Literatura. Crónica.
Por Mario Blanco.
La historia aprendida en el Preuniversitario se volvió realidad, sí, aquello que escuché con tanta atención e imaginación pude constatarlo con mis propios ojos, y aunque era información un tanto conocida, la realidad rebasó los límites y la admiración por el desarrollo de la cultura maya precolombina la pude apreciar en su justo medio.
No todos, y no siempre, tenemos las posibilidades de un viaje así, y máxime durante esta pandemia que nos ata, nos consume el tiempo con nuestra casi necesaria inacción, y nos lleva a un paroxismo desmedido cumpliendo todas las medidas establecidas para no contagiarnos y respetar la salud de los demás. Pero bueno, vayamos al grano. Alla fuimos a ver aquellas antiguas construcciones mayas que muestran el desarrollo arquitectónico, constructivo y astronómico que tenían nuestros antepasados indios en esa zona entre los aztecas y los incas, otros grandes adelantados de nuestra América. Lo primero a mencionar es que nos apoyó un guía grandilocuente y muy bien informado, que comenzó a decirnos que las tierras yucatecas lamentablemente están sobre un macizo rocoso que dio poca masa de tierra fértil, y por eso no abundan o son bien escasos los ríos a la intemperie, y más bien abundan los ríos subterráneos que dan lugar a los famosos cenotes. Por este bajo nivel de tierra fértil, la región se dedica poco a la agricultura y el ganado, a pesar de que abunda la selva con vegetación mediana y la principal industria es el turismo. Nos dijo también que por ley el 30% de la empleomanía en cualquier hotel extranjero de los que abundan por cientos, la misma debe ser de procedencia maya y así garantizar la vida económica de sus pobladores. La primera parada de nuestra gran excursión fue en el Cenote de Hubiku (nido de iguanas), allí vimos una amplia muestra de la artesanía maya y en específico compré un ligero collar con una pieza de obsidiana, mineral bien conocido y utilizado como arma y en decoración por los antiguos mayas, yo tan ajeno a prendas, y no solo eso, mi esposa quiso que un chamán de allí me lo bendijera, y yo que soy agnóstico, por lo tanto me recordé de las santiguadas que vi y recibí cuando niño en mi barrio de Santa Bárbara en mi Santiago de Cuba querido, donde no faltaron el humo del tabaco ni los delicados flajelazos con hierbas santas. Los cenotes, son pozos profundos característicos de la península yucateca que se nutren de las aguas pluviales y de los ríos subterráneos. Son reservorios de agua llenos de magia y misterio, muy fríos, la temperatura frisaba entre 18 y 20 grados, y allí me di un chapuzón que me supo a gloria.
Nuestra próxima parada fueron las ruinas de Chichen-Itzá, patrimonio de la humanidad desde 1988 y una de las siete maravillas del mundo moderno. Su nombre significa, “boca del pozo de los Itzaes” por un cenote que se encuentra ahí, y se estima fue construida en el siglo IX de nuestra era. Más tarde fue invadida por los Toltecas, pueblo guerrero del norte y se mezclaron las culturas, aportando estos los rituales religiosos al Dios Quetzalcóatl. El Castillo es la figura central de las ruinas con sus 25 metros de altura y tiene su significado como calendario maya, que se constituía de 18 meses de 20 días. Sus cuatro escaleras de 91 peldaños más la estructura superior dan los 365 días del año. Durante los equinoccios de marzo y septiembre al amanecer y atardecer, las sombras muestran la figura de una serpiente bajando y subiendo las escaleras. Además del Castillo existen otras edificaciones, como las plataformas de las águilas y del jaguar, plataforma de Venus, el edificio de las monjas, el templo de los guerreros y el juego de pelota, entre otros, este último con su aro enorme, y me viene a la mente el baloncesto, juego que tanto disfruté en mi juventud. En internet se pueden encontrar detalles de estas edificaciones.
Por último, visitamos la famosa ciudad de Valladolid. Nos contó el guía que fue descubierta y conquistada en 1543 por Francisco de Montejo, teniendo entonces el nombre de Zacihual, que quiere decir Gavilán Blanco. Montejo ordenó destruir la misma y con los bloques recuperados readaptarla a las construcciones europeas con el nombre de la ciudad castellana de Valladolid. En el siglo XVI se construyó un maravilloso convento llamado San Bernardino de Siena, al frente hay un precioso parque con la escultura de una india maya en el centro de una fuente.
En fin, amigos, para mí una extraordinaria excursión que les expongo de forma sintetizada, pero que abarca una información maravillosa sobre el desarrollo de nuestros ancestros genuinamente americanos.
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