Venezuela

Written by on 03/08/2024 in Critica, Literatura, Política - No comments
Por Carlos Penelas.

Venezuela resiste. Ilustración tomada de Flickr.

El ser humano ha tergiversado los principios. De a poco fue falseada la historia, generando falsas mitologías. Creencias con pureza —con ciertas utopías tal vez—, con el tiempo se transformaron en farsas, en engaños, en crueles laberintos. Y terminan en dictaduras, opresiones, persecución sin límite. Esa es parte de la historia del siglo XIX y XX. Y continúa siéndolo.

A veces uno se pregunta si no se quiere ver o no se puede ver. Independiente de otras tramas, de otras conductas siniestras. Los pensadores libertarios del siglo XIX anticiparon con creces muchas de estos deslizamientos, de imposturas encubiertas en ideologías redentoras, mesiánicas. De allí el líder, el hombre salvador, el señalado por la historia. Desde Owen, Camus, Ray Bradbury entre otros. Basta recordar aquella famosa frase de Heinrich Heine que pronunció en 1821: “Allí donde se queman libros, se acaba quemando también seres humanos”.
Nadie podía estar en su sano juicio si no se defendía la Revolución Rusa. Lo mismo con Cuba y la lucha contra la sangrienta dictadura de Batista. Hay más ejemplos. Venezuela es una copia de la dictadura cubana. Al poco tiempo ya se veía la demagogia castrista, las persecuciones, las cárceles, el destierro. Y una supuesta izquierda se subió al carro de verdaderos delirios económicos, sociales, educativos, culturales. Apoyados por intelectuales “revolucionarios”. Vergüenza y estupor.

Como todo autócrata, Maduro —más elemental y primitivo— genera discursos kilométricos, absurdos maquillando el chavismo, con giros sofisticados cuando no lamentables. Pero el aparato ya está formado. En el

Venezolanos agradecen aprobación de TPS en el Congreso de EE. UU. Tomada de CubaNet.

fondo militares, jueces, políticos son cómplices de las persecuciones. Con los cubanos construyeron la doctrina militar. Y entonces leemos Irán, China, Rusia, Nicaragua, Corea del Norte. México y Brasil, cada uno a su modo, guardan silencio. Se puede discutir —y es saludable— ciertas miradas del mundo capitalista, que por supuesto tiene lo suyo. Pero no mezclemos, intentemos pensar con claridad, son libertad, sin tapujos ni espejos cóncavos. Recordemos Mussolini, Hitler, Franco y otros caballeros. Y como actuaron muchos de sus seguidores. Pueblos enteros saludando un renacer o un futuro en plenitud. Ejemplos sobran,  hoy tenemos —perdón  lo reiterativo—   una Cuba destrozada y una Venezuela con una cantidad de exiliados inimaginables. Punto.

Poco a poco fueron generando sociedades desmemoriadas, falsamente igualitarias. Pero también, en gran medida superficiales.  El censor crea incultura y barbarie. El mito fundador crea olvido, miedo, muerte. La propaganda desaforada de estos regímenes siembra lo bélico, el enemigo externo, la amenaza permanente del baño de sangre. Y por último el silencio.
El profesor e investigador Antonio Pasquali nos recuerda que “el papel del intelectual como pensador y productor de conocimiento,  ante la presencia del espíritu hegemónico que encarna el autócrata convertido por su propia significación en totalitario. Frente a esa presencia el intelectual tiene un compromiso sociopolítico de denuncia y resistencia cultural”.
[Buenos Aires, 2 de agosto de 2024]
©Carlos Penelas. All Rights Reserved.

About the Author

Carlos Penelas nació el 9 de julio de 1946 en la ciudad de Avellaneda, provincia de Buenos Aires, y reside en Buenos Aires, capital de la República Argentina. Es Profesor en Letras egresado de la Escuela Normal de Profesores Mariano Acosta, y es en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires donde cursó Historia del Arte y Literatura. Obtuvo primeros premios y menciones especiales en poesía y en ensayo, así como la Faja de Honor (1986) de la Sociedad Argentina de Escritores —de la que fue en 1984 director de los talleres literarios— y otras distinciones. Fue incluido, por ejemplo, en las antologías Poesía política y combativa argentina (Madrid, España, 1978),Sangre española en las letras argentinas (1983), La cultura armenia y los escritores argentinos (1987), Voces do alén-mar (Galicia, España, 1995), A Roberto Santoro (1996), Literatura argentina. Identidad y globalización (2005). Publicó a partir de 1970, entre otros, los poemarios "La noche inconclusa", "Los dones furtivos", "El jardín de Acracia", "El mirador de Espenuca", "Antología ácrata", "Valses poéticos", "Poemas de Trieste", "Homenaje a Vermeer", "Elogio a la rosa de Berceo", "Calle de la flor alta" y "Poesía reunida". A partir de 1977, en prosa, fueron apareciendo los volúmenes "Conversaciones con Luis Franco", "Os galegos anarquistas na Argentina" (Vigo, Galicia, España, 1996), "Diario interior de René Favaloro", "Ácratas y crotos", "Emilio López Arango, identidad y fervor libertario", "Crónicas del desorden" y "Retratos", etc.

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