La inequidad de la gravedad

Written by on 05/02/2018 in Critica, Literatura, Sociedad - No comments
Literatura. Crítica. Sociedad.
Por Gustavo Catalán.

Como especie, la evolución nos ha enderezado y permitido andar a dos patas. Sin embargo, esa misma gravedad y a escala individual, se ceba en la tercera edad como si necesitara de reafirmación tras ser descubierta; algo parecido a lo que sucede con las pensiones, tema que puede soslayarse sin dificultad hasta que nos afecta directamente. La gravedad se alía con la artrosis en lugar de dar caña a quienes viven por todo lo alto o miran desde arriba y por encima del hombro; es ahí donde debiera manifestarse en toda su crudeza y no pesar sobre el octogenario que, puesto a opinar, imagino que clamaría incluso por un cielo a ras de suelo por ser precisamente el que frecuenta, luchando por enderezarse si acaso se le ocurre recoger algo o simplemente atarse los zapatos.

El caso es que si Newton no hubiera sido abducido por la dichosa manzana caída sobre su cabeza, de verse obligado a hacerse con ella y con cuarenta años más, probablemente se habría planteado la Ley de gravitación con menor entusiasmo. Por lo que a mí respecta, que móvil o monedero dejados a su aire se desplacen siempre hacia abajo o el nombre de Despeñaperros fuese el de Levitaperros de no existir la gravedad, no me inspiraba reflexión alguna hasta que he debido arrodillarme y levantarme a continuación sin tener dónde agarrarme. Y no estoy todavía en los ochenta.

Tras experiencias parecidas, deduzco que determinadas normas debieran contar con más excepciones, y no me refiero únicamente a los encarcelamientos en Cataluña o a la ley del más fuerte, por generalizar. Porque el asunto al que hoy me refiero no mueve a risa: es grave y, quizá de ahí, el nombre de gravedad. Sucede que, quienes elogian la tercera edad, tal vez sea porque nunca debieron agacharse a por sus gafas.

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About the Author

J. GUSTAVO CATALÁN Nacido en Guipúzcoa. Licenciado y Doctor en Medicina (1990) por la Universidad de Barcelona. Especialista en Oncología y Endocrinología. Diplomado en Metodología Estadística por la Universidad de París y en Sanidad (Escuela Nacional de Sanidad,1982). Tras ocupar la subdirección del Centro Regional de Oncología de Baleares, jefe de la Sección de Oncología del Hospital General de Mallorca hasta 2002 y, posteriormente, jefe del Servicio de Oncología del Hospital Son Llàtzer (Ibsalut) hasta 2011. En la actualidad, ejerzo en el ámbito privado. Autor o coautor de más de 100 artículos y diez libros sobre la especialidad. Miembro electo de tres sociedades científicas nacionales y dos internacionales (European Association for Cancer Research y European Society for Medical oncology). He formado parte del comité editorial en cuatro revistas profesionales y becado por trabajos de investigación en ocho ocasiones. En 1987 obtuve el Premio Ciudad de Palma en el área de investigación científica. EN CUANTO A LAS LETRAS… En 1993, el primer libro de relatos: "De una cierta desmesura" (Edit. Prensa Universitaria. Palma de Mallorca) y, en 1997, el segundo: "Mi Giovanna por tres horas". Otros cuentos en volúmenes colectivos (1996, Edit. Noesis, Madrid; Edit. Ergon en 2005 y 2007…). Autor de las novelas “No habrá quien nos pueda separá más nunca” (Edit. Olañeta, Palma de Mallorca, 2000), “La fosa común” (Edit. Huerga y Fierro, Madrid, 2001) y, en la misma Editorial, “Tiempo de Despedidas” (2006) y “Frente a mí” (2014). También colabora en prensa con asiduidad. Autor de la columna semanal “Polvo de Letras” en la revista “Illespress” hasta su extinción y, desde hace 17 años, los domingos, columnista de opinión en “Diario de Mallorca”. Colaborador asimismo de la revista digital "Palabra Abierta", de Eastvale, California. En 2013 inició el blog “contar es vivir (te)” (http://gustavocatalanblog.com).

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