¿Qué pasará en Cuba si cae el chavismo?

Written by on 10/07/2016 in Critica, Política - No comments
Política. Crítica.
Por Roberto Alvarez Quiñones…

Periodo especial 3

Los primeros embates de lo que es sin duda el inicio de un nuevo “período especial”, debido a la crisis venezolana y los bajos precios del petróleo –entre otras razones–, ha disparado la inquietud de los cubanos acerca de qué puede ocurrir en Cuba si cae Nicolás Maduro,  el hombre incrustado por los hermanos Castro en Caracas,  o todo el chavismo.

Y obviamente tiene muy nerviosa a la cúpula dictatorial.  Nadie tiene idea de cómo se podría enfrentar la pérdida de subsidios por $10,000 millones de dólares anuales y del 66% del petróleo que consume el país.

Todavía el autócrata chavista sigue en su puesto y ya el flujo de petróleo venezolano a la isla se redujo de 100,000 barriles diarios a 53,000  y el régimen recortó hasta en un 50% el suministro de combustible a las empresas estatales, y  de 130 a 85 litros mensuales de gasolina las cuotas asignadas a generales, coroneles y altos oficiales del MINFAR y del MININT.  También se han dado instrucciones para no encender los aires acondicionados en las oficinas, y mantener las luces apagadas de noche, etc.

Maduro parece tener por ahora suficiente respaldo militar, y cuenta con el apoyo logístico, estratégico y de inteligencia de La Habana, pero si continua agravándose la  falta de alimentos,  medicinas, artículos de consumo de todo tipo, y la progresiva paralización de la planta industrial y comercial venezolanas,  el protegido de los Castro no tiene un futuro muy promisorio.

La situación podría hacerse insostenible y la cúpula  chavista podría sacrificar a Maduro, culparlo de manejar mal la crisis y sustituido por otro jerarca “bolivariano”.

Periodo especial 2

Un infiltrado  de La Habana

Y ahí está el detalle. Maduro es muy especial  para el  castrismo.  En Venezuela daban por seguro que el heredero de Hugo Chávez  sería su compañero  golpista (1992) Diosdado Cabello.  Pero Fidel y Raúl Castro le “sugirieron”  que designara a Maduro, quien en los años 80 estudió marxismo-leninismo en La Habana. Allí se integró a la inteligencia del MININT  y comenzó a trabajar en el  Departamento América, entidad castrista de subversión comunista en Latinoamérica.

De salir Maduro del Palacio de Miraflores,  dado el bajo precio del petróleo,  con toda probabilidad el nuevo gobierno chavista reduciría aún más la entrega de petróleo a la isla y también recortaría  la transferencia  de “cash”,  aunquei mantuviese a miles de médicos cubanos en Venezuela. Y si la oposición llega al poder los subsidios desaparecerían.

En Venezuela todo se agrava  porque los  jefes militares que trasiegan drogas y le roban al Estado no quieren soltar el poder.  Y, claro,  La Habana  los “orienta” a que  masacren  a la gente en las calles si es necesario, pues si la oposición llega al poder ellos  irán  a cárceles  venezolanas, o  de  Estados Unidos.

La nación sudamericana es ya un  volcán a punto de hacer erupción. Es muy difícil hacer pronósticos.  Y no habrá una solución justa con el diálogo que impulsa el expresidente español José Rodríguez Zapatero –conocido simpatizante del chavismo que además se mueve en aviones de PDVSA– que sirve para  que Maduro gane tiempo, adormezca a la oposición, engañe al mundo y evite la realización del referendo en 2016.

Maduro y Raúl Castro

No más mecenas

En cuanto a  Cuba,  ya de ningún sombrero mágico va a aparecer  otro mecenas dadivoso que mantenga  a los Castro.  China y Rusia  son “hermanos solidarios”, pero con el billete por delante, o con el compromiso de que el gobierno  pague de alguna forma  lo que le prestan o venden. Ni Moscú, ni Pekín  regalan nada.  Además, cayó la ex guerrillera  Dilma Rousseff  en Brasil, hay un gobierno de derecha en Argentina, otro en Paraguay,  y muy pronto habrá otro en Perú.  Y ni Angola, ni Ecuador, ni México, ni Irán,  obsequian petróleo.

¿Cómo podría Cuba comprar internacionalmente  los millones de barriles anuales de petróleo que le regala Maduro? ¿Cómo suplir los miles de millones de dólares faltantes?  Por ejemplo Importar los 37 millones de barriles de crudo que le regalaba Maduro hasta hace poco le costaría al régimen  unos $1,850 millones de dólares. Y si sólo comprase 20 millones de barriles tendría que pagar  casi $1,000 millones  y se paralizaría parcialmente el país.

Sin combustible suficiente y sin subvenciones, la producción industrial, el comercio, el transporte, la agricultura y toda la economía se afectarían dramáticamente. La improductiva economía cubana apenas produce mercancías vendibles para obtener divisas. En 2015 el valor de las exportaciones cubanas de bienes fue de apenas $3,900 millones. En cambio, la  pequeña vecina República Dominicana exportó bienes por $9,523 millones. Maravillas del socialismo.

