Aristas de Ariza: ironía y criticismo en “Cuentos breves y brevísimos”

Written by on 17/03/2014 in Critica, Literatura - No comments

Literatura. Crítica.

Por Waldo González López…

Rene Ariza 2

Fallecido el 27 de febrero de 1997 en la mítica ciudad californiana de San Francisco, René Ariza constituye un claro ejemplo del daño causado al talento literario y artístico de la Isla por la persecución ejercida sobre la intelectualidad, por el aparato represivo impuesto por la obsoleta gerontocracia de los Castro, castradores, que con su régimen castrense ha castrado a muchos talentos, jóvenes y de otras promociones, definitivamente castradas.

En consecuencia, el creador de amplio diapasón (dramaturgo, actor de teatro y TV, director, poeta, narrador y artista plástico) fue uno de los cubanos que —nacidos al teatro, la narrativa y la poesía en los ’50 del siglo pasado— sufriría, en la década siguiente, con el advenimiento de la ¿Revolución?, las graves consecuencias propiciados por tal status, que no ha cesado, a pesar de las más de cinco décadas de su imposición.

Ariza en el teatro

Natural de La Habana de 1940, ya a fines de los 50 y hasta entrados los 60, se dedicaría a la creación en las expresiones artísticas antes mencionadas. Mas, sus mayores éxitos los obtiene en la escena, pues tras estudiar en la Academia Municipal de Artes Dramáticas (1956-1959), actúa y dirige montajes de sus piezas, como la primera que escribiera: El biombo (Sala Arlequín, 1960), tal confiesa en la nota autobiográfica incluida en la edición de sus Cuentos breves y brevísimos (Ediciones Universal, Miami, 1998).

Asimismo, participa en relevantes obras y puestas de la dramaturgia europea, latinoamericana y cubana, tales: las francesas Antígona (Jean Anhouil) y Los justos (Albert Camus), la alemana El alma buena de Tse Chuan (Bertolt Brecht), la austriaca La ronda (Arthur Schnitzler), la rusa El aniversario (Anton Chejov), la colombiana A la diestra de Dios padre (Enrique Buenaventura) y la cubana La taza de café (Rolando Ferrer), entre otras.

También dirigiría y actuaría en los recitales poéticos Voz en Martí (1960) y Emilio (con textos del notable poeta cubano Emilio Ballagas, 1961). Contratado en 1962 por las Brigadas de Teatro Francisco Covarrubias, se traslada a fines del año siguiente al grupo Teatro Estudio, regido por Raquel Revuelta, donde permanece hasta 1968, cuando pasa al colectivo Los Doce que, dirigido por Vicente Revuelta, integrara a sus puestas el entonces muy influyente método de Jerzy Grotowsky (algunas de cuyas relevantes puestas este crítico disfrutara en la Polonia de 1977, cuando, además, a su regreso, tradujera del francés y entregara a varios realizadores escénicos cubanos, algunos artículos del director sobre el Teatro Pobre, según su propia definición).

Fueron en verdad exitosos aquellos años para el aún joven creador Ariza, ya que, además, serían galardonadas dos de sus piezas en los más significativos concursos literarios de la época: en 1967, La vuelta a la manzana, resulta Premio “José Antonio Ramos”, de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y, al año siguiente, El banquete, resulta finalista del Casa de las Américas, donde merece dos de los cinco votos del jurado.

Mas, demasiado pronto le cercenarían el entusiasmo y el aliento a Ariza, pues, tras los importantes lauros recibidos, en 1974, dice: “Fui arrestado en mi domicilio, requisada toda mi obra y condenado a ocho años de privación de libertad, acusado de ‘diversionismo ideológico’ en mis escritos. Estuve prisionero durante cinco años (durante los cuales escribí  cuentos, poesía y teatro)”, narra en la mencionada nota autobiográfica de sus Cuentos…

Y, a seguidas, añade: “En febrero de 1979, mediante la amnistía parcial para presos políticos, salí hacia Estados Unidos, […] donde he continuado escribiendo, actuando y dibujando”. Aquí, en 1982, sería entrevistado, para la reveladora cinta Conducta impropia, por Néstor Almendros y Orlando Jiménez Leal. A partir del año siguiente, según confiesa, pasa a residir a la ciudad de San Francisco, donde realiza recitales poétícos de José Martí, García Lorca, Neruda, Vallejo, Whitman y de su propia obra.

