Literatura. Crónica.
Por Mario Blanco.
La imaginación del hombre puede ir desde la idea más sencilla hasta eventos hoy irrealizables, al menos dentro de un tiempo prudencial. Muchos hombres al llegar a la etapa adulta desarrollan aún más el campo de la ficción, tanto en las artes, las ciencias, e incluso la política, quizás como consecuencia ya de saber no poder lograr ver materializadas estas ideas. Entonces vuelan los sueños, las añoranzas, las futuras ideas, que caen en el campo gravitacional de la ficción aparentemente inconcebibles. Pero el desarrollo de la humanidad ha demostrado, sino en todos los casos, que llega el día de la verdad y, aunque no llegase, queda como un reto o idea maravillosa que da lugar a otros cauces y vías. La ficción no es solo la creación de proyectos futuros o de estructuras no antes concebidas, la ficción presenta muchas veces situaciones o similitudes a otros acontecimientos, pero con determinadas aristas nuevas que embelesan al lector, si una novela, que estimula la imaginación, si es algo extraterrestre, que permite alcanzar el nirvana al creador, si es un sentimiento amoroso, whatever, dicen los ingleses.
Todos nosotros de alguna manera hemos caído en el campo de la ficción, sobre todo en nuestra niñez, imaginándonos situaciones donde somos los héroes, o simplemente dando riendas sueltas a nuestra mente tan rica y versátil. Pero es la ficción de adulto la que envuelve más los sueños que quisimos realizar, y al comprender que ya resultarán muy difíciles de materializar, entonces los plasmamos en nuestros escritos o relatos, dándoles la vida útil que el tiempo y las circunstancias nos impidieron ejecutar. La realidad muchas veces frena o desvía nuestras acciones, pero las ideas, los sueños lleguen o no a concretarse, no tienen cadenas, cuán divina la mente humana. De hecho el pensamiento es el ente más veloz que existe, no solo nos permite trasladarnos al sol o a cualquier otra galaxia en milisegundos, sino que abre el inmenso campo de la diversidad, pasamos de un hecho a otro, de una dimensión a otra en ese mismo tiempo, tanto hacia adelante como hacia atrás, y que importa que sea ficción, lo importante son las sensaciones, ese éxtasis maravilloso que nos permite disfrutar a nuestras anchas estas quimeras. Es como cuando compras un billete de lotería y sabes que tienes las posibilidades de convertirte en millonario hasta el día de la tirada, no importa si perdimos, eso ha pasado muchas veces, pero antes de eso la sensación de ganar nos embriaga como el vino.
Pues sí, amigos las ficciones también son necesarias al alma humana, reconfortan, estimulan y ¿por qué no?, si luchamos por ellas también muchas las podemos hacer realidad. La vida es corta pero nuestras ideas, quimeras y ficciones la enriquecen a diario. Dicen que soñar no cuesta nada, pero no es el precio del tiempo al que debemos recurrir, es nuestra propia esencia biológica la que nos impele, somos seres cognitivos, y justamente el avance de la ciencia se debe al crear imágenes, y luego volver a pensar como realizarlas y persistir y poner toda nuestra voluntad en ello. La ficción ha sido el primer paso de todas las realizaciones y avances de la humanidad. El desarrollo del hombre demuestra cómo los sueños de la Edad Antigua fueron hechos realidad en la Edad Media, y los de esta en la contemporánea, y los actuales serán realidad muy pronto, pues hoy los avances son vertiginosos, diez, cien veces más rápido, de tal manera que nuestras ficciones de hoy seguro los nietos la verán hecha realidad.
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