Literatura. Crónica.
Por Mario Blanco.
Esta frase se la oí a una famosa artista y comunicadora española en su visita al no menos célebre también programa “El Hormiguero”, que anima el brillante conductor Pablo Motos, en España. Curioso yo, al fin, busqué por internet a ver si algún ilustre pensador la había dicho, y encontré antecedentes de su uso por otros, pero ningún nombre en específico como su creador, y solo aparece también como referencia el libro de Garcia Márquez El coronel no tiene quien le escriba, que quizás ahí se mencione esa frase, yo hace tiempo lo leí y no recuerdo haberla visto, lo que no quiere decir que no aparezca. En fin, la frase ejemplifica que no debemos guardarnos en vida riquezas que al final no utilizaremos el día que nos despidamos de este mundo.
Y aquí viene la reflexión sobre el contenido de esa frase que contiene mucha verdad, pero que también es cierto el hecho de ¿hasta dónde debemos dilapidar los ahorros que hacemos? En múltiples ocasiones, hemos oído hablar de personas que han fallecido y han dejado riquezas que no disfrutaron, y luego las heredan otros que las despilfarran, porque claro, “a quien no la suda no le duele”, y el caso más típico y reciente fue el del último patrón de mi esposa, que muy poco disfrutó lo que creó, y no fue poco, y se despidió de este mundo sin dejar siquiera familia hecha. Pero cuando creamos familia y tenemos responsabilidades, entonces también pensamos en las necesidades de tener reservas antes de cualquier imprevisto, y como decía mi madre, en extremo previsora, siempre hay que tener veinte pesos por si alguien se enferma. La realidad es asimismo que debemos disfrutar en vida nuestros logros, y saborear nuestras aventuras y darnos nuestros gustos, ya sea en viajes o tener un auto lujoso, otros gustan de las prendas, joyas o vestidos. En lo personal, soy amante de los viajes y desapruebo el hecho de atesorar joyas, y en el vestir tener lo necesario, al punto que últimamente en las fechas de mi aniversario, pido que no me regalen nada, pues en lo material tengo casi lo necesario, y repito casi todo lo necesario, no me gusta que mis familiares inviertan dinero en ropas que ya me sobran y doy gracias a la vida porque sea así.
Es cierto que nuestra existencia en este mundo es una sola y debemos disfrutar de nuestros esfuerzos, aunque también a muchos les complace legar una pequeña herencia a los seres queridos, pues no a todos les va bien y no hay porque dejar de viabilizar la vida a aquellos seres cercanos a nosotros, y máxime viendo las dificultades del mundo de hoy en día, donde todo puede cambiar en la economía de un país y también en lo personal, muchas veces por las decisiones de los propios hombres, como vemos el caso actual de la indebida guerra en Ucrania, que ha alterado y sigue afectando las necesidades básicas, llámese alimentos que casi se han duplicado al igual que la energía. Pero de la manera en que se alerta en el título, seamos juiciosos y démonos en vida determinados gustos que nos hemos ganado con nuestro sudor, y que tanto alegran el alma.
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