de la mujer. Nos alerta del peligro, que puede acarrear el cambio brusco a otro medio, en el que no se considere un pecado liberarse de la opresión y desarrollar una conducta acorde con los sentimientos, y demuestra que estos cambios pueden suceder sin que la mujer tenga, necesariamente, que prostituirse para hacer valer sus derechos y obtener la ansiada libertad.
En esta obra, Alea Paz nos alerta sobre la necesidad de mantener la comunicación entre los miembros componentes de la pareja, ya que la infelicidad es un producto de la incomprensión a la que se llega por los tenebrosos caminos del silencio.
En Labios Sellados encontrará el lector, además de la distracción, que la lectura de toda historia puede producir, una obra que por la fuerza de su argumento, frecuencia y carácter hondamente humano nos conduce, necesariamente, a la reflexión.
Casino azul (2004)
Nuevamente, la pujante voz de la novelista cubana Carmen Alea Paz, se hace sentir con su más reciente novela, Casino Azul. En ella nos ofrece, con su acostumbrada intuición, reconocido humanismo y excelente narrativa, una historia de amor ubicada en La Habana de los años 50 y principios de la del 60.
El relato amoroso, tema central de Casino Azul, nos presenta la acerba lucha entre la pasión y el amor, la carne y el espíritu, devenidos tragedia. Sus protagonistas: Alba Vidal, mujer de un solo hombre, capaz de amar más allá de sí misma, y Raymundo Mendoza, hombre de muchas mujeres, que sólo veía en Alba a la hembra capaz de satisfacer sus apetencias carnales y su envilecido ego. Alba era la amante perfecta: bella, atractiva, tierna, obediente, leal, refinada, a quien podía exhibir como objeto de lujo y que, al mismo tiempo, lograría abrirle, como nos dice la autora: “Nuevas vías en el campo de los negocios y contribuir al aumento de su poder y su dinero”.
A través del desarrollo de la trama, Carmen Alea, testigo de la época, refleja con pulcritud los cambios sociales de una Habana, que en medio de su cotidianeidad, luchaba por sacudirse el polvo de rígidas tradiciones, y en la que la mujer cubana, ansiosa de cambios, se desperezaba tratando de marcar su paso, y alcanzar el reconocimiento de sus capacidades y de su derecho a obtener el lugar, que en la sociedad le correspondía.Todo esto, dentro de un escenario cambiante y abrupto.
Elemento importante a considerar en el desenvolvimiento de esta historia es la influencia del medio en la conducta del ser humano. Sabemos que el hombre no es un ente aislado y que su proceder es producto de la interacción entre sus capacidades innatas y el medio que lo rodea. Familia, comunidad, religión y ambiente social y político actúan, para moldear su carácter y determinar su lugar en la vida. La literatura castellana está colmada de obras literarias en las que esta verdad se pone de manifiesto. Baste recordar La Casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca. ¿A quién podría culparse del infortunio de Bernarda y de sus hijas, si no al oscurantismo de la época?; ¿aquella sociedad, que dominada por severas tradiciones y costumbres, ignoraba los complejos psicológicos, que las frustraciones y la infelicidad son capaces de acarrear al ser humano?. En esta como en aquella historia, podemos constatar la influencia del medio en la con-ducta de los seres humanos envueltos, principalmente en Alba, en la que crea estados mentales muy difíciles de superar por sí misma. La autora nos lo demuestra poniendo en la voz de la protagonista, en sus secretas introspecciones, la vida de los amantes, anticipando el final.
Desde su primer pálpito en el vientre materno, la vida de Alba estuvo condicionada por el adverso destino de su madre. Hija ilegítima, crece en la pobreza, extrañando la presencia paterna. Sin tiempo para sueños ni metas, pero con un alto sentido del deber, se convierte en provee-dora de toda su familia, sin alcanzar el reconocimiento, la comprensión ni el cariño que anhelaba de su progenitora. Si el ambiente hogareño no le fue propicio, tampoco lo fue el medio social. En aquella época ser mujer pobre y hermosa, significaba tener que defenderse con uñas y dientes de todos los que, a cambio de un empleo, exigían favores. Si a este ambiente social, sumamos la inestabilidad política de los últimos años del batistato y comienzos del castro-comunismo, tendremos el espectro del medio en el cual nuestra protagonista se debate. Alba amó abnegadamente y sin reclamos, esperando en la sombra un rayo de luz. A través de sus secretas confidencias, descubrimos la madeja de amarguras, inseguridades y frustraciones que tejieron su infancia y adolescencia, reduciendo a ínfimos niveles su autoestima. El sufrimiento que provocaba en ella su papel de amante, la contradictoria actitud de su madre, la crueldad de la envidia y la male-dicencia pero, sobre todo, los juicios de su propia conciencia convertida en su más encarnizado fiscal. ¡Qué diferente hubiera sido su vida en los tiempos que corren! En una sociedad como la de hoy, más abierta y más humana, otros hubieran sido los términos y, por supuesto, otros los re-sultados. Rey, por su parte, fue también, un producto de su época. Como hombre al fin, gozaba del reconocimiento de todos los derechos, no se le acusaba de ningún pecado, teniendo asegurados con su porte, bolsa y labia, los elementos necesarios, para disponer del corazón de una mujer sin comprometer el suyo.
No podríamos pasar por alto la influencia que la salida al exilio, debido a la implantación del comunismo en Cuba, tuvo para los personajes de la historia. Como elemento propiciador de nuevos factores negativos, contribuyó a enrarecer el medio y a agudizar la crisis en que se deba-tía nuestra protagonista. Los cubanos conocemos lo que es la vida de un exiliado. Aplastados por las injusticias y por una inmensa tristeza, nos vemos obligados a comenzar una nueva vida en otra sociedad que, aunque nos reciba con los brazos abiertos, es, por su idiosincrasia, diferente a la nuestra. Nos sentimos solos, desposeídos, sin otro aliento que los recuerdos, en un incesante girar entre sueños y pesadillas. Se triunfa muchas veces, pero aún así, llevamos el alma abanderada y la mirada fija en el horizonte. El exilio con su secuela de traumas abrió para Alba Vidal las puertas de la más absoluta desesperanza.
Poner en la voz de la protagonista el relato de la historia permite a la autora cumplir diversos objetivos: Dar a la narración el dramatismo requerido; desarrollar a un tiempo la vida de los protagonistas, señalando su contrastante posición frente al amor (lucha entre la carne y el espiritu), señaladas al principio, y expresar su opinión y sus reclamos ante una sociedad, crecida a la sombra de la moral y el poder masculinos; una sociedad, que con el avance de los tiempos, requería el reconocimiento de los derechos de la mujer, así como su integración a la vida total del país.
Casino Azul es una obra de peso, que a través de un drama profundamente humano, enfrenta al lector con una verdad absoluta: La necesidad de buscar la igualdad entre el hombre y la mujer, así como el balance entre el hombre y su medio, si se quiere lograr una sociedad equitativa y feliz.
© Herminia D. Ibaceta. Todos los derechos reservados.
2 Comments on "Carmen Alea Paz y sus novelas “Labios sellados” y “Casino azul”"
Envidio tu capacidad para publicar maravilloso artículo sobre palabrabierta.com simplemente quería decir que me gusta esto! deseo suerte
¡Buenos días! Este mensaje no se podría escribir nada mejor! Leyendo este post me recuerda a mi compañero de habitación buena edad! Él siempre se mantiene hablando sobre esto. Yo transmita la presente escritura a él. Bastante seguro de que tendrá una buena lectura. Muchas gracias por compartirlo en palabrabierta.com!