Carmen Alea Paz es una escritora de artículos de opinión, poesía, cuento, novela y ensayo. Las revistas femeninas (Lux, Romances, Vanidades, Bazar y Colorama) y los principales diarios de La Habana (El País, El Mundo, El País Gráfico, Diario de la Marina) le abren el camino para su primera incursión en el ejercicio de las letras, con artículos de interés que destacan el papel de la mujer en la sociedad y alternativamente, escribe y publica poesía. Sus artículos abren un diálogo entre las mujeres que presenta y la visión liberal de la autora que reivindica esas historias particulares a un proceso de cambio social que la mujer empezaba a hacer posible por las necesidades económicas, el acceso de esta a las carreras profesionales y a oficios eminentemente masculinos en los años 40 y 50.
El hecho de que el pensamiento femenino se canalice en las revistas para mujeres se generaliza en toda América Latina, porque crea un espacio de comunicación que le estaba más restringido en el mundo de la escritura profesional, a la cual, muy pocas entraban. Alea Paz es parte de esa lucha por la toma de la palabra como derecho, también para la mujer, en las sociedades donde la libertad de expresión era un valor ya establecido, pero tácitamente no reconocido para todos los miembros de la sociedad. Básicamente, la mujer era parte de los grupos ignorados y marginados (negros, homosexuales, indígenas, pobres, etc.) que no tenían voz y muchas veces ni voto. En agosto de 1943 publica en Lux un ensayo sobre María Sklodowska Curie en donde se le presenta como una escritora quien por “su decisión y espíritu de lucha ha de encontrar siempre en nosotros al amigo y al mentor para que de esta manera se incorpore, como mujer luchadora que es, al movimiento reivindicativo de su clase”. Su inclinación a la reivindicación de su grupo, la hace partícipe inicialmente de los ideales de la izquierda no sólo local sino internacional. El mundo era el escenario de la Segunda Guerra mundial y la tendencia de la intelectualidad era establecer una protesta en contra del fascismo y el totalitarismo, en general cualquier forma de opresión que negara la libertad. El ensayo tiene este corte básicamente: es la protesta de Marie Sklodowska al zarismo que oprime a Polonia que, a su vez, se hace eco, en la protesta de Alea Paz en contra de la arremetida de Hitler no sólo en contra de los países europeos, entre ellos la misma patria de la científica, sino del sentido propio de la humanidad.
Además de todos estos factores sociales y culturales, la autora ejerce su labor profesional como escritora en la Cuba de los años 40 y 50 cuando se establecían las bases ideológicas de la izquierda a nivel nacional que permitieron y facilitaron la incursión de la revolución castrista y con ello el sucesivo y masivo proceso de emigración y destierro de los grupos sociales a quienes se les estaba usurpando el poder y de parte de la inteligencia cubana más conservadora o de quienes vieron sus derechos constreñidos, como en el caso de Carmen Alea Paz, el inalienable derecho a la libertad de expresión y a la crítica, por encima de cualquier tendencia o facción política. Este factor marca la obra en su totalidad: el pensamiento que fluye sin restricciones, sin parangones y que comunica la libertad del amor, de la esperanza y del verdadero cambio en el encuentro del sentido del hallazgo de lo humano en un mundo que nos aliena y nos niega.
En 1958, el domingo 6 de julio, se publica en El Diario de La Marina, exactamente en Esquina del Poeta un poema que expresa la posición de la autora Inconformidad:
Me duele esta torpeza
de ser la misma sombra cada día…
un similar resumen cada noche
y la misma febril melancolía…
Aquel desnudo troneo
que una tarde
guió mis pasos hasta sus raíces,
hoy me ha encendido el rostro de rubores…
no hay en todo el sendero
árbol más bello,
ni armonioso conjunto de verdores…
Lluvia, rocío, sol,
hermana Primavera,
cada una pusisteis
vuestra esperanza en él…
¿Fue acaso la confianza
que alimentó sus fuerzas,
la que impulsó el renuevo?…
Tal vez una palabra pequeña,
pequeñita,
gestara un mundo nuevo…
pero el viento pasó,
y no he sentido
sobre mi corazón el polen venturoso…
Me duele esta angustiosa
certeza de vivir.
breve círculo, breve.
