Miami. Poemas de la ciudad/ Poems of the City, de Maricel Mayor Marsán

Written by on 04/10/2015 in Critica, Literatura, Poesia - No comments

Literatura. Crítica. Poesía.

Por Waldo González López…

Fotos: Mónica Prandi y Mayra Hernández

 

Maricel Mayor Marsán

Maricel Mayor Marsán firma su libro.

Marisel Mayor Marsán 2

La poetisa Maricel Mayor Marsán habla con el numeroso público congregado en una de las salas de la librería Books and Books, la noche del pasado 29 de septiembre de 2015.

Miami. Poemas de la ciudad. De Maricel Mayor Marsán

Un libro bilingüe de Ediciones Baquiana.

Palabras de presentación del poeta Waldo González López

Buenas noches, amigos: me place de veras estar aquí por un motivo para mí especial, ya que presentar a dos voces, el libro bilingüe Miami. Poemas de la ciudad/Poems of the city, de mi querida colegamiga Maricel Mayor Marsán resulta una fiesta innombrable, para decirlo con Lezama, cuyo Ángel de la Jiribilla nos está mirando sonriente y agradecido desde algún lugar de esta prestigiosa librería, centro de importantes “lanzamientos” de títulos, como se dice en Cuba.

Sin duda, se trata de un jubileo de la poiesis, forma de conocimiento y lúdica, según connotaba Platón en El banquete, término que de algún modo intenta definir la indefinible e inmarcesible, o mejor: la mágica poesía, a lo que añado que ella, nunca debe explicar, sino sugerir, provocar e iluminar el pensamiento y, sobre todo, la imaginación.

Y he aquí el primer mérito de estos Poemas de la ciudad, de Maricel. De otra parte, y no menos singular rasgo, es la hondura conceptual de su discurso, como la particular expresión de su profunda mirada al multinacional entorno que, sin explicarlo, lo interpreta, iluminando su compleja realidad.

He leído otro poemario sobre nuestra ciudad, Vicio de Miami, del también cubano Néstor Díaz de Villegas, cuyo abordaje y planteo del entorno es distante y distinto del volumen que ahora presentamos. Una de las numerosas cualidades de Miami. Poemas de la ciudad es la sinceridad, reveladora de la honestidad de su autora, quien por ella y su luminoso haz lírico logra una suerte de hermoso breviario autobiográfico, pues aquí ha desarrollado la mayor parte de su existencia y, en consecuencia, nos sugiere de su vida profesional en nuestra poblada metrópoli.

Por ello, nos ofrece importantes datos históricos del contexto multinacional miamense, en cuyo desarrollo decidirían varios fundadores y otros hombres que colaboraron decididamente a construir el hoy deslumbrante entorno de la urbe que nos acoge: William Brickell, Henry M. Flagler, James M. Jackson, J. E. Lummus, Charlie Peacock y William Wagner.

Asimismo, como homenaje a esta Ciudad de la Cultura (y no del Sol), subraya el aporte de relevantes mujeres, tales la artífice y fundadora de Miami en 1896 Julia Tuttle; la maestra Flora MacFarlane; la escritora, periodista, feminista, defensora del medio ambiente y protectora de los Everglades, Marjorie Stoneman Douglas.

Está, además, el emotivo recuerdo de colegas, con las que compartiera «los trabajos y los días», parafraseando a Hesíodo, tales las tres igualmente destacadas intelectuales de la isla, ya fallecidas: la profesora universitaria y primera cubana en pertenecer a la ANLE en los Estados Unidos, Beatriz Varela, y las escritoras y también profesoras cubanas Concha Alzola y Gladys Zaldívar.

Pero otras cualidades de sus textos son la sencillez casi coloquial de sus versos; no obstante, ser traspasados por un hondo lirismo y, otra, no menos singular: la brevedad. Nunca olvido, sobre todo cuando se trata de poesía, el clásico concepto (o, mejor: sentencia) del escritor barroco Baltasar Gracián: “Lo bueno, si breve, dos veces bueno”.

