Nostalgia, tema inacabable

Written by on 15/06/2023 in Cronica, Literatura - No comments
Literatura. Crónica.
Por Mario Blanco.

Cortesía del autor.

Ayer recibí un mensaje lleno de nostalgia de mi querida hermana Nena, no ha sido el primero ni creo sea el último, pero todo ruido de nostalgia incita a una meditación. Se quejaba ella en el mismo, del crecimiento y desarrollo de sus nietas sin poderlo ver, de la lejanía de Marqui y mía que tanto la laceraba, de otras más situaciones y pudiera de muchas más que no menciono, pero el factor “ausencia” primaba en ella. Le hice una llamada rápidamente y le rasgué unas letras como respuesta inmediata, pues bien sabía yo del momento que atravesaba. No es un hecho fortuito ni puntual en una persona la nostalgia, pero cada uno de nosotros lleva en su piel uno que otro arañazo que la vida en nuestro deambular nos hizo, y se hace difícil librarnos de ello. Pero si bien la nostalgia lleva a menudo un sabor amargo, también refleja aristas de hechos decisivos, de audacias y de pasos trascendentales en nuestras vidas. Rememoro la audacia de nuestros abuelos españoles cuando partieron de la tierra que los vio nacer y a la cual nunca más regresaron, en busca de un horizonte mejor para sus vidas, e imagino cuanta nostalgia se apoderó de sus almas. Más tarde, un siglo después, sentí en carne propia la violencia de la nostalgia al partir a estudiar a Polonia, consciente estoy que no fue solo mi nostalgia, sino la de mis familiares para conmigo, pero la siente más aquel que deja su cuna, su entorno filial, sus amigos, sus calles, su escuela, el olor de su mundo, el aire que respiró, el calor de su sol. Y otra vez en condiciones aun más difíciles veinte años después de haber regresado, nuevamente marchar y ver desde lejos cómo pasan los días sin darle un beso a los hijos creados, aquel beso que cada mañana antes de salir al trabajo depositaba en la mejilla de mis hijos y en los labios de la mujer amada. Sufrir la ausencia de mis hermanos, familiares y amigos, del bullicio de nuestra gente, de los asuntos de nuestra vida cotidiana. Sin poder sentarme a dialogar con Nena sobre nuestra familia, recordar aquella que otra anécdota, dialogar con Frandin sobre el futuro político del país, preguntarle a mis sobrinos cómo va la escuela, preguntarle a los amigos como va su familia, y otra vez no tener la salinidad y humedad cotidiana del aire que se respira, ni el calor agradable y pegajoso de nuestro clima. Sufrir casi dos años esta penuria sicológica donde la nostalgia baila una rumba agonizante y perturbadora. Sí, es muy difícil sufrir esas ausencias y además evitar el riesgo, por principios, de no suplirlas con otros contenidos que además nunca llenarían el vacío creado. Muy triste por demás comprender la necesidad de la ausencia por el bienestar del ausente, ni aun así, ceja la nostalgia su fiereza salvaje, rasga, araña, hiere, y solo el anhelo de la próxima presencia del ser querido alivia la ardentía del tajo nostálgico.

Hay nostalgias y nostalgias, hay aquellas relacionadas, por ejemplo, con la pérdida de un ser querido, que se fue en su tiempo, y entonces aunque con una pócima de tristeza, se acepta la partida o ausencia, rememorando sus pasajes alegres y educativos, sus horas amorosas, sus caricias paternales, como es, la pérdida de nuestros padres. Pero son aquellas otras nostalgias, las surgidas buscando realizar nuestros sueños en otras tierras, las que horadan al que marcha y a los que quedan. Triste realidad de la vida. Por eso cada minuto junto a los seres queridos aprovechémoslo al máximo. Por eso los esfuerzos de comunicarnos lo más frecuentemente posible, a pesar de la lejanía, es imprescindible, para que nuestros corazones mantengan su cadencia en su sístole y diástole, para que la armonía musical de nuestros pensamientos no se rompa, sea más fuerte y mantenga la unión de nuestras almas, salvando cualquier distancia física.

©Mario Blanco. All Rights Reserved.

About the Author

Mario L. Blanco Blanco, Santiago de Cuba, 1949. Ingeniero naval. Estudió en la Politécnica de Gdansk, Polonia. Trabajó durante algunos años en el Mitrans, organismo central en la dirección de inversiones. Durante el período del 1986 al 1989 se desempeñó como Presidente del Poder Popular del municipio Plaza de la revolución en Ciudad de la Habana. Trabajó luego en el sector marítimo de la Pesca. Fue director de la empresa de Tintorerías y Lavanderías de Ciudad de la Habana. Reside en Montreal, Canadá, desde 1997.

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