¿Qué ofrece Raúl Castro?

Written by on 09/04/2015 in Política - No comments
Política. Columna.
Por Jesús Hernández Cuéllar…

El Capitolio

Logo de Café Impresso, columna de Jesús Hernández Cuéllar

(Esta columna se publicó originalmente en ContactoMagazine (http://contactomagazine.com/) el 20 de diciembre de 2014, y se actualizó el 16 de enero y el 9 de abril de 2015, un día antes de la inauguración de la VII Cumbre de las Américas en Panamá).

El anuncio se hizo oficial en Washington y La Habana el 17 de diciembre de 2014. El acuerdo entre ambos gobiernos se logró luego de 18 meses de reuniones secretas, y ha desatado un gran debate internacional entre simpatizantes y críticos de esa decisión bilateral. Por ahora, se sabe bastante de lo que Estados Unidos puede ofrecer a Cuba. Washington ya anunció una serie de medidas, que relajan inclusive el embargo aprobado por el Congreso. Pero se sabe muy poco de lo que el régimen comunista cubano está dispuesto a conceder, a cambio de este regalo del presidente norteamericano, más allá de un intercambio de espías y la liberación de 53 prisioneros políticos. La VII Cumbre de las Américas es un buen escenario para que La Habana haga compromisos serios ante la comunidad de naciones americanas. Compromisos de libertad, democracia y respeto a los derechos humanos.

En un proceso de esta naturaleza, Cuba debe tomar en cuenta que Estados Unidos es el país más próspero y poderoso del planeta. Aun después de la Gran Recesión de 2008, su economía es más fuerte que las de Alemania, Francia y Japón juntas. Su moneda nacional, el dólar, se ha fortalecido frente al euro y el yen. La economía cubana está en ruinas. La capacidad militar de Estados Unidos no tiene paralelo en la historia de la humanidad. El presupuesto del Departamento de Defensa es de 496 mil millones de dólares en 2015. El país del norte es el precursor de casi todas las revoluciones científicas y tecnológicas de nuestra época, incluidas las de la comunicación satelital, la telefonía móvil, y la nueva economía que se desarrolla en internet. Científicos de Estados Unidos han ganado la mitad de los premios Nóbel que se conceden en Física, Química, Medicina y Economía, desde 1950. Cuba nunca ha ganado un Nóbel de nada. Entre las 400 universidades más importantes del mundo que aparecen en el Indice Thomson Reuters, la inmensa mayoría son norteamericanas. Hay solo tres latinoamericanas en los últimos puestos, y ninguna es cubana.

El general Raúl Castro, que ocupa la jefatura de Estado de su país desde la enfermedad de su hermano mayor en 2006, no debe esperar mucho más para explicar lo que está dispuesto a ofrecer a un país vecino con esas características, pero muy especialmente a los cubanos, en lo que se refiere a temas verdaderamente importantes como podría ser una necesaria apertura hacia las libertades consagradas en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU. Washington está más interesado en un compromiso de este tipo que, por ejemplo, en oportunidades económicas y de negocios en un país arruinado y sin consumidores. Por ahora, Castro sólo ha advertido que las relaciones con Estados Unidos no cambiarán el sistema político de Cuba. ¿Qué significa eso? ¿Que las libertades fundamentales seguirán ausentes? ¿Que los cubanos seguirán entrando a las cárceles por decir lo que piensan? ¿Que la respuesta a la crítica serán siempre los actos de repudio y los ataques físicos y verbales contra opositores dentro y fuera de Cuba, como los que se han visto en Panamá a sólo horas de la inauguración de la cumbre?

En Estados Unidos, muchos comparan la decisión de Obama con el viaje de Richard Nixon a China en 1972, el cual ha sido considerado el motor de arranque norteamericano hacia la industrialización capitalista del gigante asiático, que desde hace años vive bajo una dictadura comunista menos rígida y en economía de mercado. La verdad es que Nixon ha disfrutado de un crédito inmerecido en ese sentido. Hasta la muerte de Mao Zedong en septiembre de 1976, no hubo cambio alguno en China. Fue necesario esperar a que un nuevo líder, Deng Xiaoping, tomara el control del gobierno y el Partido Comunista en 1977, sin tener ningún cargo oficial, y comenzara a criticar los desastres económicos ocurridos durante el liderazgo de Mao. En ese momento, comenzaron los cambios internos, lentamente. Pero no fue hasta el famoso viaje al sur de China del Pequeño Timonel, como le llamaban a Deng, en 1992, que el líder comunista pronunció la famosa frase que abrió las puertas al capitalismo: “enriquecerse es glorioso”. Esto ocurrió casi tres años después de la desafortunada masacre de estudiantes en la Plaza de Tiananmen, en 1989, y exactamente 20 años después del viaje de Nixon. Pero 43 años después de aquella visita del presidente norteamericano, en 2015, China todavía no es un país democrático ni ha entrado al Primer Mundo, a pesar del volumen de su economía.

Desafortunadamente, el régimen cubano tiene ciertas cosas que ofrecer a Washington sin tocar el álgido punto de la democracia y las libertades públicas, inclusive más allá de liberar presos políticos. China abrió sus puertas a las grandes empresas norteamericanas, para que instalaran sus fábricas allá con mano de obra barata, y en muy breve tiempo aquel enorme país se convirtió en la mayor planta de manufactura del mundo. Su economía creció desmesuradamente, y China es hoy día uno de los países que más rápidamente está eliminando la pobreza. Todo parece indicar que los hermanos Castro, con su histórico celo por tener el control absoluto en sus manos, no harían algo igual. No se sabe. Pero hay algo que sí sabemos, si las relaciones entre Washington y La Habana no producen el disfrute de las libertades fundamentales en Cuba, y solamente se limitan al turismo, el azúcar, el ron y el tabaco, el acuerdo anunciado el 17 de diciembre de 2014 en ambos países o cualquier otro compromiso que se haga en la cumbre, se convertirían en simples espectáculos de Hollywood con luces y fanfarrias.

Después de 56 años de férrea dictadura, el general Castro sabe perfectamente lo que los líderes más serios e influyentes del planeta, esperan de La Habana.

Jesús Hernández Cuéllar

©Jesús Hernández Cuéllar. All Rights Reserved.

About the Author

Jesús Hernández Cuéllar es director y editor de Contacto Magazine. Desde 1981 ha trabajado en todo tipo de medios: agencias de prensa, diarios, radio, televisión, semanarios, internet, revistas y redes sociales. Fue redactor de la agencia EFE en Cuba, Costa Rica y Estados Unidos, así como editor metropolitano del diario La Opinión de Los Angeles, California, e instructor de periodismo de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA). Ha trabajado como periodista en las elecciones presidenciales de Estados Unidos desde la elección de Ronald Reagan en 1984.

Leave a Comment