¿Saben hoy los cubanos en la isla qué sucedió un 20 de Mayo?  

Written by on 30/05/2025 in Critica, Literatura - No comments
Literatura. Crítica.
Por Roberto Álvarez Quiñones

Cuba.20 de Mayo en el Exilio. Tomado de Directorio Electrónico.

¿Qué celebraron los cubanos en la isla en este último 20 de Mayo? Ni celebraron nada, ni saben a ciencia cierta lo que esa fecha significa para la nación cubana.

Puede alguien creer que los hoy mexicanos no saben qué pasó el 16 de septiembre de 1810; o que en EE. UU. no se conoce qué sucedido el 4 de julio de 1776, en la India lo ocurrido el 15 de agosto de 1947, o que los franceses ignoraran que el 14 de julio de 1799 los parisinos asaltaron la fortaleza de la Bastilla e iniciaron la más trascendental (y la última) revolución social burguesa de la historia.

Con legítimo orgullo nacional en tales fechas esos pueblos festejan jubilosos, la conquista de la independencia, o de la liberación del hambreador viejo régimen semifeudal en el caso de Francia, que costó mucha sangre y sacrificios a sus ancestros.

Pues bien, en Cuba esa celebración está prohibida. Ni los niños escolares, ni los adultos con menos de 65 de edad, saben a ciencia cierta qué sucedió el 20 de mayo de 1902 y lo que esa fecha significa para el pueblo cubano.

Tomás Estrada Palma. Tomada de la página Tienda de Juguetes Noruegos.

Créase, o no, para los cubanos en la isla que no están en edad de retiro el 20 de mayo es un día como otro cualquiera, en el que hay que ir a la escuela y al trabajo, salvo aquellos a quienes sus padres y abuelos les hayan contado algo al respecto y quién fue Tomás Estrada Palma.

Y es que el megalómano Fidel Castro, como antes hicieron sus homólogos (y paradigmas) Lenin, Hitler, Mussolini y Mao Tse Tung en sus países, borró el significado del 20 de Mayo de los textos de historia de Cuba.

Tiró a la basura la fecha en que el país obtuvo su independencia del imperio colonial español, luego de dos sangrientas guerras en las que murieron más de 240,000 cubanos (incluyendo los 173,000 que fallecieron por hambre durante la genocida “Reconcentración” decretada por Valeriano Weyler). Y gracias también a la intervención decisiva del Ejército de EE.UU en 1898, que evitó que el conflicto bélico se prolongase con un mayor saldo de muerte y destrucción. Recordemos que ese año las tropas mambisas no ocupaban aún ciudades importantes en la isla.

Castro prohibió cualquier acto, festejo, desfile, o parada que tradicionalmente tenían lugar en toda la isla cada 20 de mayo desde 1902, cuando en el castillo habanero de El Morro ondeó por primera vez, al fin, la hermosa y gloriosa bandera de la república soberana de Cuba. Yo participaba muy orgulloso con la formidable banda de música de mi colegio (los Maristas) en aquellas paradas inolvidables.

Puede decirse que el ataque al Moncada fue una acción terrorista

El tirano decidió que la fecha nacional cubana tenía que ser la suya propia (de Castro), el 26 de julio, y acompañada con otros dos días feriados más con descanso laboral, los días 24 y 27 de julio.

¿Pero qué fue lo que ocurrió un 26 de julio tan trascendental y extraordinario como para sustituir nada menos que al 20 de mayo como la principal fecha patriótica de los cubanos?

Cinco mentiras sobre el asalto al cuartel Moncada. Tomada de Cubanet.

Ese día de julio, en 1953, en Santiago de Cuba tuvo lugar lo que bien puede considerarse uno de los ataques terroristas con saldo más sangriento en América Latina. Fue organizado y dirigido por el propio Fidel Castro, quien, por cierto, huyó del sitio atacado, el cuartel “Moncada”, sin avisarle a sus compañeros de armas, que siguieron combatiendo… y muriendo. Decenas de sus compañeros de armas fueron apresados y asesinados.

Ese mismo día y a la misma hora otro grupo de asaltantes también por orden de Fidel atacaron el cuartel del Ejército “Carlos Manuel de Césped”, de Bayamo, en una acción realmente suicida que costó la vida a 10 de los 21 jóvenes asaltantes, casi todos asesinados, y una sola baja mortal en las filas del ejército batistiano.

En Santiago de Cuba la acción además del Moncada incluyó la toma del Hospital Provincial y del Palacio de Justicia, para apoyar el asalto al cuartel. El saldo final de todo fue de 98 muertos, incluyendo 56 asaltantes asesinados, y 8 muertos en combate. Del ejército de la dictadura murieron 25 soldados en combate, o asesinados. También 9 civiles, ajenos al ataque, fueron asesinados por esbirros batistianos en represalia política por el asalto al cuartel.

