El “no patriota”, PERO, creador de la primera Constitución cubana

Historia. Literatura. Crónica.
Por Mario Blanco.

Proyecto de Constitución para la isla de Cuba, del independentista Joaquín Infante. Tomado de “El Nuevo Acción”.

Se dice que la historia surge espontáneamente, la crean los hombres en su diario bregar, en su interacción entre ellos y con la naturaleza. Son los acontecimientos y hechos del pasado en el desarrollo de la humanidad. Pero la misma la escriben también otros hombres, y depende de estos y su creatividad la exposición de ella [de la Historia] en cuanto a ajustarse a la, como dicen los niños, verdadera verdad, o a darle el matiz de sus creencias, el enfoque según sus tendencias políticas o ideológicas, e incluso a tratar de obviar algunos elementos, cada cual sabrá con que objetivos.

Y este es el caso, o uno de ellos. Comenzaré por decir que leyendo el libro de mi amigo Félix Fojo sobre la historia de la archifamosa, por su belleza, la  cubana Catalina Lasa, al mencionar el nombre de nuestro patriota Narciso López, aunque haya nacido en España y militado  en su ejército,  quien luchó por nuestra causa redentora, aunque fuera anexionista, ideando junto a otros patriotas la actual enseña nacional  y que  por primera vez condujo e izó en suelo patrio en Cárdenas, y más tarde a raíz de una de sus incursiones dentro del país  fuera apresado y ejecutado por garrote vil en la Fortaleza del Castillo de la Punta en la ciudad de La Habana. Hurgando en nuestra historia sobre Narciso López, surgió el nombre de José Joaquín Infante Infante, o quizás más conocido solo  por, Joaquín Infante. ¿Y quién fue este señor que en mis clases de historia, en mis tres niveles de enseñanza preuniversitaria, jamás escuché su nombre? He aquí la figura de este breve ensayo.

Joaquín Infante nació en Bayamo en 1870, estudió derecho en la ciudad de La Habana y se hizo masón, organización patriótica no bien vista por el Gobierno colonialista español en aquellos tiempos. A partir del siglo XIX surgen varias corrientes políticas en nuestro país en aras de cambiar el estatus colonial, así vemos la ya mencionada [corriente] Anexionista, siendo uno de sus representantes el susodicho Narciso López. La Reformista, representada por el ilustre José A. Saco. La Abolicionista, siendo su mejor adalid el negro libre José Antonio Aponte, con su sublevación en 1812 y luego en esta vía la famosa Conspiración de la Escalera. Pero bien temprano como en 1810, probablemente influenciada por la revolución norteamericana de las 13 colonias, y las corrientes independentistas triunfantes en otros países de Latinoamérica, surge el movimiento independentista contra la colonia lidereado por Ramón de la Luz, Joaquín Infante y Juan Francisco Bassave, entre sus principales dirigentes, donde también participó el abolicionista Aponte ya mencionado, y otros hacendados liberales. Estos y otros patriotas protagonizaron un levantamiento fallido en ese año, llamado por unos, Conspiración Ramón de la Luz, y otros, Conspiración Infante. Los cursos de historia y el honor del cubano han recogido como la vertiente más pura y patriótica, la independentista, que luego veremos en su máxima expresión con la Guerra del 68 y más tarde la del 95, como sus exponentes más significativos, dando la última en 1898, junto a la intervención norteamericana, con la liberación definitiva del yugo español.

