Literatura. Crónica.
Por Mario Blanco.
Para aquellos que nos gusta escribir, como magos, de cualquier evento sacamos el hilo de una historia o un artículo, tal como ellos sacan una paloma o un conejo. Un gran amigo amante de las previsiones del futuro, en un reciente correo que me envía me dio pie a este. Sí, las previsiones del futuro son de extrema importancia en todos los órdenes, sociales, políticos, económicos y científicos, y es un aspecto que también me ha gustado analizar y proyectarme, y diría más, ponerlo en juego, como cuando decidí abandonar mi país previendo que aquello sería cada vez peor y el futuro de mi familia estaba en juego, y sí, me fui, luego saqué a mi familia, la cual aquí en Canadá ha tenido un presente mucho mejor, y cuando entonces observo lo que preví, y gracias a Dios y a la naturaleza no me equivoqué, siento un gran alivio.
El mundo, en general, se guía por las previsiones, tanto los países como la personas. El problema radica en olfatear bien el futuro para no equivocarnos y tomar decisiones inoportunas o fallidas. ¿Y entonces? ¿Hay que ir a la universidad para ello o tomar cursos online y así estar preparados y triunfar? Humm, es más que eso y menos también, e incluso al más sabio o previsor le surgen variantes inesperadas que lo hacen trastabillar. Pero los ejemplos siempre dicen más que las palabras, ¿quién pudo pronosticar con certeza que a finales del 2019 surgiría esta pandemia? Y no es el caso de presuponer múltiples variantes posibles porque con el actuar del ser humano hoy en día todo es admisible, y es como si dijera yo ahora que la próxima tercera guerra mundial ya está aquí y, desde luego, quiero equivocarme, pero es posible viendo el actuar de Rusia, la OTAN, China, Irán y Corea del Norte. No obstante, la cosa no es solo precisar el evento, sino el momento. Volviendo al ejemplo, hoy podemos hacer constar cómo la pandemia nos ha vuelto la vida al revés, y cuando hace dos días vi la previsión de la corporación farmacéutica Pfizer, de que la pandemia puede durar hasta el 2024, la angustia penetra en mi alma ya herida.
No obstante, y aunque algunas veces el mundo no haya sido capaz de precisar el momento de algo trascendental, no nos fijemos solo en nuestros desaciertos y sí en todo lo que se ha logrado previniendo nuestro futuro. Por eso le aplaudo a mi amigo que siga persistiendo en sus elucubraciones, y aunque una de ellas fue que la dictadura cubana cuando cumplió 60 años de existencia me dijo que cumpliría otros 60 más, yo sé la rebatí y lo sigo haciendo, sin embargo, no debo guiarme por el número, sino por la intención de que duraría todavía un tiempo más, y que su disolución no estaba cercana y en eso tiene razón.
Así que sigamos pensando en el futuro, aunque con los pies puestos sobre la tierra, y vivamos intensamente nuestras vidas, porque a veces nos sorprenden variantes inesperadas que, repito, nos viran la vida al revés.
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