Violencia, terrorismo y homofobia sobre Estados Unidos

Periodismo. Política. Reportaje.
Por Jesús Hernández Cuéllar…
Oklahoma City. Bombazo en edicficio.

Bomberos trabajando tras la explosión en el Edificio Federal de Oklahoma City el 19 de abril de 1995, que dejó un saldo de 168 muertos, entre ellos 19 niños, 680 heridos y más de 300 edificios destruídos o dañados. (Foto: FEMA).

Más de 11 mil asesinatos por año; 270 millones de armas de fuego en manos de civiles; 30 mil pandillas, 760 mil pandilleros, terrorismo doméstico.

Un camión Ryder estacionado en la puerta del Edificio Federal Alfred P. Murrah, en Oklahoma City, llevaba en su interior una carga mortal: cinco mil libras de explosivos. Era el 19 de abril de 1995. Un sujeto llamado Timothy McVeigh la había colocado en el interior del vehículo. Al estallar dejó un saldo de 168 muertos, entre ellos 19 niños que se encontraban en la guardería del edifico gubernamental, el menor de ellos tenía solamente cuatro meses de nacido. La explosión provocó heridas a otras 680 personas y en cuestión de segundos destruyó la mayor parte de la estructura de nueve pisos, decenas de vehículos terminaron incinerados y más de 300 edificios de la zona sufrieron daños o fueron también destruidos. El gobierno y los medios de Estados Unidos han calificado este hecho como el mayor acto de terrorismo doméstico en la historia del país. Pero este horrible acontecimiento no fue un hecho aislado.

Veintiún años después, la madrugada del 12 de junio de 2016, un hombre de 29 años llamado Omar Mateen, norteamericano de origen afgano, abrió fuego con una pistola y un rifle contra una multitud de 200 personas que se encontraban en el club nocturno gay Pulse, en Orlando, Florida. El saldo fatal fue de 50 muertos y 53 heridos. Según las autoridades, Mateen simpatizaba con la red terrorista Estado Islámico, grupo que horas más tarde dijo que el atentado había sido perpetrado por uno de sus combatientes. El agresor murió a manos de un equipo de SWAT de armas y tácticas especiales.

Video de la balacera del 12 de junio de 2016 en el club nocturno Pulse, de Orlando, Florida, tomado por testigos de la masacre y divulgado a través de las redes sociales.

Sólo unos meses antes, el 2 de diciembre de 2015, los esposos Syed Rizan Farook y Tashfeen Malik asesinaron a 14 personas y dejaron gravemente heridas a otras 22, en un centro de asistencia social del condado de San Bernardino, California. Las víctimas eran compañeros de trabajo de los agresores. Los dos atacantes, simpatizantes del terrorismo islámico, murieron durante un enfrentamiento con las autoridades, horas después del ataque. Farook nació en Estados Unidos de origen paquistaní. Malik nació en Paquistán y viajó a Norteamérica para su boda con Farook.

Decenas de masacres de este tipo han ocurrido en Estados Unidos. Otra de las más recientes sucedió el 1 de octubre de 2015, cuando el joven Christopher Harper Mercer, de 26 años, entró a un salón de clases de inglés del colegio comunitario de Umpqua de la localidad de Roseburg, en el estado de Oregon, y comenzó a disparar contra los alumnos que estaban allí dejando un saldo de nueve muertos y siete heridos. Harper Mercer tenía en su poder seis armas de fuego durante la matanza. Otras siete fueron confiscadas en su apartamento luego de la tragedia. El joven homicida murió en medio de un enfrentamiento con la policía. Según testigos, el asesino preguntaba a sus futuras víctimas qué religión profesaban. Si respondían que eran cristianos, les disparaba a la cabeza. Si se mantenían en silencio, les disparaba a los pies.

Reportaje Especial

No hay que olvidar que cuatro presidentes de Estados Unidos han sido asesinados desde 1865, cuando el más famoso de ellos, Abraham Lincoln, cayó abatido por los disparos hechos por John Wilkes Booth con una pistola calibre .44. Otros cinco mandatarios norteamericanos han sido blanco de atentados.

Figuras prominentes como el luchador por los derechos civiles Martin Luther King y el candidato presidencial demócrata Robert Kennedy fueron asesinados en 1968. El mundialmente famoso compositor británico John Lennon, líder de The Beatles, fue igualmente ejecutado a balazos en diciembre de 1980. Para muchos, la violencia que se vive en las calles de Estados Unidos ha tenido, de un modo u otro, tintes políticos, pero en honor a la verdad este delirante fenómeno penetra otros muchos laberintos de los desajustes de una sociedad que, por una parte, es profundamente religiosa y solidaria, y por otra, está brutalmente intoxicada de películas, imágenes y noticias relacionadas con actos de sangre, y en la que casi cualquier persona mayor de edad puede comprar un arma de fuego.

Por suerte, los homicidios han experimentado un descenso en Estados Unidos en los últimos años, con un total de 11.961 en 2014 (cifra más reciente de un año completo) si se compara con las estadísticas de 2008, cuando ocurrieron 16.442, de acuerdo con cifras de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI). Del total de 2014, 8,124 asesinatos fueron cometidos con armas de fuego. De 1986 a 1995, se perpetraron más de 20 mil homicidios por año. Fue en 1991 que se produjo el número más elevado, con 24.700.

