Uno lee, oye hablar de arte con afirmaciones entre profundas y grandilocuentes ante las que no es fácil disentir, aunque el inexperto —cual es mi caso— quede en la duda sobre su justeza y verosimilitud. El arte es un medio de revelación (María Zambrano), alcanza su fin cuando se convierte en filosofía o estamos frente al único modo de decir la verdad y, para ello, debe haber intención en el mensaje que el artista pretende transmitir. Creaciones para herir la sensibilidad y evitar así la banalidad pero, a la vista de algunas “verdades” que me ha sido dado contemplar, sólo podría estar de acuerdo en lo de la herida si ésta incluye los frecuentes cabreos ante lo que parecen más bien tomaduras de pelo.
Bajo el paraguas de Duchamp y su “Todo puede ser arte”, se han exhibido montones de cagarrutas y no es lenguaje metafórico, aunque ordenadas, ¡faltaría más!, en forma de pirámide como resultado de una ráfaga de inspiración. Se pueden exponer váteres, orinales, un montón de cajitas de cartón para dar alas a la imaginación y en una ocasión, en Madrid, nos llevaron a visitar —delicada atención para con las docenas de congresistas que éramos— una sala repleta de cuadros en blanco. “La abstracción”, comentó nuestro guía, y es que también puede ser un arte el de justificar cualquier idiotez, vacuidad o nadería (como el ejercido por muchos políticos, vamos), con la excusa de estar frente a un mundo paralelo: arte nuevo y que, por aún escasamente formados, nos coge a contrapié.
He concluido que la actitud más prudente en esos casos, si andamos en compañía de gentes que parezcan estar a punto de levitar o el “artista” deambula por las inmediaciones, es fingir que nos hallamos frente a un milagro; hacer de cualquier sapo ave del Paraíso y dejar la sospecha (cierta o presunta) de un arte con fines comerciales para la discusión tras volver a casa. Aunque la crítica acerba pueda verse atemperada si pensamos que, con semejantes mimbres y si todo es arte, también usted, y yo, somos potenciales artistas. A partir de ahí, sólo es preciso creérselo y ¡a vender!
[17 de junio de 2019]
©Gustavo Catalán. All Rights Reserved
4 Comments on "El negocio del arte"
Coincido totalmente con lo escrito. Estamos hartos de la imbecilidad y de esta industria cultural en la cual se lava dinero, se distorsiona la belleza, la búsqueda de la verdad y lo que de verdad representa la creación artística. Vengo escribiendo desde hace años sobre el tema, y he dado conferencias y clases en las que manifiesto el auge de la imbecilidad, lo vacuo, lo lamentable del pensamiento y la sensibilidad. Un saludo amigo, Gustavo Catalán.
Carlos Penelas
Gracias al poeta Carlos Penelas por comentar sobre “El negocio del arte”, del Dr. Gustavo Catalán. La dirección electrónica de Catalán es: guscatalan@hotmail.es. Gracias mil. Un saludo, Manuel
Absolutamente de acuerdo con el comentario de Carlos Penelas. Espero que podamos conocernos personalmente algún día. Entretanto, un abrazo
Gracias al Dr. Gustavo Catalán por comentar sobre lo que dijo Carlos Penelas. La direccion electronica de Penelas es: penelascarlos@yahoo.com.ar, saludos, Manuel