Socialismo y diversidad no han marchado a la par

Literatura. Política. Crónica.
Por Mario Blanco.

Cuba. Comunismo. Desastre de la economía. Flickr.

El mal escondido en la palabra o concepto socialista, es difícil de dilucidar, de comprender su aplicación, al menos y hasta ahora en los ensayos que determinadas sociedades lo han experimentado. El término sociable, social, no solo suena agradable al oído, sino que el ser humano lo extrapola a algo justo y que beneficiaría a todos, ¿entonces, cómo oponerse?, al contrario, es una palabra   que subyuga, pues indica el beneficio por igual para toda una sociedad.

La humanidad no quiere hambrunas, enfermedades contagiosas, ni guerras atómicas que puedan acabar con todos, en eso estamos de acuerdo, porque no entonces crear una sociedad donde todos seamos felices, y tengamos lo que necesitemos, y por ello de cada cual también exigir su aporte. OJO, ya ahí surgen las diferencias y problemas con esas ideas utópicas, que nos parecen justas, PERO, olvidan el factor diversidad. Si, lamentablemente no somos iguales en el concepto general: no somos iguales en raza, morfología, idioma, cultura, siquis, y un millón de aspectos más. Por lo tanto, la igualdad, aunque nos duela, es un espejismo para una gran cantidad de conceptos, para algunos estadios sí, pero al generalizar erramos. Hoy ando filosofando al amanecer, el otoño comienza.

Es en el campo político donde más se frecuenta el concepto socialista. Algunos lo enfocan de otra manera, como socialdemocracia, y eso suena mejor, pero lo principal no es el término, sino su contenido. La mayor fuerza la ha tenido la conceptualización del socialismo vía comunismo, y ese camino ha sido un fracaso, ejemplificado en la anterior Unión Soviética y los países europeos del Bloque Socialista. Hay aun unas relativas vertientes socialistas como la china, vietnamita, coreana del norte  y cubana, que aún prevalecen, pero con la imposición de esa doctrina sobre una gran parte de la población que quiere diversidad, entonces la idea de justicia tiembla, y el concepto de felicidad es muy restringido. ¿Dónde  está la verdad y el camino correcto? En mi opinión en nada completamente nuevo, sino en seguir enmendando y perfeccionando lo que ya hemos creado, no sé si al final tendrá un término nuevo, lo que si sé, es que debe abarcar y respetar la diversidad a nosotros inherente, y olvidarnos de falsas utopías que solo endulzan la mente, nuestra realidad es más compleja, pero sí creo que alcanzable.

 

 

 

 

 

 

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About the Author

Mario L. Blanco Blanco, Santiago de Cuba, 1949. Ingeniero naval. Estudió en la Politécnica de Gdansk, Polonia. Trabajó durante algunos años en el Mitrans, organismo central en la dirección de inversiones. Durante el período del 1986 al 1989 se desempeñó como Presidente del Poder Popular del municipio Plaza de la revolución en Ciudad de la Habana. Trabajó luego en el sector marítimo de la Pesca. Fue director de la empresa de Tintorerías y Lavanderías de Ciudad de la Habana. Reside en Montreal, Canadá, desde 1997.

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