Política. Historia. Crónica.
Por Mario Blanco.
Y como no estarlo al ver esas imágenes de los días 11 y 12 de julio, cuando cívicamente han protestado con gallardía y dignidad, sin violencia aunque hayan sido reprimidos por las fuerzas opresoras.
Cuántas veces habíamos esperado ese momento que sabríamos llegaría, a pesar de la terquedad de muchos en no ver esa enorme verdad que ya afloró con nitidez cuando el movimiento de San Isidro, y así es, los pueblos soportan hasta un día, y sufríamos al ver que se alargaba la aurora.
Por otra parte, aun existe cierta tristeza al ver que una parte de los cubanos continua ciega, sigue sometiéndose y dejándose influenciar por un grupo que no quiere renunciar al poder, que incita a otros a mancharse las manos de sangre para comprometerlos, y que cierren los ojos y actúen como autómatas, reprimiendo estas espontaneidades de la población en varias ciudades de la nación. Los están volviendo criminales, porque criminal no es solo aquel que quita la vida a otro sino quien atropella y golpea a un indefenso que protesta pacíficamente.
Es de suprema importancia también la asimilación por parte de otras naciones de la realidad actual cubana, que gracias a la internet se ha podido observar y calibrar la verdad expuesta y no la manipulación informativa que hasta ahora el Gobierno, siempre hablando en nombre del pueblo, engañaba a la comunidad internacional exponiendo un supuesto apoyo de sus habitantes. La gran mentira quedó expuesta y, aunque la ola represiva se incrementa, el apoyo internacional será decisivo para lograr los objetivos de cambio necesarios por los cuales nuestro pueblo hoy lucha, y como no estar orgulloso de nuestra cubanía, aquella aprendida de nuestros próceres. Han cerrado el internet, mucho tienen que ocultar.
Es cierto que un cúmulo de factores han propiciado este estallido, pero subyacía dormida desde siempre las ansias de libertad, y como en todo siempre surge un detonante, una llama que esperamos no se apague por la fuerza de la represión que ya se aplica con rudeza, y que se mantengan las esperanzas vivas hasta la victoria final. “Es la hora de los hornos en que no se ha de ver más que la luz”, dijo José Martí.
[13/07/2021]
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