Pálido resplandor este existir…
Dolor de ser como un cáliz vacío,
que rehúsa la ofrenda cariciosa del vino.
Negación de la luz.
Noche que desconoce los temblores del alba.
Ser y no ser
en un mismo destino…
Me hiere, árbol hermano, tu presencia,
y tu jùbilo verde hacia los cielos,
porque animas la voz que me sentencia:
¡Oh, pobre corazón,
mundo agobiado,
bajo el peso mortal
de la tristeza!…
En 1962 llega a Estados Unidos y se radica en California. La mayor parte de su obra se publica en este país, ensayo, crítica, poesía en español e inglés y cuento en español e inglés, en diarios y revistas como La Opinión, Revista Contacto, La Voz Libre en Los Angeles; Diario de las Américas, Gaceta Lírica en Miami; Pensamiento, Tampa; Círculo de Cultura y Círculo Poético, Verona New Jersey, así como novelas Casino Azul 2005, Labios Sellados, 2001, libros de poemas El Caracol y el Tiempo, 1992 y de cuentos El Veranito de María Isabel 1996.
Además de la docencia que como licenciada en lengua y literatura española ejerció en la universidad de Northridge, Alea Paz ha sido traductora de libros tales como el de Hill Chapin If you have kids, then be a parent! (¡Si usted tiene niños, entonces sea padre!), de videos como Dive, dive, dive (traducción al español Directo al Fondo). También ha formado parte de compilaciones sobre la literatura cubana, una de Ediciones Universal en Miami sobre Narrativa y libertad (cuentos cubanos de la diáspora) 1996, con introducción, notas y selección del profesor Julio E. Hernández-Miyares, sobre los escritores cubanos del exilio. Allí se destaca el cuento de Carmen Alea Paz “La noche de Minù” y en la obra de Concepción Teresa Alzola, Trayectoria de la mujer cubana 2009 de Ediciones Universal. En 1993 obtiene el premio internacional de cuento Enrique Labrador Ruiz, y en 1999 gana el concurso internacional de novela inédita Dr. Alberto Gutiérrez de la Solana, patrocinados por el círculo de Cultura Panamericano de New Jersey. Gana el primer premio en el Concurso Internacional de poesía con El hombre de la rosa blanca, un poema dedicado a José Martí, una de las figuras que más admira la escritora en una de sus estrofas dirá: “Tu verbo claro, luminoso, armado/ con razones de honor y de justicia,/ de libertad clamaba la primicia/ para tu amado pueblo esclavizado. “En el cual se sigue proyectando el interés de la autora por la palabra como arma y expresión de la libertad humana y de su derecho a ser”. En Cuba, Alea Paz gana en un concurso sobre escritos acerca del prócer, en la Universidad de La Habana, Seminario Martiano, un centro dedicado al estudio de la obra y la vida de José Martí, dirigido por el hijo de su secretario personal Gonzalo Quesada y Miranda en La Habana en 1948. Ella recibe como premio un escrito original de Martí de los llamados Pensamientos que fueron escritos en el exilio de Martí en Nueva York a finales del siglo XIX, legados por éste a su muerte, acaecida en la Guerra de Independencia, a su secretario Gonzalo de Quesada. Más tarde lo donará para ser preservado con otras obras de la colección dedicada a Cuba, a la Universidad de Miami.
Su obra es una profunda reflexión sobre el ser cubano, capta el proceso de la sociedad burguesa de la Isla, pero a su vez entiende el desarraigo que implica la inserción en una nueva sociedad tan distinta de sus raíces caribes, que implica una negación evidente a su proceso como ciudadano, como hombre de su terruño y crea una contradicción entre su visión del mundo y el entorno que le rodea. En sus novelas y cuentos el espacio interior es siempre el de un limbo de nostalgia: una necesidad existencial por la patria perdida, que se recrea en la palabra; que se rememora en los recuerdos infantiles, en sus personajes inolvidables, en el calor familiar y en la fatalidad donde no hay retorno posible porque lo que fue alguna vez, ya no está, ya no existe.
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