Política. Crítica.
Por Roberto Álvarez Quiñones.
La dirigencia en Cuba es la más anciana en la historia mundial
Las normas que rigen dentro de la organización que confecciona y actualiza el Libro Guinness de Records Mundiales no incluyen ciertos records en materia política y social que podrían asombrar más que muchos otros que sí aparecen en dicho libro. Es una lástima.
Para empezar, en Cuba se han implantado al menos cuatro marcas mundiales absolutas y una quinta adicional nada despreciable, que debieran figurar en tan célebre registro de plusmarcas impresionantes. Sin colocarlos en orden de prioridad tenemos que Fidel Castro es el único hombre en la historia que sin ser emperador, rey, príncipe, o califa, ha estado más tiempo en el poder: 52 años, 3 meses y 18 días.
En tanto, su hermano, el general Raúl Castro, es el único político profesional —o sea, no monarca— en el mundo que como presidente, vicepresidente, o “número uno” (por encabezar el Partido Comunista), ha estado en el poder durante 61 años consecutivos. Y Castro II es también el único ministro de Defensa que ha ocupado ese cargo durante 49 años consecutivos, siendo a la vez el vicepresidente del país.
Pero la más insólita plusmarca castrista, y más difícil de igualar algún día, es que la máxima dirigencia política cubana es la más anciana que ha existido nunca en la historia de la humanidad. Para decirlo metafóricamente, la plana mayor que manda en Cuba equivale a un parque jurásico en el siglo XXI.
El quinto récord, adicional, es que no se conoce en el mundo otro político que haya sido ministro de un gobierno durante 40 años consecutivos (1972-2012), incluyendo 34 años como vicepresidente de la nación, como lo fue José Ramón (el “Gallego”) Fernández, fallecido en 2019 a los 95 años. Fue ministro desde los 49 años de edad hasta los 89.
Edad promedio del top del poder: 89 años
Es una aberración que la máxima cúpula de poder político en Cuba, integrada por los tres comandantes históricos de la Sierra Maestra más poderosos que son los que de veras gobiernan y no los cargos que establece la Constitución, suman entre los tres 267 años.
El dictador Raúl Castro ahora en junio cumplirá 89 años, José R. Machado Ventura cumplirá 90 años en octubre, y Ramiro Valdés ya tiene 88 años. Este último, si se excluye a Castro II, es el “más históricos de los históricos”. Es el único que participó en el ataque al cuartel Moncada en 1953, fue expedicionario del yate Granma en 1956 y combatió en la Sierra Maestra.
De manera que 89 años es la edad promedio del top histórico de máximo poder en Cuba. En la historia universal no ha habido jamás nada parecido. Y no digo “en la historia moderna”, porque en tiempos pretéritos la expectativa de vida era mucho más baja que hoy.
Pero hay más, incluso en ninguna monarquía, imperio o califato hubo nunca simultáneamente un rey de 89 años con un primer ministro de 90 años y un canciller de 88, que sería la equivalencia monárquica de Castro II, Machado y Ramiro.
La reina Isabel II de Gran Bretaña tiene 94 años de edad y lleva 68 de reinado, pero el primer ministro Boris Johnson tiene 56 años y el canciller Dominic Raab tiene 46. El rey Luis XIV de Francia murió con 79 años y 72 de reinado, pero sus primeros ministros no llegaron a muy viejos; el cardenal Mazzarino vivió 59 años, Jean Baptiste Colbert 64 años, y el marqués de Louvois, 50 años.
Lo “históricos” de 1959 siguen al mando 61 años después
En Cuba, en cambio, varios de los principales jefes guerrilleros que en enero de 1959 asaltaron el poder junto con los Castro, 61 años después siguen mandando, por encima del Partido Comunista, el Gobierno, el Estado y la Asamblea Nacional.
Ellos conforman de facto una Junta Militar que encabezada por el dictador es la máxima instancia de poder en la isla, no importa lo que diga la Constitución en su Artículo 5: “El Partido Comunista es la fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado”.
