Avión si no hay más remedio

Written by on 04/12/2017 in Critica, Sociedad - No comments
Sociedad. Crítica.
Por Gustavo Catalán.

Asunto peliagudo cuanto implique dependencia, porque pesa como una losa sobre quienes viven/vivimos en una isla o tantos otros que han de desplazarse lejos. Me refiero a los aviones y las maquinaciones sin cuento de las compañías para apretarnos, más allá de esos asientos donde no caben las piernas, el bolsillo con excusas varias.

Se basarán en el tamaño del equipaje de mano, la fecha en que se compró el billete, un suplemento por cambiar el vuelo… Desde hace pocas semanas y en Air Europa, la asignación de asientos es aleatoria y de preferir ventanilla, o pasillo por aliviar el menisco, se habrán de pagar seis euros adicionales en los trayectos nacionales y el doble si se trata de internacionales. En Vueling tutean a los usuarios por los altavoces aunque haya confianzas que den asco y de Ryanair para qué contar; una línea aérea que es el paradigma de la desvergüenza y engañifas varias para sacarnos cuanto puedan: bien a través del tamaño de la maleta que se pretende embarcar (rueditas incluídas en la medida), bien analizando con lupa el que se facture. Y todo lo anterior, sin entrar en retrasos, anulaciones o un espacio entre los sillones que se ha reducido al extremo de obligar a la contorsión.

No se trata, como escribía García Márquez, de que el viaje en avión sea tan rápido que llegue antes el cuerpo que el alma, sino que ésta, desde antes de saberse encogida entre dos respaldos y por incapaz de ausentarse del lamentable espectáculo, es por norma presa de un cabreo que no hará sino aumentar a partir del mismo mostrador del aeropuerto por las artimañas empleadas. Después, al poco y hasta destino, como en espera del siguiente guantazo. Y para acabarlo de arreglar, ha desaparecido Air Berlín, una de las pocas que daban la talla. ¿Por qué será que los mejores llevan siempre las de perder? Si hubiese que aventurar una respuesta, cosas del libre mercado. Supongo.

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About the Author

J. GUSTAVO CATALÁN Nacido en Guipúzcoa. Licenciado y Doctor en Medicina (1990) por la Universidad de Barcelona. Especialista en Oncología y Endocrinología. Diplomado en Metodología Estadística por la Universidad de París y en Sanidad (Escuela Nacional de Sanidad,1982). Tras ocupar la subdirección del Centro Regional de Oncología de Baleares, jefe de la Sección de Oncología del Hospital General de Mallorca hasta 2002 y, posteriormente, jefe del Servicio de Oncología del Hospital Son Llàtzer (Ibsalut) hasta 2011. En la actualidad, ejerzo en el ámbito privado. Autor o coautor de más de 100 artículos y diez libros sobre la especialidad. Miembro electo de tres sociedades científicas nacionales y dos internacionales (European Association for Cancer Research y European Society for Medical oncology). He formado parte del comité editorial en cuatro revistas profesionales y becado por trabajos de investigación en ocho ocasiones. En 1987 obtuve el Premio Ciudad de Palma en el área de investigación científica. EN CUANTO A LAS LETRAS… En 1993, el primer libro de relatos: "De una cierta desmesura" (Edit. Prensa Universitaria. Palma de Mallorca) y, en 1997, el segundo: "Mi Giovanna por tres horas". Otros cuentos en volúmenes colectivos (1996, Edit. Noesis, Madrid; Edit. Ergon en 2005 y 2007…). Autor de las novelas “No habrá quien nos pueda separá más nunca” (Edit. Olañeta, Palma de Mallorca, 2000), “La fosa común” (Edit. Huerga y Fierro, Madrid, 2001) y, en la misma Editorial, “Tiempo de Despedidas” (2006) y “Frente a mí” (2014). También colabora en prensa con asiduidad. Autor de la columna semanal “Polvo de Letras” en la revista “Illespress” hasta su extinción y, desde hace 17 años, los domingos, columnista de opinión en “Diario de Mallorca”. Colaborador asimismo de la revista digital "Palabra Abierta", de Eastvale, California. En 2013 inició el blog “contar es vivir (te)” (http://gustavocatalanblog.com).

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