Política. Comentario crítico.
Por Manuel Gayol Mecías…
Nuestro día/ ya viene llegando…
Willy Chirino
Ahora sí pienso que comienza el proceso de “la hora final”. Para Venezuela y otros países de la región, claro. Ya Argentina ha comenzado y en Brasil Dilma Rousseff, Lula da Silva y el PT se tambalean. Desde el día 6 de diciembre del 2015 Venezuela se ha puesto de pie definitivamente. Pero este día de las elecciones también ha marcado un tiempo lleno de dificultades, aun cuando es un largo preámbulo para un amanecer. Y es que la vida resulta ser un cambio detrás de otro, aun cuando haya procesos que demoren demasiado, como ha sido el de Cuba y los países de su eje (Chávez-Kirschner-Morales-Ortega-Correa-Lula-Rousseff, además de los coqueteos de otros).
Así, con la victoria de Macri en Argentina, el proceso de destitución de Dilma Rousseff en Brasil y el reciente triunfo electoral de la oposición venezolana se crea por fin un punto definitivo al que llegar para la derrota del castrochavismo en América Latina, que es el foco de ese eje.
Por otra parte, pero no ajeno en nada, Cuba cumple este 17 de diciembre un año en sus supuestas buenas relaciones con Estados Unidos, Gobierno que le ha hecho sumadas concesiones sin recibir nada a cambio por parte del régimen castrista, mientras que en la isla continúa recrudeciéndose la represión contra los disidentes y, en estos momentos de ahora, hay más de cinco mil cubanos varados en Costa Rica que quieren seguir su camino para poder entrar en Estados Unidos. Este atascamiento de cubanos, que no parece tener fin debido a que muchos más piensan engrosar el éxodo desde Colombia y Ecuador, y hasta desde otros países, es vox pópuli de que lo ha fraguado el alto mando castrista con diversas intensiones (aliviar la olla de presión en la isla, presionar a Estados Unidos para que quite el embargo y también la ley de Ajuste Cubano y asimismo infiltrar al exilio en Miami con muchos nuevos adeptos agazapados que podrían convertirse en elementos de desestabilización y ampliar de esta manera una más numerosa base neocastrista, entre otras); este nuevo éxodo masivo de cubanos, repito, también se le está yendo de las manos al Gobierno de la isla. Y se está revirtiendo en una situación política y humanitaria que promete consecuencias impredecibles para ese régimen.
En relación con la Argentina, el kirschnerismo está totalmente obsoleto. Solamente duró unos 12 años. No pocos, por supuesto, pero por fin terminó; al menos este movimiento para fanáticos dejó algunos logros, aunque si se viene a ver no son tales, porque simplemente son temas como los derechos sociales y humanos que toda administración de gobierno está obligada a resolver. El hecho de que el Gobierno de los Kirschner haya dado lugar a unas leyes necesarias para resolver cuestiones políticas y sociales no es un mérito, sino una obligación que incluso le sirvió a Cristina Fernández para crear una buena impresión pública. Pero en poco tiempo el contexto político, económico y social de los Kirschner se degeneró. Se fue llenando de corrupción, de sospechas, de autoritarismo, de escándalos, de alta inflación y de una pésima situación económica. En lo que respecta a Macri —su nuevo presidente elegido— nadie sabe si va a resolver o a empeorar los grandes problemas que el kirschnerismo le dejó a Argentina; no obstante, su victoria es un cambio que puede traer una visión democrática más amplia para los argentinos.
En Brasil la corrupción ha explotado de tal manera que las investigaciones no terminan. Petrobras hacía grandes arreglos con otras empresas brasileñas gigantescas, y en este remolino de negocios turbios el embarre llegaba o todavía llega a muchos altos cargos del Gobierno. No en balde, ha comenzado un curso de investigación para llevar a la presidenta Dilma Roussef a un proceso de destitución. La maquinaria para los comicios de los partidos y muchos del poder legislativo también se beneficiaban de esta corruptela, que parece ser general, hasta tal punto que Eduardo Cunha, líder del Congreso, que tiene que aceptar el proceso de impeachment (o juicio político) para la presidenta, también va a estar sujeto a un proceso de acusación pública que puede destituirlo de su cargo por haber mentido cuando dijo que no tenía cuentas en Suiza, y la fiscalía de este país lo refuto totalmente. Incluso se ha llegado a sospechar de Lula da Silva, y no sería sorprendente que al final del partido se encuentren pruebas para incriminarlo. Todo esto es gracias a que Brasil aún mantiene su democracia (bien afectada por la tendencia castrista de Lula y de Roussef, pero todavía respirando) y es lo que ha hecho que la independencia de la justicia en Brasil pueda funcionar para encausar a los corruptos y descubrir todas las trapisondas que se hallan detrás de una política de tendencia populista, como la ha estado practicando el Partido de los Trabajadores, siempre liderado por el mencionado Lula da Silva.