Claro, el mundo trata como Jefe de Estado y número uno de Cuba a Miguel Díaz-Canel, y cree que hay un primer ministro y un gabinete que gobierna, que el canciller dirige la política exterior, y que Estaban Lazo es el presidente del Parlamento.
Craso error. Son dirigentes de segunda clase, subordinados a ese grupo de militares, en el que hay también generales que no son ancianos pero que no son históricos. Uno de ellos es Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, zar de las empresas militares porque es el padre del nieto preferido del dictador. Los jefes de los tres ejércitos tampoco son históricos.
Ni siquiera los integrantes del Buró Político no históricos pueden decidir nada importante en Cuba si no lo aprueban los jefazos de la Junta Militar, que es además invisible, no tiene corporeidad física e institucional, no existe formalmente. Actúa tras bambalinas, en la sombra.
Al trío todopoderoso citado les siguen en poder político-militar los exguerrilleros históricos y hoy generales de tres estrellas Leopoldo Cintras Frías, ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR, de 79 años); Álvaro López Miera (77), jefe del Estado Mayor y viceministro primero de las FAR; Joaquín Quintas Solá (82) y Ramón Espinosa (81).
Otros históricos miembros de la exclusivísima élite castrista son el comandante José R. Balaguer (88), jefe del canciller Bruno Rodríguez; el general Ulises Rosales del Toro (78), el comandante Guillermo García Frías, de 92 años, y el general Abelardo Colomé Ibarra, 81 años.
Esos 11 generales y comandantes constituyen la creme de la creme del castrismo y suman entre todos casi un milenio: 925 años. La edad promedio del Consejo de Ancianos que manda en Cuba es de 84 años.
Fidel Castro se burlaba de los “vejestorios” soviéticos
Sin embargo, la edad promedio de los principales dirigentes comunistas de China, Vietnam y Corea del Norte no llega a los 70 años. Y en la Unión Soviética y demás países comunistas de Europa nunca superó los 73 o 74 años. Los más viejos eran los jefes, y Stalin murió a los 75 años, Mao a los 83, Ho Chi Mihn a los 79 y Kim Il Sung a los 82. Ninguno de ellos cumplió 90, ni 89 años, como los Castro.
Lo irónico es que hasta principio de los años 80 Fidel Castro y toda la cúpula castrista se burlaban de los “vejestorios” de la cúpula gubernamental y partidista de la Unión Soviética y de Europa del Este, China, Vietnam, Mongolia y Corea del Norte.
Fui testigo personal de cómo el caudillo se burlaba de la ancianidad de los dirigentes “amigos”. Y de cómo estaba preocupado de que a la muerte de Leonid Brezhnev (en 1982) ocupara su puesto Mijail Suslov, el número dos del Kremlin por ser el ideólogo del Partido Comunista desde los tiempos de Stalin. Según Castro, Suslov con 79 años era muy viejo para asumir el cargo. Finalmente Suslov murió y nombraron al “joven” Yuri Andropov, de 68 años.
Tal y como van las cosas, luego de que la pandemia del Covid-19 pueda ser controlada en la isla, ocurrirán cambios ahora no previstos. Y pongo ya en duda que se pueda cumplir el plan de Castro II de entregar en 2021 el cargo de jefe del Partido Comunista a su protegido Díaz-Canel, dar inicio al neocastrismo y seguir él (Castro II) como jefe de jefes al frente de la Junta Militar.
Con el impacto que ya tiene y tendrá la pandemia en la economía y la sociedad cubana el Covid-19, los cambios serán diferentes, sobre todo en el plano económico. Forzosamente habrá que abrir espacio al sector privado. Las cosas no podrán seguir exactamente igual que ahora. Pero eso lo abordaré en otro artículo.
Por lo pronto, la comunidad mundial debe conocer no solo lo que esos comandantes históricos han hecho sufrir a sus compatriotas durante seis décadas, sino las marcas nefastas impuestas a nivel mundial.
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