La poca exportación de bienes de Cuba es siempre aliviada  por la explotación  –que no exportación– de médicos y otros profesionales cubanos en Venezuela, a quienes les  confiscan el grueso de sus salarios. Eso en 2015 le permitió al régimen hacer importaciones por valor de 13,500 millones de dólares. De acabarse esa esclavitud Cuba tendría que recortar drásticamente sus importaciones.  ¿Y el  turismo qué?

Como Cuba produce muy poco tampoco puede comprar  a no ser que le regalen  dinero.   Volverían  las noches medievales con apagones de 14 horas y la  tiradera de piedras contra vidrieras y ventanas, que esta vez podrían llevar cierto olor a desestabilización política.

Periodo especial

¿Regreso a la crisis de los 90?

Tales circunstancias  colocarían a los Castro en la disyuntiva de ampliar  el sector privado, o  agravar el nuevo “período especial” que ya comenzó, lo cual conduciría a una situación política y social  grave,  y  podría desatar un nuevo Mariel  que acabaría con  la política complaciente de Washington hacia la dictadura.

Cuba necesitaría que se aumenten las transferencias de divisas desde EE.UU, que ya en 2015 ascendieron a  $6,634 millones, según la consultora The Havana Consulting Group, sumando las remesas y los bienes enviados o llevados a Cuba por los viajeros desde territorio norteamericano.  Esa cifra quintuplicó  los ingresos netos que dejó el turismo, y casi duplicó el valor de las exportaciones de bienes cubanos.

El régimen tendría que levantar las trabas a los cuentapropistas y permitir que importen bienes de capital y materias primas, y que los profesionales presten sus valiosos servicios por su cuenta.  Tendría que moderar  los ataques a Washington para facilitar que el Congreso levante el embargo.

Y  quienes en la nomenklatura miran hacia China y  Vietnam tendrían su oportunidad. La dirigencia postmaoísta  instauró un capitalismo de Estado  (“socialismo de mercado en las condiciones chinas”)  capitaneado por Deng Xiaoping, quien tambié ordenó la  masacre de  los manifestantes en la Plaza Tiananmen,  en 1989.

Obama y Raúl Castro

Capitalismo con terror comunista

El sector privado chino hoy genera el 71% del PIB, pero en el poder sigue el mismo Partido Comunista represor que fusiló o mató de  hambre a más de 60 millones de personas en 27 años (1949-1976). En Vietnam, con el “Doi Moi” (“Renovación”) se liberaron las fuerzas productivas. Hoy es la economía que más crece en Asia, pero la represión política sigue intacta.

Esa simbiosis de capitalismo  con terror comunista fascina a muchos generales y jerarcas del castrismo, que quieren  volverse millonarios como los dirigentes comunistas chinos.

Pero Fidel Castro  no quiere que la Junta Militar pierda un ápice del control patológico que tiene de toda la sociedad cubana y aún mantiene una  influencia muy retrógrada en el Partido Comunista, entre los dinosaurios de la Sierra Maestra.  Raúl es su principal fanático, y si bien controla todo el  poder,  nunca se opondrá a su hermanito.

Los cuentapropistas no tendrían la misma libertad  que en China, pero a causa de los Castro. No comparto la tesis de que el modelo chino no es aplicable  a Cuba por razones culturales, históricas, o por su cercanía a EE.UU.  El capital,  la propiedad privada y el libre mercado no tienen nacionalidad ni ideología política. Y en materia de controles y represión política el castrismo le puede dar lecciones a Pekín y Hanoi.

¿Tendrán los hermanos de Birán  una carta secreta bajo la manga  por si  sucumben Maduro, o  todo el chavismo?  No lo creo.  Gústeles o no,  cualquier plan B que tengan los Castro dependerá de los “gusanos” en el exterior,  de Estados Unidos y de aflojarle la mano al sector privado.

Nunca los Castro harían nada en beneficio de los cubanos, pero esta vez estarían obligados a mover  fichas en el tablero estalinista. Es cuestión de vida o muerte para la  dictadura misma.

Roberto Alvarez Quiñones

 

 

 

 

 

©Roberto Alvarez Quiñones. All Rights Reserved

About the Author

Roberto Álvarez Quiñones (Cuba). Periodista, economista, profesor e historiador. Escribe para medios hispanos de Estados Unidos, España y Latinoamérica. Autor de siete libros de temas económicos, históricos y sociales, editados en Cuba, México, Venezuela y EE.UU (“Estampas Medievales Cubanas”, 2010). Fue durante 12 años editor y columnista del diario “La Opinión” de Los Angeles. Analista económico de Telemundo (TV) de 2002 a 2009. Fue profesor de Periodismo en la Universidad de La Habana, y de Historia de las Doctrinas Económicas en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI). Ha impartido cursos y conferencias en países de Europa y de Latinoamérica. Trabajó en el diario “Granma” como columnista económico y cronista histórico. Fue comentarista económico en la TV Cubana. En los años 60 trabajó en el Banco Central de Cuba y el Ministerio del Comercio Exterior. Ha obtenido 11 premios de Periodismo. Reside en Los Angeles, California.

Leave a Comment