Aun otra característica decisiva —tal lógica consecuencia de su poemario, al que marca con tal atributo— es su amor a esta ciudad, acogedora de los latinoamericanos y, entre ellos, por supuesto, los cubanos, índice expresado desde el título de sus poemas y, en particular, en «Decir Miami» que, encabezado por un epígrafe de un gran norteamericano: Benjamín Franklin (“Donde habita la libertad, allí está mi patria”), confiesa, entre otras verdades:

Decir Miami es

contar historias en cada esquina

reunir familias a cuentagotas

salvar las horas en desespero

reír a solas en días soleados.

                                Quizás verano, quizás otoño.

Sumar alegrías tras sacrificios

restar esperas de las que duelen.

                                Algunas cortas, otras muy largas.

Vivir pendientes del desafío

mirar al sur es lo que abunda

sentir el desasosiego de los que llegan.

                                Unos más pronto, otros más tarde.

Hurgar entre la controversia y el sentimiento mundano

descubrir amigos y hasta enemigos

escuchar voces diversas y otros acentos

medir la presencia de lo que está ausente

rescatar con gran cuidado la herencia

        tal visible y guardada porcelana en vitrina.

Sacudir a gritos un mal recuerdo de algo lejano

socavar las glorias por las memorias

pedir razones al tiempo ya transcurrido

echar raíces sobre el coral y un gran pantano sureño

fingir saberlo y seguir con paso firme

dejar atrás las sombras y aspirar el olor del mar

                                              en calma sagrada.

Decir Miami es decir mi casa.

Maricel Mayor Marsán 4

 Otros poemas que evidencian su apego por nuestro multinacional ámbito son: «La luna en el mar», «El mar y yo», «Desayuno en Versailles» y «Coconut Grove», en los que rinde tributo de querencia a sitios del entorno que le diera abrigo desde su juventud.

Justamente, por ese genuino amor a Miami, no olvida a los que, como ella, han llegado, desde los primeros años del 60 hasta los tiempos más recientes, escapando al fin de la infrarrealidad de la isla. A ellos, a todos, dedica su hermoso poema: «Cubanos del sur de La Florida», donde expresa con la sinceridad que la identifica el duro y hermoso acontecer de arribar a esta tierra prometida: La historia se repite por más de medio siglo. Década tras década, cual reciclaje inalterable los cubanos besan la arena de tus playas, agradecen tu hospitalidad y conforman tu rostro.

Muchos han hecho de tus tierras su nueva casa. Algunos no se percatan hasta que el tiempo los vence. Y, quizás, aún vencidos, nunca logran darse cuenta de que tú eres abrigo y refugio distante, fuera del azote político, de la mala voluntad de los hombres, de las bajas pasiones y del hambre. Otros se acomodan en la espera, quizás distraídos con cierta bonanza que acogedora los recibe. Muchos se aferran a un regreso que no llega, quizás envueltos en el olvido que los hiere. De un siglo a otro se traspasó el destino de un pueblo a la mala suerte del nómada, la de aquel que le tocó cantar el himno del desplazado aquí en tus costas.

Del propio modo, en otro texto, corrobora su incambiable nacionalidad: «Tres, eran tres», que dedica “A todos los cubanos que han cruzado/ por décadas el Estrecho de la Florida” y nos dice en los versos finales:

Tres, eran tres,

los tres que pugnaban

por seguir su propio camino.

Desde dentro del agua gritaban

para lograr el auxilio esperado,

entre familias y amigos seguros

en el país al cual ansiosos venían.

¡Qué tristeza! ¡Qué esfuerzo baldío!

¡Si tan solo pudieran contar con la ayuda

de una gloriosa trayectoria de estrellas

para granjearse la entrada

y justificar su bravura!

Ampliando su amor por la isla, así como a la nación que la recibiera con los brazos abiertos, añade otro texto singular: «Cubanoamericana», en el que evidencia su infinita aceptación de su doble nacionalidad:

Soy parte del norte que me nutre,

ese todo que me enriquece,

una cultura que me inspira

con su despliegue de libertades,

oportunidad y esperanza.

Soy también parte del sur en mi memoria,

ese recuerdo que habita tan adentro,

quizás distante, pero siempre presente

con la imagen de una familia que fue,

de la felicidad fracturada

y del país que nunca disfruté.

