Política. Crítica.
Por Hugo J. Byrne.
Algunas veces cuando el futuro es incierto, las consecuencias de acciones festinadas son lo contrario de lo que se busca. Puede que a Nancy Pelosi cuyos objetivos eran unificar al partido de la acémila, plegándose a la extrema izquierda dominante en ese partido y rompiendo lanzas por el impeachment de Donald Trump, le salga el tiro por la culata.
Todo indica una victoria mayor para el presidente el próximo noviembre. Tanto es así, que es al menos posible una victoria republicana en el Senado y el Congreso. Perder su posición como “vocera” de este último y en consecuencia tercera persona en la sucesión presidencial, nunca fue el objetivo de Pelosi.
Sin embargo, eso es lo que ocurriría de ganar los republicanos la mayoría en el Congreso. A pesar de que la prensa ha sido implacable con Trump, la realidad es que, cambiando la política de Washington de forma radical de lo que era durante Obama, Bush II y otras administraciones, Trump ha logrado niveles de bienestar social increíblemente altos.
Eso es lo que la izquierda no le perdona: no lo detestan por sus fracasos, sino por sus éxitos.
Por otra parte, todos sus posibles oponentes son una sarta de adocenados bien capaces de perder contra cualquiera. ¿Sería posible para “Espartaco” Booker debatir a Trump? Quizás su inteligente decisión de renunciar a su candidatura no sea solo económica. Hasta los tipos más brutos a veces se percatan de sus limitaciones.
No obstante, es fácil de entender que, poco a poco, tanto la izquierda de los socialistas-radicales en el partido del burro, como los “conservadores”, continúan empeñando nuestro futuro. La deuda nacional continúa creciendo y seguimos agregando al déficit como si no hubiera mañana.
Ese globo explotará más tarde o más temprano.
Pasadena, enero 14 del 2020