Literatura. Crítica.
Por Daniel Montoly…
“Ceremonias de amor y olvido” (Linden Lane Press) el último poemario del cubano, Guillermo Arango, (Cienfuegos, Cuba 1939) aborda esa sensación de lo presente-ausente. Ese punto que permanece escondido en algún baúl de ser y en las noches de insomnio refulge permitiendo al poeta enfrentar la soledad cotidiana con luz de la palabra como herramienta creativa.
“Ceremonias de amor y olvido” como su título indica, es un ritual de perentoria capacidad del recuerdo para afectar nuestras vidas desde una óptica positiva, porque en la poesía de Arango, aún el dolor tiene un próposito ulterior, el atormentar al individuo. Representa una forma de ascensión o si quiere, una manera de encarar las cicatrices de la memoria con la luz del poema como prueba fehaciente de realización humana.
“Quiero dejar, llanamente,
un eco sin asombro, una oración
circundando tu seña y tu luz
con la luz”.
En este libro el lector amante de la buena poesía puede sentarse a las afueras del olvido para celebrar los versos de este prolífico poeta en su madurez creativa, experiencia esta que abre las puertas de la comprensión sin los albores del ruido, sin pájaros de humo, que roben su enfoque en ese momento de éxtasis, que es, abandonarse a la página de la unidad del gozo del hecho poético, sin tropiezos retóricos.
El ejercicio poético de Guillermo Arango es dinámico, contemporáneo, humano y pleno de matices que una vez el lector toque la superficie del libro encontrará el eslabón que le une a este porque cada palabra ahí presente represeta sus momentos de bajas y altas ya sea en el amor o en lo cotidiano.
“El cuarto en su silencio te recuerda.
Cuando te fuiste
te convertiste en todo aquello
que he creído siempre has sido:
la brillante luz de la lámpara
me tonifica con su calor,
el piano aún toca en mi mente
los valses y las danzas,
y en la ventana, abierta al infinito,
las cortinas agitadas por el viento,
hablándome”.
Este libro es una excelente excusa para ahora que se avecina el otoño buscar nuestra esquina favorita dentro de la vida y leer a un poeta en lo potencial de su forma, que maneja los recursos del lenguaje de una manera, sencillamente, exquisita.
[Trabajo enviado especialmente por su autor para Palabra Abierta]
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