El hondo matiz de su sensibilidad subraya la emoción en «Habitar las sombras de la tarde», donde —con epígrafe del Miguel Hernández que compartimos como uno de nuestros poetas hispanos preferidos— ya en su primera estrofa, revela su recóndito sentir:

Traigo la tristeza bordada en un costado,

penuria de la edad que se consume en sus heridas

como las grietas de un alma que envejece,

la cicatriz en la piel que no se borra

y la pertinaz traición que no se olvida.

Pero hay más, porque de su amorosa humanidad, el amor filial brota en versos de las más altas dignidad y belleza. Así acontece en textos de notable factura, como «La vida pesa», donde le dice a su amado:

Pesan los años transcurridos en soledad,

pesa el instante

de algún error cometido en el camino.

Pesan las dudas y los recuerdos,

pesa el vacío de lo que pudo ser

y no fue.

Pesan los años que no pasamos juntos,

pesa el no haberte conocido

mucho antes.

Del propio modo, en otro formidable texto dedicado a su esposo: «La patria comienza y termina», el volumen alcanza otro de sus altos momentos, en cuyo final, como esplendente resumen de su valiosa entrega, la poeta nos regala algunos de los más hermosos versos de este excelente haz de poemas:

Muy lejos de la demagogia,

despojada de los lastres del siglo XX,

del patrioterismo barato,

de los nacionalismos pasados de moda

y convertidos en clichés

para enardecer multitudes,

desoigo las políticas falsas,

los sueños imposibles,

la compra de mentiras por verdades,

la venta de supuestos “hombres nuevos”

y la aniquilación del rostro de los mismos

con un gramo de retórica.

……………………………………………

Nada me seduce ni me aplaca.

Ahora, evoco tu nombre,

me arrimo al árbol de la vida,

me digo y, convencida, te repito

mi única declaración posible

ante este desorden de cosas:

la patria comienza y termina

en el iris de tus ojos.

Por todo lo expuesto anteriormente, les recomiendo la lectura de este hermoso libro bilingüe Miami. Poemas de la ciudad – Poems of the city) de mi cara colegamiga que hoy presentamos y ponemos a su disposición.

Gracias a todos.

[Palabras de presentación sobre el cuaderno Miami, Poemas de la ciudad, de Maricel Mayor Marsán, leídas por el poeta Waldo González López, en Books & Books la noche del pasado 29 de septiembre de 2015]

Waldo González López

©Waldo González López. All Rights Reserved.

 

