Literatura. Crónica.
Por Mario Blanco.
Acabo de regresar de España y al transitar por sus campiñas hubo algo que llamó la atención inquisidora de Meñique, y, ¿qué fue?, pues los diversos campos eólicos que vi durante el recorrido de Barcelona a Galicia.
El mundo se encuentra enfrascado en una lucha por deslindarse de los combustibles fósiles, en específico, el petróleo, el gas y otros, y busca desde hace décadas la solución a estos males encontrando diversas vías, entre ellas, el uso de la fuerza del agua, del viento y la energía solar, que la naturaleza en muchos lugares nos la ofrece espontáneamente. Canadá es el tercer país después de Brasil y China, en la producción de energía hidroeléctrica, a pesar de sus grandes reservas de petróleo.
En España las estadísticas nos dicen que la generación de energía eólica es el 25% de la generación total de energía eléctrica, por eso los gigantes blancos de tres aspas llamaron tanto mi atención, y no puedo por nacionalismo nato no buscar lo relativo a mi país, Cuba, y con desilusión veo que solo esta energía representa el 0,1 % de la producción nacional, a pesar de los reiterados discursos y planes, que todos se quedan en metas futuras que nunca se alcanzan.
El mundo está obligado, o desapareceremos de la faz de la tierra por nuestras propias acciones, a buscar la solución a este gran problema. Canadá aspira a usar energía totalmente limpia para el año 2050. En España este año el uso de energía limpia ya alcanza el 51%, aspirando lograr el 100% para el año 2040, según determinados algoritmos que se diseñan. Respecto a nuestra Cuba hay informes que dicen se quisiera alcanzar para el 2030 el 24% del uso de energía limpia, pero lo que más ha caracterizado a este régimen ha sido el incumplimiento de sus planes en todos los órdenes, todo se queda en promesas y planes futuros, desde la zafra de los 10 millones incumplidas en 1970, hasta la construcción de 100 mil viviendas anuales que jamás se han acercado a esa cifra, así también la construcción del metro de La Habana y cientos o quizás miles de otros ejemplos, y así será hasta tanto surja un gobierno democrático serio, que nos vuelva al país desarrollado que éramos antes de 1959. Mientras, Eolo sigue disponible.
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