Literatura. Crónica.
Por Mario Blanco.
La pregunta del título la escuché por primera vez en los labios de mi madre, e incluso agrego la respuesta que me dio, sucederá que un día convertido ya en un hombre, formarás tu familia separado de nosotros. No es por esta cotidiana respuesta que mamá tuvo sabios valores, solo que fue de sus labios que escuché por primera vez aquella fórmula interrogativa que tantas veces después me he hecho, en parte escudriñando o vaticinando el futuro en el que ha habido respuestas de todo tipo, positivas, negativas, solo que las más complejas y difíciles están aún por llegar. Pero todavía hay más, sucedieron muchos eventos en mi vida que han sido respuestas a esta pregunta sin habérmela formulado, quizás por la dinámica, tal vez porque a veces nos llegan las respuestas antes que las preguntas.
Y sucedió que un día con unos pequeños bártulos y antes de cumplir mis veinte, emprendí la senda hacia la Europa querida separándome del grupo familiar adonde solo retorné de visita, y varios años después formé la familia que dio una de las respuestas a aquella repetitiva pregunta que mamá esbozó, ¿qué va a pasar un día? Hubo de su parte otros momentos como respuestas a aquella famosa interrogación inicial, pero la más dolorosa fue cuando nos dijo: y va a llegar un día cuando yo me vaya y ustedes deben seguir su camino, pues así es la liturgia de la vida. Y nos preparó para ello siempre con sus sabios consejos, no obstante, cuando llegó la respuesta a aquella aseveración, sobrepasó con creces el dolor al imaginado vaticinio, y aunque la famosa liturgia se ha hecho realidad, la herencia de aquella pregunta inicial continua, incluso con ribetes diversos.
Ahora soy yo quien en repetidas ocasiones me he preguntado y ya en parte respondido, pero aun en muchos casos me faltan respuestas, en específico, ¿y qué pasará un día cuando a nuestro país regrese la patria soñada por Martí, con su democracia verdadera? ¿Podré verla? Dudo, porque un amigo elocuente me dijo esto demoraría aun 60 años más. Pero hay otra pregunta similar que en lo personal me preocupa aún, y es sobre la que todavía trabajo con esmero de sastre o tesonero artesano, y es, ¿cuán preparados dejo a mis hijos para el adiós postrero? Honradamente creo ya lo están, pero no se preocupen amigos lectores, aun no pienso seriamente en ello, lo que queda por vivir quiero emplearlo bien, para cuando llegue la respuesta, a ¿qué pasará un día? Una sonrisa en mis labios sea el pasaporte al gran y largo viaje.
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