Literatura. Política. Crítica. Crónica.
Por Mario Blanco.
Entonces aún pensaba que dentro de cinco años la situación en Cuba tendría solución, lamentablemente me he equivocado consecutivamente cinco veces ya.
Sí, fue el 13 de abril de 1997 cuando tomé probablemente la decisión más difícil e importante de mi vida, abandonar la patria en busca de un futuro para mi familia. Salí hacia un país desconocido, pero con información de que Canadá era una tierra de oportunidades. Dejaba atrás un hogar construido con mucho esfuerzo, a mi esposa y tres hijos por los que lucharía a brazo partido para sacarlos adelante, y sabiendo que perdería todo lo que hasta ese momento materialmente había logrado con tanto sacrificio, y eso, en base a leyes absurdas, antisociales, basadas en la omnipotencia mandamás del estado totalitario sobre los ciudadanos, si te vas, te despojo de todo.
Y así fue, salí con una enorme ilusión y fe en el futuro, aunque con el corazón roto, desilusionado ya hacía varios años al ver como nuestro rico país caía paulatinamente en la miseria, y el estado convertía a sus ciudadanos en autómatas atemorizados, política que hasta el día de hoy se mantiene. Hace 25 años dejé a mi niña de apenas 7 añitos besándome en la despedida, allí en el aeropuerto junto a todos los demás familiares. Solo cuando el avión despegó me convencí de que sí, que había logrado salir del país. Luego vinieron las gestiones en Polonia con mi amigo Mietek para lograr la visa a Canadá, y al final su despedida, él con los ojos acuosos sabiendo el duro comienzo que me esperaba, y por último en este racimo de sensaciones, el momento en que el avión anunciaba nuestra llegada a Montreal donde pediría refugio político, augurándome que era como si naciera otra vez.
Sí, me he equivocado cinco veces cifrando en cada fin de quinquenio, después de mi salida, que en el próximo sucedería el milagro, y no ha sido así, pero donde no me equivoqué fue en mi decisión de salir y progresar, pues lo logrado hasta ahora rebasa en caudales mis añoranzas de entonces. Hoy, sobre el pináculo de estos 25 años transcurridos, jubilado y con 72 años, observo el panorama y veo que la situación en Cuba está peor que hace 25 años cuando me fui, ¡cuán triste realidad!, y me duele aún más ver que algunos compañeros míos de entonces aún temen reconocer este hecho, y no se percatan que con su silencio apoyan la estructura de ese régimen, que recientemente ha condenado a cientos de jóvenes por protestar el 11J pasado, por gritar libertad, y a otros también que los filmaron y pusieron en las redes, así de rígida es esa dictadura que no admite ninguna crítica.
¿Pero saben qué?, hoy después de 25 años me arriesgo otra vez a equivocarme y pronosticar que en los próximos cinco años Cuba será libre, creo que nunca mis palabras tienen mayor base, sobre todo viendo lo acontecido el año pasado y las medidas tomadas por el Gobierno de, “patadas de ahogado”, la vida dirá, la historia ya me dio la razón.
Hay además una sombra negativa en el aniversario de esta bella fecha, y es la injusta invasión rusa en Ucrania. Aunque lo primero a señalar en esto es el coraje demostrado por el pueblo ucraniano con su presidente Zelensky al frente, ese ejemplo de valor pasa a la historia y muestra que es la única vía de obtener la libertad. Por otra parte, la ignominia que recae en el pueblo ruso por no rebelarse ante su dictador que los lleva al cataclismo, e incluso éste ahora los exhorta a la delación de la disidencia interna, diciendo al mejor estilo estalinista que la sociedad rusa tiene que, “purificarse”. ¡Cuánta vergüenza debe sufrir el pueblo ruso atacando a sus vecinos-hermanos ucranianos!, la justicia tarda, ¡pero llega!
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