¿Mutará el castrismo a neocastrismo?

Literatura. Política. Crítica.
Por Roberto Álvarez Quiñones.

Raúl Castro. Flickr.

La reciente decisión del ¿general? Raúl Castro (más nadie la pudo tomar) de militarizar las “zonas de producción agropecuarias, de inversiones constructivas y de montaje, y otras áreas urbanas y rurales” del país, y las “estructuras organizativas de la defensa”, de los gobiernos provinciales y municipales de toda Cuba, y de declarar la “economía en tiempos de guerra”, tiene lecturas que pueden no ser bien percibidas a primera vista

Lo que sí es muy obvio es que además de su fuerte tufo fascista revela nerviosismo en el alto mando dictatorial, consciente de que el régimen tal y como lo conocemos hasta ahora ya no da más y que hay que hacer “algo” para no perder el poder.

Evidencia también y falta de cohesión en la cúpula castrista, pues eso de “economía de guerra” es ambivalente, lo mismo se puede frenar a los pequeños negocios, que abrirles la mano.

Qué van a hacer quienes usurpan el poder no se sabe, pero creo que se perfilan dos posibilidades: 1) atrincherarse en su posición de no aflojar la mano, militarizar el país y “resistir” hasta ver si aparece un mecenas milagroso que los subsidie; o  2) mutar del castrismo al neocastrismo, una especie de hibridación de capitalismo de “baja intensidad” con rasgos fascistas, chinos, rusos, y un régimen político autoritario por encima.

Por cierto, esa mutación, pero más liberal y abierta al capital extranjero, es la condición que ponen Moscú y Pekín para invertir en Cuba. Además, los jerarcas militares y civiles de GAESA también presionan para abrir la mano en la economía, si la controlan ellos. Sobre todo, recuerdan que al desintegrarse la URSS las empresas y todos los activos del Estado pasaron a manos de exdirigentes del Partido Comunista y del gobierno, a personeros y testaferros, incluso mafiosos, hoy todos megamillonarios.

Pasar ya, aún con Castro II vivo, del castrismo al neocastrismo

Conjeturas aparte, lo concreto por lo pronto es que el régimen ha pasado a las fuerzas armadas el control de la agricultura y parte de la industria que no estaba en manos de GAESA. Y con el pretexto de la “economía en tiempos de guerra” en la práctica se han militarizado los gobiernos de las 15 provincias y los 168 municipios del país. Ahora serán vigilados y controlados “in situ” por oficiales de las FAR con uniforme y todo.

Ahora los funcionarios públicos “electos por el pueblo” (el llamado Poder Popular), y también los del Partido Comunista en esas instancias carecen de independencia, con un poder ejecutivo cuyo techo ahora lo ponen los militares.

Un propósito aquí es meter miedo en los campos para evitar robo de productos, e impedir que agricultores y cooperativas vendan productos “por la izquierda”. Pero eso agravará el hambre, pues hoy la vía que tienen muchos cubanos para alimentarse es comprar clandestinamente productos agrícolas y pecuarios.

Pero de todo esto lo más obvio para los cubanos es que con tal militarización agroindustrial aflora con más nitidez la ineptitud e inutilidad del gobierno del “Presidente” y “Primer Secretario del PCC”, Miguel Díaz-Canel.

El “presidente” Miguel Díaz-Canel podría tener los días contados

Miguel Díaz-Canel. Wikimedia Commons.

O sea, puede que Díaz-Canel no cumpla su mandato como “Presidente” que termina en octubre de 2028. Quien lo sustituiría no tiene mucha importancia, sería otro pelele de la cúspide militar, pero presuntamente más capaz.

Ciertamente Cuba está siendo destrozada por la inviabilidad del socialismo y el empecinamiento de Raúl Castro, pero es el Gobierno de Díaz-Canel el que da la cara, y también el premier Manuel Marrero. Ambos con su ineptitud lo agravan todo.

Díaz-Canel transpira claramente su falta de capacidad y de inteligencia. Carece de audacia, talento, facilidad de palabra, credibilidad, carisma, firmeza. Y lo agrava todo al escoger para el Gobierno a personas tan ineptas como él, particularmente los ministros encargados de la economía, la banca, las finanzas, la agricultura y la industria.

Por eso el actual Gobierno de Cuba es el peor desde la independencia en 1902.  Ante el empeoramiento constante de la crisis alimentaria el “Presidente” y sus ministros se dedican a dictar topes de precios que provocan más escasez, regulaciones absurdas que también causan más escasez, impuestos abusivos a quienes producen, multas o cárcel para quienes más éxito tienen como productores, por “enriquecimiento ilícito”.

El diario Granma informó hace unos días que en Matanzas se impusieron multas por valor de 6.7 millones de pesos a los ganaderos privados y les decomisaron 33 animales, por vender vacas “por la izquierda”. Es decir, por vender ¡sus propias vacas!, como hacen todos los ganaderos del mundo.

También se acaban de aprobar nuevas “Directivas de Gobierno” que incluyen reducir la entrega de recursos financieros al sector empresarial, y reducción del presupuesto, y de los gastos estatales “al máximo posible“. Y Granma adelantó que habrá más “regulaciones para acotar (limitar) la ganancia en las compras de productos”. ¡Le zumba el mango!

