Una reflexión en homenaje al Día Internacional de la Mujer

Política. Sociedad. Crítica.
Por Reynaldo Fernández Pavón…


 

Comenzaré este artículo en celebración del mes dedicado a la mujer con una noticia que recorrió todo el planeta y que ha dejado perplejos a los científicos más célebres; Stephen Hawking, declaró: “Las mujeres son el mayor misterio del universo”.

Leyendo la Carta Magna de la mayor parte de los países que integran las naciones unidas, no encontré la palabra “mujer”. Desde la fundación de la sociedad humana, la concepción de Stephen Hawkins parece haber permanecido deliberadamente oculta durante siglos dado el hecho de que el culto a la ignorancia es parte esencial de la filosofía de la dominación y de la manipulación de las masas y, consecuentemente, la discriminación y marginación de la mujer, hecho estructural de la sociedad humana.

la Declaración de los Derechos del Hombre en 1789-  expresa: “Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos”. Las lecciones de la historia demuestran que es necesario incluir en dicho documento el siguiente concepto: “Los hombres y mujeres nacen y permanecen libres e iguales en derechos”…

Y también debería  expresar: “La libertad consiste en la libertad de hacer todo lo que no lesiona a nadie más; de ahí que el ejercicio de los derechos naturales de cada hombre y mujer no tenga límites. Estos límites sólo pueden ser establecidos por la ley”.

En 1994, la Convención de Belém do Pará proclamó que toda mujer tiene derecho al reconocimiento, goce, ejercicio y protección de todos los derechos humanos y a las libertades consagradas por los instrumentos regionales e internacionales de derechos humanos. Estos derechos comprenden entre otros:

  1. El derecho a que se respete su vida;
  2. El derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral;
  3. El derecho a la libertad y a la seguridad personales;
  4. El derecho a no ser sometida a torturas;
  5. El derecho a que se respete la dignidad inherente a su persona y que se proteja su familia;
  6. El derecho a igualdad de protección ante la ley y de la ley;
  7. El derecho a un recurso sencillo y rápido ante los tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos;
  8. El derecho a la libertad de asociación;
  9. El derecho a la libertad de profesar religión y las creencias propias dentro de la ley y
  10. El derecho a tener igualdad de acceso a las funciones públicas de su país y a participar en los asuntos públicos, incluyendo la toma de decisiones”.

Entre 1975 y el 2008 se han celebrado, cada 5 años, conferencias mundiales sobre la mujer que han creado una base teórica sin precedentes en los anales de la historia sobre el tema de la igualdad de género que puede ser utilizado para concretar las acciones gubernamentales en materia de equidad. Las declaraciones de estas conferencias han sido debidamente documentadas e inspiradas en el espíritu del derecho internacional y de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de la que son signatarias la mayoría de las naciones.

En 1997, el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC) define el concepto de la transversalización de la perspectiva de género y crea una estrategia para conseguir la igualdad entre hombres y mujeres conocido como Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo de la Equidad de Géneros (PNUD), que derivó en la aplicación de programas nacionales con similares propósitos.

En octubre de 1999, la Asamblea General de la ONU aprueba el Protocolo Facultativo de la CEDAN sobre la eliminación de todas las formas de discriminación sobre la mujer, que firma y ratifica en el 2002. Sin embargo, y a pesar de todas las acciones precedentes, en el año 2014, la base de datos estadísticos del National Women’s Law Center muestra que solo en los Estados Unidos 18 millones de mujeres viven en la pobreza, la tasa más alta de las últimas 2 décadas. Informes oficiales de la Unicef, muestran que 150 millones de niños viven hoy en las calles y 19 mil madres pierden a sus hijos cada día.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) menciona que el tráfico de mujeres asociado al negocio de la prostitución es un negocio tan lucrativo que nada más es superado por el tráfico de armas, y el de las drogas.  La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) calculó que un número global de personas identificadas traficadas era de 2.5 millones y otras 20 no identificadas. Las víctimas de la trata se estiman en 30 millones, 23.7 millones de mujeres y el 80% de este total se incluyen en el negocio de la prostitución; lo cual significa una cifra de 19 millones de mujeres.

No podemos vivir con la percepción de que esta tragedia no tiene solución, algunos ideólogos de la globalización nos envían el mensaje de que no podemos cambiar el mundo… Pero creo que las soluciones existen a nivel judicial de los Estados de Derechos, mediante el fortalecimiento de las leyes nacionales e internacionales, y la creación de departamentos de igualdad de género que garanticen la implementación de legislaciones que hagan realidad los derechos de la mujer. No puede continuar la posposición del logro de leyes que sean monitoreadas por tribunales nacionales e internacionales que vigilen permanentemente la protección física, mental y espiritual de la mujer, así como la creación de carteras ministeriales de igualdad de géneros, cuyas funciones permitan el establecimiento de instituciones y políticas que garanticen el ejercicio irrestricto de los derechos de la mujer, así como su plena participación social y política. Ninguna acción dirigida a este efecto se podrá considerar suficiente hasta que alcancemos plenamente estos objetivos.

La violencia contra las mujeres y el abuso doméstico se ha vuelto endémica en todos los continentes sin excepción, de igual manera, nuevas versiones de la “Ley del Pulgar” aparecen a un lado y otro del planeta. Recomiendo el documental estadounidense Violencia Privada sobre este tema.

La investigación del UNFPA muestra que casi el 35% de las mujeres (más de 1,000 millones) han sido víctimas de violencia sexual o física en el mundo de hoy, en la mayoría de los casos el castigo no se corresponde con el crimen.

