Política. Crítica.
Por José Luis Borja…
Carta abierta a Susana Barreiros,
jueza venezolana que condenó a Leopoldo López
Miami, Estados unidos, 16 de septiembre de 2015
Ciudadana Susana Barreiro:
Su carrera profesional es irrelevante. El título y el cargo que Ud. ostentó perdieron todo su valor. Su nombre está relacionado con una injusticia: el condenar a la cárcel a un hombre inocente habiéndole negado la posibilidad de probar su inocencia. Nadie sabe cuáles son los motivos y las circunstancias que la llevaron a prestarse a esta maquinación y a dictar tan cruel sentencia. Si fue por órdenes de otros, recuerde que los autores intelectuales raramente se exponen al escarnio público. Su honor, Susana, es el que está mancillado; su cara es la que será recordada como símbolo de la vileza. Si fue por razones personales, tampoco le importa a la gente. Ud., Susana seguirá siendo la cara visible de la ignominia. Y cualquier beneficio material que hayan podido garantizarle a Ud. y su familia no será suficiente para limpiar su honor y su apellido. ¿Susana, es ésta la vida que Ud. quiere? ¿Andar a escondidas, temiendo ser reconocida y asediada, insultada y eventualmente agredida? ¿Susana, corresponde esto con sus sueños, los que albergaba cuando era niña, cuando era estudiante de leyes? ¿Susana, sería capaz de hacer esto de nuevo? ¿Es para Ud. motivo de orgullo el haber condenado a un hombre inocente a sabiendas de que lo era y sin permitir que se defendiera? ¿Está esto ajustado a derecho? ¿Es eso justo? ¿Es esa la tarea para la cual Ud. se formó como juez? Susana, el ser humano es como una cebolla. Tiene varias capas que protegen a su ser interno. Las capas se endurecen con cada golpe y tribulación en el sendero de la vida. Imagine que va despojándose de sus capas, una por una, hasta llegar a la parte más tierna, su ser interno. Es un proceso difícil, y al igual de lo que ocurre cuando uno lo hace con una cebolla, es un proceso con mucho llanto y muchas lágrimas. Sólo al final sabe uno de qué está hecho y se da cuenta si ha malgastado sus energías, si ha desperdiciado su vida haciendo lo que otros querían, ignorando su verdadero llamado, violentando su esencia e incumpliendo su misión en la vida, o al contrario si ha sido fiel a sus valores y ha hecho lo correcto para sí mismo. Es muy doloroso, Susana, y lo es más aún para alguien como Ud. que tuvo la oportunidad de hacer justicia y en cambio cometió un crimen. Algún día, en la privacidad y la soledad de su alcoba, simplemente deshoje la cebolla, Susana.
[José Luis Borja, 16 de septiembre 2015]
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