Pero retornemos a nuestro personaje, a mi juicio bastante olvidado en nuestra historia. A raíz de la conspiración señalada, que fue abortada gracias a un delator, Ramón y Juan Francisco fueron apresados entre otros, y Joaquín llegó a escapar a Venezuela vía Estados Unidos. Dicen que en España adonde fue desterrado, Ramón de la Luz asumió que él fue el delator, y aunque lo amnistiaron, por allá murió años más tarde lleno de penas y abatido moralmente. En Venezuela, Joaquín edita en 1812 la primera Constitución de nuestra república, proyecto que al parecer había elaborado para presentarlo a raíz de la sublevación abortada en Cuba. En la misma, se aprecia la influencia por las ideas de la ilustración, y en específico aquellas sostenidas por Juan Jacobo Rousseau. Si bien esta Constitución no representó los puros ideales del pueblo cubano por admitir la existencia de la esclavitud para las labores agrícolas, si expresaba claramente la división del poder en cuatro ramas: ejecutiva, judicial, legislativa y militar, aspectos abarcados en otras constituciones posteriores nuestras, siendo la más brillante la de 1940, y la actual hoy,  la más ideologizada y unilateral. Trabaja Infante como abogado en Venezuela y contacta a Simón Bolívar, entonces coronel de la primera república venezolana dirigida por el general Francisco de Miranda, otorgándole este el puesto de auditor en Puerto Cabello. Es apresado más tarde por los realistas españoles y enviado a Cuba para que fuese juzgado por la conspiración de 1810. Es amnistiado en 1813 y se dedica a publicar artículos sobre su vida en Venezuela, pero con el regreso al poder de Fernando VII en España, es perseguido por su afiliación a la masonería y sus ideas independentistas, y huye a Colombia estableciéndose en Cartagena. Contacta nuevamente a Bolívar y viaja luego a Estados Unidos. Allí se relaciona con varios venezolanos que luchan contra el Gobierno colonialista español, y más tarde se une a la expedición de Francisco Xavier Mina, español que luchó por la independencia de México. Cae prisionero en San Juan de Ulúa, Veracruz, y es deportado a Cuba donde guarda prisión en La Habana, y más tarde en Cádiz, España, y en Ceuta. Años más tarde sale de prisión gracias a la revolución en España del coronel Rafael Riego en 1820. El último vestigio de vida se da en diciembre de 1825 en Cartagena, desde donde le escribe una carta a Bolívar que este le responde en marzo de 1826. No existen más noticias sobre este hombre ni sobre el lugar de su deceso y fecha.

Pero así es la historia o más bien en parte quienes la escriben y dan a conocer. Un hombre con un historial de lucha tremendo donde se incluyen dos aspectos fundamentales, conformar el primer levantamiento independentista del país y redactar su primera Constitución, por muy desajustada que haya sido esta última respecto a no incluir la eliminación de la esclavitud. Los textos históricos cubanos soslayan su figura, apenas en la mediocre enciclopedia ECURED aparece una reseña a vuelo de pájaro sobre él. Solo la estudiosa doctora cubana, Carmen Barcia, especializada en la materia de la esclavitud, y que no mira con buenos ojos la vida de Infante, es más explícita en uno de sus artículos sobre este personaje, a quien, sin embargo lo trata de patriota, aunque señala varias contradicciones de algunos historiadores sobre las estancias de Infante en varios períodos de su vida.

Entonces que juzguen mis amigos lectores la ubicación de este hombre en la historia de Cuba, y sobre todo hagámoslo trasladándonos a la época aquella, donde con sus acciones expuso varias veces su vida y además, evaluemos los años sufridos en prisión. No pido lo comparemos con los “héroes” contemporáneos de nuestra historia, simplemente exhorto a que le demos el lugar que le pertenece, y es por ello que he rasgado estas líneas.

 

 

 

 

 

©Mario Blanco. All Rights Reserved.

About the Author

Mario L. Blanco Blanco, Santiago de Cuba, 1949. Ingeniero naval. Estudió en la Politécnica de Gdansk, Polonia. Trabajó durante algunos años en el Mitrans, organismo central en la dirección de inversiones. Durante el período del 1986 al 1989 se desempeñó como Presidente del Poder Popular del municipio Plaza de la revolución en Ciudad de la Habana. Trabajó luego en el sector marítimo de la Pesca. Fue director de la empresa de Tintorerías y Lavanderías de Ciudad de la Habana. Reside en Montreal, Canadá, desde 1997.

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