Absolutamente lego en materia de leyes, leo sin embargo de sucesos varios: desde declaraciones ofensivas para terceros, a incitaciones al odio cuando no al puro asesinato o acciones dirigidas a amargar la vida de desconocidos y me digo si acaso, más acá de la cárcel -que por cierto y en cuanto a su función rehabilitadora deja bastante que desear-, no podrían arbitrarse acciones que disuadiesen a los autores y sus eventuales émulos en el futuro.
Dejando a un lado la violencia física o el latrocinio al que el Partido Popular nos tiene acostumbrados, una sociedad democrática y garante de los derechos básicos que nos debieran asistir, precisa dotarse de la reglamentación para actuaciones punitivas que puedan ser, a más de razonables, asumidas por una mayoría; también con valor profiláctico y que no sean puestas en cuestión por su desmesura. Hay que poner el punto final a una justicia con demasiados agujeros negros, tardía y anacrónica. A modo de ejemplos, animar a acabar con la vida de algún puto guardia civil como ha hecho el rapero Valtonyc, ejercer de hacker y poner palos en las ruedas de quienes pueden emplear las redes para algo más que el entretenimiento, abundar en la mentira -publicidad engañosa- , protagonizar un falso aviso de bomba, simular que hay virus Ébola en un bote de gel o incitar a la xenofobia, seguramente no son comportamientos de los que deba seguirse causa penal y privación de libertad, pero ser incorporados a un archivo que sirva para agravar el castigo en caso de reincidencia y entretanto un buen zasca al bolsillo de los tales, quizá fueran contrapartidas a tener en cuenta frente a graciosos, inoportunos o descerebrados.
Algo habría que hacer para evitarnos, cuando no ofensas inmerecidas, lamentables espectáculos o gastos públicos innecesarios. Y es que, como se ha repetido hasta la saciedad aunque las normas legales parezcan seguir mirando en ocasiones hacia otro lado, la libertad de unos no ha de impedir tranquilidad y paz para los más. El insulto o un dedo en el ojo ajeno no es en mi criterio el ejercicio legítimo de un derecho y, en consecuencia, si no palo, siquiera algo socialmente aceptable y jurídicamente establecido para el tente tieso.
[mayo 28]
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