La evidencia del abuso sexual o físico debería considerarse suficiente para acciones y ramificaciones legales, pero en muchos países las víctimas tienen que convertirse en acusadoras, procedimiento legal que condena a las mujeres al ciclo del abuso y en ocasiones hasta la muerte. Víctimas de abuso físico son también víctimas de abuso psicológico, en ese ciclo la víctima, niño, mujer o ambos, no acusan al autor, paralizados por el terror y el pánico; en esta situación, los agresores actuarán con impunidad. Promover el conocimiento social del ciclo del abuso con la correspondiente interpretación e inclusión por las legislaciones y la educación desde edades tempranas sobre el tema, podría impactar positivamente los rangos de este horrible crimen.

En la sociedad moderna, la televisión, las películas, los medios de comunicación y la internet juegan un papel cada vez más trascendental en la educación y la formación de las nuevas generaciones. Es hora de establecer códigos de ética en relación con la explotación de la imagen de la mujer como objeto sexual. En tales medios, la libertad de expresión no puede ser considerado como el derecho a ofender la dignidad humana ignorando los derechos de los demás. La educación de las generaciones futuras será de un impacto tan positivo como el logro de políticas, mecanismos y legislaciones en el proceso de creación de nuevos conceptos culturales y actitudes sociales en relación con la discriminación por género, raza, origen, creencias o preferencias sexuales.

Sólo mediante la práctica de la tolerancia como filosofía de la convivencia a nivel global hará posible el logro de la paz propuesta en los objetivos de las Naciones Unidas para este milenio.

Analizando las más importantes declaraciones y acuerdos en materia de igualdad de género discutidos y aprobados en las conferencias internacionales, un aspecto que merece mayor atención es el de la familia, a saber, la célula más importante de la sociedad. Sin duda, el papel de la madre tiene un alto valor y no es relativo, y este papel no es socialmente valorado al mismo nivel que el papel de los hombres.

Las naciones deben crear condiciones de trabajo compatibles con la existencia de la familia. Es imperativo que todos los niveles de la sociedad materialicen el respeto a la maternidad y la protección de las madres, especialmente madres solteras y desempleadas. Las mujeres no son solo el laboratorio natural del ser humano. Tienen enormes responsabilidades en la protección y supervivencia de cada niño que nace.

Si realmente queremos que nuestros hijos hereden un mundo en el que la coexistencia pacífica y la calidad de vida sean una prioridad, es urgente que creemos una filosofía para reconocer y tolerar las diferencias del otro al tiempo que se diseñen estrategias, políticas, legislaciones y mecanismos para asegurar oportunidades de igualdad para todos los seres humanos del planeta.

Solo con la urgencia necesaria para estos tiempos, la humanidad puede dejar atrás el largo y doloroso parto de la prehistoria y pasar del reino de la necesidad al reino de la libertad.

La reconciliación de los hombres con las mujeres dará lugar a la reconciliación de la raza humana, y de los seres humanos con el resto de las criaturas, con las especies y con la naturaleza. Ese nuevo pacto permitirá el surgimiento de la armonía entre nuestro pequeño planeta y el Universo. Solamente entonces, la sostenibilidad y la supervivencia de la raza humana serán posible.

[En la ciudad de Filadelfia, febrero del 2017]

[El autor envió este trabajo especialmente para Palabra Abierta]

 

 

 

 

©Reynaldo Fernández Pavón. All Rights Reserved

 

 

About the Author

Reynaldo Fernández Pavón nació en Ciudad de La Habana, Cuba en 1951. Cursó estudios de nivel medio superior en música en la Escuela Nacional de Artes. Es Licenciado en Historia del Arte de la Universidad de La Habana y desde el año 2000 ha impartido clases como profesor adjunto del Departamento de Español y Portugués de Temple University, donde le otorgaron un Máster en Composición. Obtuvo el Premio de Música 13 de Marzo de la Universidad de la Habana como compositor en1975. "Presagios", Su primer libro de poemas recibe la Primera Mención del Concurso David de Poesía, de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, en 1979. En 1980 obtiene el Primer Premio David de Poesía UNEAC con el poemario "Cruzando mares", publicado en 1981 por Ediciones Unión. Posteriormente publica poemas en "Juventud Rebelde", "Caimán Barbudo", "Casa de las Américas", "Revolución y Cultura" y la "Gaceta de Cuba". Sus obras sinfónicas y de cámara han sido interpretadas por prestigiosas agrupaciones, tales como la Orquesta Sinfónica de Matanzas, la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba, la Orquesta de Cámara de La Habana, la Orquesta de Cámara Brindis de Salas y la Orquesta Filarmónica de la República Federativa Rusa. En 1982-1983 recibe el Premio EGREM al Mejor Productor Musical de Cuba por su obra discográfica con el grupo Irakere y el Cuarteto de Jazz de Chucho Valdés. Ha escrito música para documentales del Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográfica (ICAIC) y para seriales y documentales del Instituto Cubano de la Radio y la Televisión (ICRT). En 1996 compuso la música de la obra de teatro Cuentos Negros de Lydia Cabrera, estrenada en el Teatro del Repertorio Español de la Ciudad de Nueva York, obra que gana el Premio a la Mejor Producción Musical de 1997 otorgado por la Asociación de Críticos de Espectáculos (ACE) de New York City. Para mayor información visite: www.eniolapublishing.com y www.eniolarecords.com.

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