Somos aves de paso

Written by on 04/05/2022 in Cronica, Literatura - No comments
Literatura. Crónica.
Por Mario Blanco.

Cortesía del autor.

A menudo observamos las aves migratorias pasar y no nos identificamos lo suficiente con esa acción que a la larga nos impone sus reglas, estamos de paso por este mundo.

Hace unos días un amigo me envió la imagen de un anciano marchando con su equipo para andar, frente a la de un niño, casi un bebé, con su andador, y en el texto el viejo le dice al bebé: “parece una eternidad, pero es un viaje corto, disfrútalo”. Cuanta enseñanza y sabiduría en esa breve frase. Hoy hice un escrito sobre el 25 aniversario de mi salida de Cuba, y en aras de ser conciso y directo dejo o huelgan muchas emociones, incluso y en específico, las de aquel día y los próximos 28 más que acontecieron hasta por fin llegar a mi destino, aquí en Montreal, el 11 de mayo. Entonces retrospectivamente miro por etapas mi vida como si estuviese de paso en cada uno de esos lugares, donde uno deja sus huellas,  unas más nítidas que otras, me refiero a mis primeros 20 años en mi ciudad natal, Santiago de Cuba, luego un año en Ciudad de La Habana en la preparatoria para estudiar en el extranjero, seguidamente los siete años en Polonia, de regreso,  otros casi veinte años en mi país, pero en Ciudad de La Habana, hasta ese día como hoy que volví a tomar vuelo, hace ya 25 años con destino a Montreal, Canadá, pero de paso estuve en Gdansk , Polonia casi un mes.

Aquel vuelo duró creo nueve horas desde La Habana a Moscú, y nunca pensé tanto sobre mi vida pasada y la posible futura, no hubo un segundo para el sueño, demasiadas cartas estaban en juego. Generalmente la emigración en nuestros tiempos es definitiva, podrá volverse de visita quizás, pero la capacidad del hombre de echar nuevas raíces en otros terrenos ha sido demostrada por siglos, y más aun, se ve en nuestros hijos, que jóvenes aun su capacidad de adaptación es mayor, es como si perdieras la piel y te cubrieras con otra que va naciendo en tu cuerpo y mente paulatinamente hazte que la haces tuya. El mundo se ha ido universalizando paulatinamente, aquí en Montreal vemos personas de todos los continentes, o sea que hay otros que se han transformado mucho más que nosotros que permanecemos aun en nuestra América.

Pero es que mis seis nietos, esas criaturitas adorables, nacieron aquí, esta es su tierra y es probable un día vayan de visita o por curiosidad a los terruños donde nacieron sus padres y abuelos, así como trato yo de hacerlo ahora yendo a España, solo por el olfato de la sangre que me guía pues ni siquiera conocí a los abuelos, pero la sangre llama al lobo que llevamos dentro, como en el “Llamado de la Selva”.

Algunos se desenraizan por completo, sobre todo cuando en la tierra donde naciste sigue la miseria económica y política, pero la mayoría, aves de paso al fin, olfateamos la atmósfera y deseamos sentir aquellos olores primarios que nos dieron vida, en mi caso, sentir en la piel el calor ardiente de nuestro sol oriental y escuchar el gracejo de nuestra lengua en los oídos, como murmullos de madre que nos apapacha, como dicen los mejicanos, aplicando el término náhuatl, que significa, acariciar con el alma.

 

 

 

 

 

 

©Mario Blanco. All Rights Reserved.

About the Author

Mario L. Blanco Blanco, Santiago de Cuba, 1949. Ingeniero naval. Estudió en la Politécnica de Gdansk, Polonia. Trabajó durante algunos años en el Mitrans, organismo central en la dirección de inversiones. Durante el período del 1986 al 1989 se desempeñó como Presidente del Poder Popular del municipio Plaza de la revolución en Ciudad de la Habana. Trabajó luego en el sector marítimo de la Pesca. Fue director de la empresa de Tintorerías y Lavanderías de Ciudad de la Habana. Reside en Montreal, Canadá, desde 1997.

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