About the Author

Waldo González López (Cuba, 1946). Poeta, ensayista, crítico literario y teatral, antólogo y periodista cultural. Graduado de Teatro en la Escuela Nacional de Arte, donde creó el Archivo de Dramaturgia e impartió clases de Historia de la Literatura para Niños y Jóvenes, en la Cátedra de Teatro para Niños (cofundada por él) y de Historia del Teatro Universal y Cubano. Cursó estudios de Francés en el Instituto «Máximo Gorki» (1964-1966), Licenciado en Literatura Hispanoamericana (Universidad de La Habana, 1979), integró el Centro Cubano de la Asociación Internacional de Teatristas de la Infancia (ASSITEJ, de la UNESCO), las Asociaciones de Teatro y Literatura de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en sus Secciones de Crítica Teatral, Poesía, Traducción Literaria y Literatura para Niños y Jóvenes. Fue Asesor del Teatro Nacional de Cuba y de los dos Centros Iberoamericanos de la Décima (La Habana y Las Tunas). Sus versos han sido traducidos a varias lenguas y publicados en Francia, Estados Unidos, México, Colombia y Argentina. Ha traducido del francés a los poetas Jacques Prévert, Marie de France, Molière, Joachim du Bellay y realizó versiones para la antología Poesía polaca. Su labor como poeta, crítico teatral y literario, antólogo y ensayista ha sido reconocida entre otros, por las pedagogas y antólogas puertorriqueñas Flor Piñeiro e Isabel Freire de Matos en su volumen Literatura Infantil Caribeña; el profesor y ensayista jamaicano Keith Ellis, en su estudio Cuba’s Nicolás Guillén: Poetry and Ideology, y el antólogo y ensayista español Antonio Merino en el prólogo de su antología Nueva poesía cubana. Ensayos suyos fueron incluidos en las antologías Nuevos críticos cubanos, Acerca de Manuel Cofiño y Valoración múltiple: Onelio Jorge Cardoso. Prestigiosos ensayistas y críticos cubanos y de otros países se ocuparon de sus múltiples libros. Fue jurado consuetudinario en eventos literarios, teatrales y de periodismo cultural, y participó en Congresos de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), foros y otros encuentros con especialistas de Cuba y otros países. Entre sus más de 25 libros resaltan los poemarios: Que arde al centro de la vida (1976), Salvaje nostalgia (1991), Casablanca (Colombia, 1994), Las palabras prohibidas, Estos malditos versos, Ferocidad del destino, El sepia de la nostalgia y Umbral de la nostalgia (libro de arte, con sus poemas ilustrados por la artista plástica Julia Valdés); los cuadernos para niños: Poemas y canciones, Donde cantan los niños, Jinetes del viento, Libro de Darío Damián y Voces de la querencia; las antologías poéticas (con selección y prologo suyos): Preciosa y el aire (textos de García Lorca, 1976), Los versos de tu amigo (textos de García Lorca para jóvenes, 1978), Que soy marinero yo (textos de Antonio Machado, 1984, Premio de la Crítica de libros para la infancia, 1985), Cazador de colores (poemas del cubano Emilio Ballagas; 1986), y para adultos: Paris at night (poemas de Jaques Prévert, traduc. y pról. suyos, 1993), Hasta que Dios queme el tiempo (poemas de William Butler Yeats, 1993), Añorado encuentro. Poemas cubanos sobre boleros y canciones (2001), Viajera intacta del sueño. Antología de la décima cubana (2001), Este amor en que me abraso (décimas de José Martí; 2003), De tu reino la ventura. Décimas a las madres (2003) y Que caí bajo la noche. Panorama de la décima erótica cubana (2004). Asimismo, es autor del volumen de ensayos Escribir para niños y jóvenes (1983) y de la antología La lectura, ese esplendor (ensayos de figuras internacionales sobre lectura y literatura (Campaña Nacional por la Lectura, Quito, Ecuador, 2009), Navegas, Isla de Oro. Panorama de la décima para niños (en colaboración con Mayra Hernández; 2009), Esta cárcel de aire puro. Panorama de la décima cubana en el siglo XX (en colaboración con Mayra Hernández, en 2 tomos: 2009 y 2010). Como de los libros de crítica literaria: La décima dice más (2005) y La décima, ¿sí o no? (2006), ambos con reediciones; y las antologías La soledad del actor de fondo. Monólogos cubanos (1989) y Cinco obras en un acto (2001), así como el de crónicas Niebla de la memoria. En Cuba mereció las siguientes distinciones: Diploma al Resultado Científico por Colaborar con la nueva Historia de la Literatura Cubana, en tres volúmenes, otorgado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente; el Laúd y la Medalla del Cucalambé (Las Tunas); Diploma por la Labor Realizada en Apoyo a la Décima (Universidad “Camilo Cienfuegos”, de Matanzas); Reconocimiento como Escritor y Crítico Literario (Presidencia del Instituto Cubano del Libro) y Distinción por la Cultura Nacional. EN MIAMI Desde su arribo a Miami (julio de 2011), ha sido jurado en los Concursos Internacionales: de Poesía (2012) y «La vigencia de Tula» en homenaje al 200 Aniversario del natalicio de Gertrudis Gómez de Avellaneda, ambos de la Editorial Voces de Hoy), el Internacional de Poesía «Facundo Cabral» (2013, del Gremio de los Artistas Latinoamericanos, GALA). Asimismo, ha fungido como jurado de los eventos escénicos: 1er. Festival Internacional de Obras de Pequeño Formato (Compañía teatral ArtSpoken, 2011), 1er. Primer Festival Internacional de la Comedia (Compañía Havanafama, 2013) y de Teatro de los Miami Life Awards. Participó como ponente en el «Congreso Internacional de Dramaturgia y Artes Escénicas. Teoría y Práctica del Teatro Cubano del Exilio Celebrando a Virgilio Piñera, en su Centenario» (Universidad de Miami, 2012). Mereció el 3er. Premio de Poesía en el Concurso Internacional «Lincoln-Martí» (2011). Integró los Consejos Asesores del Festival Internacional de Monólogo “A una voz” y del Gremio de los Artistas Latinoamericanos (GALA).

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