Frases que valen tomos de filosofía

Written by on 28/11/2023 in Cronica, Literatura - No comments
Literatura. Crónica.
Por Mario Blanco.

Desgraciado quien no haya amado más que cuerpos, formas y apariencias. La muerte le arrebatará todo.

Procurad amar las almas y un día las volveréis a encontrar

 Víctor Hugo

El verbo amar es muy amplio, no solo es el amor entre las personas. Se aman los animales que en muchos casos son casi personas, y hasta en determinadas situaciones mejores que ciertos individuos, otros aman las artes, la naturaleza, los deportes, en fin, casi todo es posible amarlo.

Pero en este caso, el gran escritor Víctor Hugo se refiere a las almas, que hasta ahora que se sepa se les ha atribuido a los seres cognitivos. Pero también los  humanos poseen su cuerpo, y en el caso específico de las mujeres que la naturaleza las ha dotado tan excepcionalmente, cómo nosotros los hombres no vamos a desear y amar  esos cuerpos maravillosos que tanto ardor nos provocan, esos senos únicos que las hembras poseen, sus labios seductores y esas vulvas enigmáticas que dicho sea de paso, y ya más de  una vez lo he mencionado, ellas disfrutan el placer del acto amoroso más que nosotros, pues nuestra sensación es exterior, a través de la piel de nuestro pene, pero ellas lo sienten dentro de su cuerpo, la satisfacción  interior creo es mucho mayor.

Pero vayamos al amor del alma, a lo que nos persuade o induce Víctor Hugo en esta exhortación, y es ahí donde está lo más sublime de la expresión amor, y que según su juicio perdurará aún después de la muerte física. ¿Quién puede negarlo o contradecirlo? Son concepciones que caen en el campo de la metafísica, pero quizás lo más excelso sea su afirmación de que algún día las almas amadas las volveremos a encontrar. Unos lo niegan, otros lo aseveran, solo en este caso yo introduzco mi observación, y es que, aquellos que cumplan ese requisito de amar almas tendrán la oportunidad de saber si las encuentran o no. Añado también que me siento entusiasmado porque sí, he amado muchas almas empezando por la de mis padres que, aunque pueda ser un caso generalizado sucede a veces que no, algunos no han tenido la dicha de tener padres como los tuvimos nosotros, sus tres hijos, al punto de que muchos otros familiares los vieron también como padres. He amado también las almas de muchos amigos y familiares, y por qué no, la de algunas féminas que en el deambular de mi vida he tenido la ocasión de conocer y nunca más olvidarlas, solo sé yo quiénes han sido, y como expresé en mis memorias, es de los pocos secretos que me llevaré al más allá, donde dice Víctor Hugo, las volveré a encontrar.

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About the Author

Mario L. Blanco Blanco, Santiago de Cuba, 1949. Ingeniero naval. Estudió en la Politécnica de Gdansk, Polonia. Trabajó durante algunos años en el Mitrans, organismo central en la dirección de inversiones. Durante el período del 1986 al 1989 se desempeñó como Presidente del Poder Popular del municipio Plaza de la revolución en Ciudad de la Habana. Trabajó luego en el sector marítimo de la Pesca. Fue director de la empresa de Tintorerías y Lavanderías de Ciudad de la Habana. Reside en Montreal, Canadá, desde 1997.

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