El Gobierno no elabora planes serios para siquiera aliviar la crisis

Y un detalle muy importante, no son Díaz-Canel y Marrero quienes toman las grandes decisiones en Cuba, pero ellos y sus ministros ni siquiera presentan planes emergentes a los mandamases militares. No insisten en que se deben adoptar medidas liberalizadoras, como suprimir Acopio, que al menos alivien la crisis alimentaria.

Miguel Díaz-Canel y Manuel Marrero. CiberCuba.

No lo hacen por puro oportunismo. Temen ser destituidos por los dinosaurios. No quieren perder sus privilegios de oligarcas dictatoriales, sino seguir viviendo a todo dar, disfrutando la dolce vita.

A instancias de GAESA el Gobierno en los últimos 10 años ha dedicado el 35% de todas las inversiones de capital a construir hoteles y otras obras para el sector turístico, con los hoteles medios vacíos por falta de visitantes, mientras que solo un 5.2% del dinero total se ha invertido en la agricultura, que cada vez produce menos.

De tener un mínimo de decoro, Díaz-Canel y sus ministros se habrían opuesto, o por lo menos insistir en reducir la construcción de hoteles para invertir más en la agricultura, y en el desvencijado sistema energético nacional.

Además, no se están creando MIPYMES en la agricultura. En 2023 las ventas minoristas del sector privado alcanzaron el 44.4% del volumen nacional, pero las de productos agrícolas y pecuarios fueron mínimas. El Gobierno tiene la obligación de decirle a la cofradía militar:  si no se libera la agricultura, al menos hay que crear MIPYMES independientes en el campo, o habrá en Cuba una hambruna devastadora.

La “revolución” compulsa a inventar, robar, mendigar para comer

Cuba. Mendigo en la calle. CiberCuba.

El otrora Estado paternalista “revolucionario” ha abandonado olímpicamente a los ciudadanos a su suerte. Les vende cada vez menos alimentos por la cartilla de racionamiento, y los compulsa a buscarlos “inventando”, robando, hurgando en los basureros, pidiendo limosna, o acudiendo a negocios privados (MIPYMES) mangoneados por el Gobierno.

Solo que en esas MIPYMES, con precios exorbitantes, son inaccesibles en un país en el que el 89% de la población total vive en la extrema pobreza, según un reciente estudio del Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH). Un cartón de 30 huevos cuesta hasta 2,700 pesos, muchísimo más que un salario mínimo. Y una libra de carne de cerdo, cuando aparece, no baja de 700 pesos.

Regresando a la pandilla raulista, todavía no se sabe qué va a hacer, si seguir atrincherada en su posición fidelista-numantina, o aflojar la mano. Si se atrinchera sobra decir que es absurdo pretender que manu militari  y con tope de precios y a las ganancias, la agricultura cubana producirá más. Producirá menos, y podría conducir a una hambruna colosal que evocaría la provocada en 1896 por el gobernador español Valeriano Weyler con su “Reconcentración”, y que costó la vida a 200,000 cubanos.

Y, por cierto, sería como “el canto del cisne” para la dictadura, porque en pleno siglo XXI la reedición de una tragedia como aquella implicaría una intervención internacional militar humanitaria que iría a la fuente de ese genocidio y pondría fin al totalitarismo castrista-comunista-fascista.

Para concluir vuelvo al principio. No se sabe si el ¿general? está siendo presionado por sus cúmbilas para proceder a la transición-mutación ya mencionada. Sin embargo, insisto en que “algo va a pasar” y que se asoman ciertos indicios de que una mutación a neocastrismo, aunque su perfil no está aún claro del todo.

Eso sí, no importa en qué pueda consistir esa metamorfosis a neocastrismo. No es eso lo que necesitan, quieren y merecen los cubanos. Tienen que ser libres de verdad, reintegrarse a la democracia liberal occidental, su cultura, al empuje capitalista moderno. Cualquiera otro final del castrismo hay que evitarlo a toca costa.

©Roberto Álvarez Quiñones. All Rights Reserved.

About the Author

Roberto Álvarez Quiñones (Cuba). Periodista, economista, profesor e historiador. Escribe para medios hispanos de Estados Unidos, España y Latinoamérica. Autor de siete libros de temas económicos, históricos y sociales, editados en Cuba, México, Venezuela y EE.UU (“Estampas Medievales Cubanas”, 2010). Fue durante 12 años editor y columnista del diario “La Opinión” de Los Angeles. Analista económico de Telemundo (TV) de 2002 a 2009. Fue profesor de Periodismo en la Universidad de La Habana, y de Historia de las Doctrinas Económicas en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI). Ha impartido cursos y conferencias en países de Europa y de Latinoamérica. Trabajó en el diario “Granma” como columnista económico y cronista histórico. Fue comentarista económico en la TV Cubana. En los años 60 trabajó en el Banco Central de Cuba y el Ministerio del Comercio Exterior. Ha obtenido 11 premios de Periodismo. Reside en Los Angeles, California.

Leave a Comment