En el ataque realizado en agosto de 1994 en Buenos Aires por terroristas islámicos contra la Asociación Mutual Israelita Argentina murieron 85 personas, o sea, 13 menos que en el Moncada.

Soldados ebrios asesinados; también murieron por “fuego amigo”

Lo del Moncada tuvo rasgos típicos de terrorismo por dos razones. Por una parte, Castro escogió el día 26 de julio porque por esos días tenía lugar el popular carnaval de Santiago de Cuba. Muchos soldados del Ejército participarían, regresarían al cuartel medio borrachos y dormirían profundamente. Y, así fue, el ataque comenzó a las 5:00 a.m. y varios soldados fueron acribillados a balazos medios dormidos, en calzoncillos.

Por la otra, Castro no respetó las reglas de la guerra. Los asaltantes se disfrazaron con uniformes del ejército batistiano para entrar al cuartel con ventaja. Hubo tal desconcierto entre los soldados del cuartel que muchos se dispararon entre ellos mismos. Algunos murieron, o fueron heridos por aquel insólito “fuego amigo”.

Volviendo al 20 de Mayo, Cuba es el único país de América que no festeja y celebra la fecha de su independencia. Los libros de historia de escuelas y universidades, y la literatura de ficción o ensayística en la isla desde 1961, ignora el 20 de mayo, o encima miente y tergiversa lo ocurrido aquel día en que el pueblo de Cuba festejó con júbilo sin precedentes su acceso libre y democrático a la modernidad del naciente siglo XX.

Los medios de comunicación oficiales, historiadores, profesores, e intelectuales en la isla afirman que el 20 de mayo de 1902 Cuba pasó a ser una neocolonia de Estados Unidos. Definen a la república, desde 1902 a enero de 1959, como “la república mediatizada”, o “la república neocolonial”.

Ser silencia el asombroso empuje económico social que tuvo Cuba, que aquel 20 de mayo de 1902 tenía 1.6 millones de habitantes, y desde ese año hasta 1930 llegaron a la isla 1.3 millones de inmigrantes de todas partes del mundo a participar y beneficiarse de aquel auge económico cubano.

Tampoco en Cuba se puede publicar que el país, al asaltar el poder, los Castro y Ernesto Guevara, se acercaba al Primer Mundo. Era uno de los tres países latinoamericanos con más alto ingreso per cápita. Duplicaba al de España, igualaba al de Italia y superaba al de varios países de Europa.

Tergiversación y suplantación de la historia real, arma castrista

La tergiversación y suplantación de la historia verdadera de Cuba, de antes y después de 1959, es un arma del castrismo para anestesiar y alienar a las “masas”.

Se presenta a José Martí como un pensador socializante, casi militante del Partido Comunista, mientras se oculta su admirable y ostensible condición de demócrata liberal, cultivador casi obsesivo de todas las libertades y derechos humanos, y enemigo acérrimo de las tiranías, no importa el disfraz con que la vistan.

Y se oculta que Fidel Castro irrumpió en el escenario político como gángster, a tiro limpio, matando e intimidando a sus rivales. ¿Y quiénes en Cuba saben que Fidel en 1951 fue a la finca del senador Fulgencio Batista, “Cuquine”, y le propuso que diera un golpe de Estado? O que en su Luna de Miel en EE. UU. (en 1948) se compró en New York un auto Lincoln de uso con el dinero que le dio Batista como regalo de bodas.

O que al mes y medio de entrar en La Habana declaró a la prensa que no estaba de acuerdo con el comunismo, y “yo no soy un aspirante a Presidente de la República (…) no me importa ningún cargo público, no me interesa el poder”.  Y que luego, en abril (1959), estando en Washington de visita, aseguró a los periodistas:   “Que quede bien claro que nosotros no somos comunistas. Que quede bien claro”.

Por eso la historia de Cuba, sobre todo a partir de enero de 1959, hay que reescribirla, y ¡ya!, o tal vez nunca será rescatada del fondo del baúl en que languidece.

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About the Author

Roberto Álvarez Quiñones (Cuba). Periodista, economista, profesor e historiador. Escribe para medios hispanos de Estados Unidos, España y Latinoamérica. Autor de siete libros de temas económicos, históricos y sociales, editados en Cuba, México, Venezuela y EE.UU (“Estampas Medievales Cubanas”, 2010). Fue durante 12 años editor y columnista del diario “La Opinión” de Los Angeles. Analista económico de Telemundo (TV) de 2002 a 2009. Fue profesor de Periodismo en la Universidad de La Habana, y de Historia de las Doctrinas Económicas en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI). Ha impartido cursos y conferencias en países de Europa y de Latinoamérica. Trabajó en el diario “Granma” como columnista económico y cronista histórico. Fue comentarista económico en la TV Cubana. En los años 60 trabajó en el Banco Central de Cuba y el Ministerio del Comercio Exterior. Ha obtenido 11 premios de Periodismo. Reside en Los Angeles, California.

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