Un café con Silvia Pinal

Literatura. Crónica. Crítica.
Por Tenchy Caimares.

Silvia Pinal. Tomada de Picryl. Public domain.

Por estos días, luego del fallecimiento de la gran Silvia Pinal, he recordado la enorme suerte que tuve de entrevistarla para el diario “Tribuna de La Habana” y conversar un buen rato con ella mientras nos tomábamos un café, a lo que gentilmente me invitó.

Ocurrió en la capital cubana en diciembre de 1982, durante el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, apenas dos meses después de la trágica muerte de su hija Viridiana Alatriste, en un accidente automovilístico.

Como era lógico, lo primero fue comentarme su profundo pesar por esa pérdida tan traumática, que la dejó marcada emocionalmente, no en su físico, sino en su corazón.

Silvia no estaba concediendo entrevistas, pero tuve el privilegio de que aceptara la mía, quizás porque yo representaba al ICAIC (la industria cubana del cine) y ella fue siempre una invitada especial al Festival de cine mencionado.

Silvia estaba en el lobby de “La Maison” de Miramar (tienda exclusiva de joyería, ropa, restaurante y cafetería), admirando unas joyas que acababa de comprar al famoso artesano Castillo. Vestía un maxi-vestido elegantísimo que confirmaba por qué siempre llenó la gran pantalla con su belleza y un glamour que estaba en sus genes.

Silvia Pinal en el filme “Viridiana”, de Luis Buñuel. Tomada de Picryl. Public domain.

Como crítico de cine considero que Silvia Pinal era, y sigue siendo, la figura femenina número uno del cine mexicano, por encima de la gran María Félix y de Dolores del Río, pues en la filmografía de la Pinal hay títulos de puro cine de arte, como “Viridiana”, “El Ángel Exterminador”, o “Simón del Desierto”, que quedaron para siempre en la historia del cine, y nada menos que de la mano de un genio, Luis Buñuel, considerado por muchos críticos de cine, historiadores y directores como uno de los cineastas más grandes e influyentes de todos los tiempos.

Si bien “La Doña” fue un “animal cinematográfico” que llenó pantallas y tabloides de todo el mundo durante décadas, sus películas no clasificaban precisamente en el rango de arte cinematográfico, sino del cine, digamos, popular.

Y hay algo más que separa a estas dos grandes divas del cine, la altanería y el desmedido ego de María Bonita, algo que Silvia Pinal no tenía, pues no lo necesitaba. Ella era como la reina indiscutible del “saber estar”. Y su glamour, innato, no necesitaba anunciarse a voces, existía, se percibía, y era suficiente.

Por supuesto, conversamos sobre “Viridiana”, su mejor película, que además significó el regreso a España de Buñuel, después de su exilio en México. Gustavo Alatriste, productor de dicho filme y esposo de Silvia por entonces, le dio al cineasta aragonés un abultado presupuesto.

El resultado fue una obra imperecedera, a la altura. “Viridiana” es hoy no solo cita obligada en la historia del cine, sino un perfil magistral de la mujer de habla hispana. El filme encarna toda una época.

Enrique Rambal, Augusto Benedico, Luis Beristáin, Enrique García Álvarez, Patricia Morán y Silvia Pinal en “El Ángel Exterminador” (1962). Tomada de PICRYL – Public domain.

Pero no todo era perfecto. Los agentes de la seguridad del Estado (policía política del régimen castrista), con sus típicas guayaberas inconfundibles que los identificaban al instante, monitoreaban sin demasiado disimulo, con mirada fija, todo lo que hacíamos los cubanos cuando hablábamos con extranjeros. Y nosotras no fuimos la excepción. Peor aún, al reconocer a Silvia Pinal se esmeraron en su “trabajo” de escudriñar visualmente nuestra conversación. No obstante, burlamos aquel sordo asedio político, y Silvia posó con sus joyas adquiridas hacía unos minutos.

Al hablarme de sus recuerdos de Cuba me dijo que una película realizada en la isla, “Un extraño en la escalera”, coproducción cubano-mexicana, con el gran Arturo de Córdova, fue realmente su verdadero lanzamiento como estrella de cine.

Y así platicamos, como se dice en México, aquella tarde inolvidable de todo un poco. De sus hijas, de lo simpática que es Alejandra Guzmán y de sus ocurrencias, de los nuevos diseños de joyería en plata machacada, que tanto le gustaban.

Aunque no le agradaba hablar del futuro, me confió que había un proyecto con el cineasta mexicano Humberto Hermosillo para un filme inspirado en un tema de Gabriel García Márquez.

Más que una entrevista, aquella conversación fue para mí un “tú a tú” con un ícono de la cultura mexicana y universal, la eterna Silvia Pinal.

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About the Author

Tenchy Caymares (Cuba), autora de este artículo, es escritora y productora de televisión, también con una amplia experiencia en cine. Ha publicado en revistas y periódicos. Radica en el sur de California. Asimismo fue experta en publicidad, en Cuba.

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