En lo que se refiere a Venezuela, ¡al fin!, la oposición acaba de obtener una radical victoria contra el chavismo gobernante durante 17 años. ¡Este era el momento real! Lo que significa un gran triunfo de todos los sectores de buena voluntad que desde hace mucho tiempo estaban y están padeciendo los embates absurdos y catastróficos del castrochavismo en ese país sudamericano. De una manera rotunda, la verdad se ha puesto de manifiesto con el triunfo arrollador de la inmensa mayoría del pueblo venezolano a favor de la oposición, que ya se ha cansado de tantos engaños de aquellos que le han impuesto al país una supuesta revolución bolivariana para lograr el progreso y el bienestar de todos. De hecho, ha quedado demostrado concretamente que la “revolución bolivariana” y el castrismo, que viene de Cuba, no son más que puros embustes. Pura corrupción. Puro fracaso. Este populismo lo que ha logrado es convertir a Venezuela en uno de los países más corruptos del mundo, si es que no viene a ser el primero. Y también lo ha llevado a ser uno de los más violentos del planeta, si es que no es el más violento ya. Los sectores comerciales y agrícolas se han desarticulado de manera que hoy se considera que el pueblo venezolano se encuentra casi al mismo nivel de hambruna y necesidades de los cubanos. Los medios de comunicación han sido desmantelados de una u otra forma para que predomine sustancialmente la voz del Gobierno. Las riquezas se han dilapidado. El narcotráfico se ha entronizado al extremo de que hasta los hijos de la “primera combatiente” (esposa de Nicolás Maduro) estén presos en Estados Unidos acusados de traficar drogas desde Haití y Santo Domingo. Y es el caos a que ha llegado Venezuela lo que ha traído definitivamente la derrota del Gobierno en estas elecciones legislativas…
Pero recuerden, amigos: esto no es un happy end político para una oposición venezolana en contra del poder ni tampoco para los anteriores gobiernos mencionados. Para consumar la hora final, a estos pueblos aún les queda un largo trecho que recorrer. Lo importante es que ahora sí comenzó esa hora final que tendrá un más o menos largo camino de metas, sacrificios y heroicidades.
Nicolás Maduro, por ejemplo, y los jerarcas del castrochavismo, así como los altos funcionarios de la izquierda populista de los demás países mencionados, no se quedarán con los brazos cruzados. Y esto que digo no me hace ser fatalista, sino realista. Muchos cubanos, muchísimos como yo, conocemos cuál es la psicología que mueve los egos de los populistas. Por ello digo que vendrán trampas, violencia excesiva y pataletas. Y esta convicción es porque esta vez no se trata de un cambio cosmético, ni de supuestas reformas para simplemente mantener la misma situación que se ha tenido, sino de un cambio definitivo; un cambio en el que habrá de irse toda una estructura política obsoleta, la cual —conociendo su aberrante naturaleza— traerá sus consecuencias para no entregar el poder. Estos llamados “revolucionarios” saben que tendrán que responder por muchísimos abusos cometidos, por grandes irresponsabilidades, por llevar al país a su quiebra económica total y también a la pérdida de valores morales, por asesinatos y torturas. Y estos llamados “revolucionarios” saben que ese cambio sí será definitivo para ellos.
Hoy la oposición venezolana ha alcanzado un triunfo histórico. Le ha dado al mundo un ejemplo de valentía y serenidad, de lucha pacífica, inteligente y paciente… Pero en el comienzo de esta hora final, la oposición (es decir: el verdadero pueblo venezolano) no se puede regodear en este triunfo, sino que tiene que organizarse y prepararse para las ingentes tareas que le vienen encima, por contar con el obstáculo de un Gobierno “bolivariano” aún dirigido desde La Habana… No obstante, y a pesar de todos los impedimentos que tendrán, la hora final ya viene llegando.
[Foto tomada de Flickr. Página Mango Verde con Sal]
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