Pero la violencia no se refleja solamente en los asesinatos o los actos terroristas internos. Las violaciones sexuales también presentan cifras preocupantes. En 2013 ocurrieron 79.770 sucesos de ese tipo en la nación, según el F.B.I., mientras que los llamados asaltos agravados estremecieron al país con un total de 724.149 el mismo año, de los cuales el 21.6% se llevaron a cabo con armas de fuego.

Otros hechos violentos

En agosto de 1966 el ex marine Charles Whitman se atrincheró en una torre de la Universidad de Texas en Austin y con un arma de fuego mató a 15 personas e hirió a otras 32 antes de morir a manos de la policía. La masacre de la escuela secundaria Columbine, en abril de 1999, también estremeció al mundo. Dos estudiantes de esa escuela mataron a balazos a 12 compañeros de estudio y a un profesor, antes de suicidarse. En dimensión, estuvo por encima la matanza de la escuela tecnológica Virginia Tech, en abril de 2007. El joven Cho Seung-hui disparó a mansalva en dos lugares diferentes del plantel, dejando un saldo de 32 muertos. Pero no menos horrible fue otro acto de violencia desmedida ocurrido en una escuela primaria de Connecticut en diciembre de 2012, con saldo de 28 muertos, entre ellos 20 niños pequeños. El joven asesino Adam Lanza, de 20 años, mató a su madre en su propia casa, y después se dirigió a una escuela y comenzó a disparar a mansalva con un arma de grueso calibre.

Ira M. Leonard, coautor del libro American Nativism, 1830-1860, asegura que en el siglo XX murieron más norteamericanos a manos de sus propios compatriotas que soldados de Estados Unidos en las dos guerras mundiales, la guerra de Corea y la guerra de Vietnam, juntas.

Otros la emprenden contra las pandillas callejeras, que hoy día están actuando como sucursales de cárteles de la droga radicados en América Latina y otras zonas del mundo. En 2006, el 58 por ciento de los asesinatos cometidos en Los Angeles estuvieron relacionados con las pandillas. Según el Departamento de Justicia de Estados Unidos, en este país hay 30 mil pandillas con 760 mil miembros en dos mil 500 comunidades a lo largo y ancho del territorio nacional. El condado de Los Angeles es una región considerada la capital de las pandillas, con aproximadamente 120 mil pandilleros. La existencia de estas bandas criminales no es nada nuevo, ya que han estado ahí desde 1850. Muchas de ellas son afroamericanas, latinas, asiáticas, rusas, chechenas, y otras están formadas por jóvenes estadounidenses blancos.

El debate sobre las armas

La violencia propia de la sociedad estadounidense, además de trágica, tiene un costo económico fuerte. La página NetWellness, patrocinada por las universidades de Cincinati, Ohio y Case Western, señala que los homicidios perpetrados con armas de fuego cuestan al país cuatro mil 500 millones de dólares cada año sólo en gastos médicos, y que el 80 por ciento de esa cifra la pagan los contribuyentes.

Gran número de activistas atribuye a la venta de armas, la ola de violencia que invade a Estados Unidos. Datos de los propios fabricantes, divulgados en 2010 y citados por la organización Just Facts, revelan que en Estados Unidos aproximadamente 270 millones de armas de fuego están en manos de civiles. Poco menos que la cantidad total de habitantes de la nación. Del otro lado de la moneda, los defensores de la venta de armas, indican que éstas por sí mismas, no son las causantes de las muertes, del mismo modo que la venta de automóviles no es la causante de los accidentes de tráfico.

Cuando se busca en Google la frase “firearm sales” (venta de armas de fuego), aparecen cuatro millones 360 mil resultados. Muchas son páginas web de vendedores de armas que ofrecen desde pistolas calibre .22 hasta rifles de asalto AK-47 y AR-15, y subametralladoras Uzi.

A propósito de la violencia que vive México, donde se han producido aproximadamente 100 mil asesinatos en los últimos 10 años, atribuidos al crimen organizado, el diario norteamericano The Washington Post trató de explicar por qué podría estar ocurriendo esto en un país como México que tiene leyes muy estrictas en cuanto a la venta de armas. La conclusión a la que llega el influyente periódico es que en la frontera entre México y Estados Unidos, hay más de seis mil vendedores de armas de fuego con licencia para desarrollar este negocio. Todos funcionan del lado estadounidense.

Sin embargo, un fallo de la Corte Suprema de Estados Unidos emitido en junio de 2008, concluyó este antiguo e intenso debate sobre el tema. El punto es que la Segunda Enmienda de la Constitución del país otorga a los ciudadanos el derecho a usar armas de fuego para su protección. Para los estadounidenses, su Constitución, con más de 200 años de existencia, es algo muy parecido a la Biblia para los cristianos, es decir, un texto sagrado.

La compra de un rifle de asalto AK-47 o de una subamertralladora Uzi para la protección personal, obviamente, es parte de un debate paralelo que no cesará sólo porque la Corte Suprema haya emitido el dictamen de 2008.

[Este trabajo ha sido tomado de ContactoMagazine.com]
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About the Author

Jesús Hernández Cuéllar es director y editor de Contacto Magazine. Desde 1981 ha trabajado en todo tipo de medios: agencias de prensa, diarios, radio, televisión, semanarios, internet, revistas y redes sociales. Fue redactor de la agencia EFE en Cuba, Costa Rica y Estados Unidos, así como editor metropolitano del diario La Opinión de Los Angeles, California, e instructor de periodismo de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA). Ha trabajado como periodista en las elecciones presidenciales de Estados Unidos desde la elección de Ronald Reagan en 1984.

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