Desde 1985 hasta su muerte en 1997, viaja anualmente a Miami, donde presenta sus multiespectáculos, en los que fusiona cuentos, teatro breve, poesía y canciones. En ese lapso, preparaba un grupo de actores para ofrecer puestas de títeres para los niños con textos originales y clásicos.

En torno a ello, precisa en la mencionada nota: “La idea es brindar entretenimiento a niños hospitalizados y con problemas de personalidad, y en general, llevando un mensaje de amor a sitios en que la violencia es el triste pan cotidiano”. Como se aprecia en sus palabras, el hondo humanismo del creador se corroboraba en sus nobles planes, solo frustrados por su temprana muerte.

Ariza en la narrativa

Tal apunta Alejandro Lorenzo en la nota de contracubierta a su edición de Cuentos breves y brevísimos, “destruyeron su obra inédita y cancelaron sus esperanzas”. Publicada en 1998 por las recordadas y aún vivas Ediciones Universal como la excelente Librería homónima, en cuya fecunda gestión cultural escritores y público interesado participaban en sus numerosas presentaciones de libros, conferencias y demás eventos.

(Y en un breve aparte, por su significación en el ámbito cultural miamense, creo valido recordar que el 23 de mayo de 2013, por la escasa lectura en la vida actual, cerraba sus acogedoras puertas el ya entonces mítico establecimiento, fundado por el incansable promotor cultural Juan Manuel Salvat y su esposa Marta, en el lejano 1965. Hoy, mucho, tanto se extraña aquel genuino centro cultural, y su ausencia se hace sentir entre los amigos y habitués de la entidad, si bien en ocasiones, a propósito de eventos con escritores, presenta algunos de los títulos existentes en su amplio catálogo).

Cuentos…, de apenas 93 páginas, también con selección, prólogo y diseño de cubierta del propio Lorenzo, amigo del narrador, aparecería en 1998, con un dibujo de Ariza en la cubierta.

De entrada, y tras la lectura y relectura, como el posterior análisis de la narrativa ariziana, creo menester señalar varias de sus cualidades que lo ubican como un relevante cuentista, aunque frustrado, primero, por la presión y la prisión ejercidas sobre él por el castrismo, como luego, por el posterior exilio en San Francisco y, eventualmente, Miami, donde no le fue bien.

Dividido en dos partes, en la primera y más numerosa, se incluyen los relatos que considero mejores por su minimalismo, economía de medios y extremada síntesis, como sus más apreciables características, presentes en “Ante la puerta”, “El privilegiado?, “Mascarada” (tema afín a Kafka, que retorna en “Máscaras”, no menos singular), “Concierto” (uno de los mejores del conjunto), “Ser escritor” y “El escritor y la muerte”.

Ante todo, debo apuntar que se percibe, en sus cuentos, el influjo de Virgilio Piñera, en particular por su tratamiento del absurdo, el humor negro y la crueldad (si bien fue influido, asimismo, por otros autores de estas corrientes asimismo escénicas, pues su vínculo con las tablas era decisivo, si bien subrayo, además, la huella de narradores que utilizaron tales recursos, como Kafka —cuya nota más sobresaliente se aprecia en “Kafkiana”, pero también en “Ante la puerta” (precedido por la siguiente cita del autor de El Proceso: “Ante la ley, hay un guardián”)—, Edgar Allan Poe (mencionado en “El privilegiado”) y el Marqués de Sade (al que cita en el epígrafe de “Ante la puerta”, tal vez ofreciendo una pista al lector).

El autor critica la megalomanía del “conductor de la Revolución”, ya  visible en “El Líder”, título de uno de los tres textos que ironiza el status y el rumbo que ya tomaba el Establishment cubano en la primera mitad de los 60, alusión que igualmente retomará en “El pintor de los vicios del Imperio” y “Las leyes del espejo”.

De cualquier modo, se aprecian otros rasgos de valía en los restantes, sobre todo en “El crisol” (el único publicado, en un número de la revista cubana Unión, 1964), “Un insecto amigo de los perros”, “Realidad parodial”, “Poder del pensamiento”, “Ella y yo”, “Vuelta en redondo” (¿acaso parafrasea, con ironía o filia, La vuelta en redondo, novela de su colega, también narrador, dramaturgo y director escénico, Humberto Arenal, fallecido poco tiempo atrás?), “La oreja y el oído”, “La alimaña”, “Insultos”, “Apariencias”, “Letras y colores” y “Notas y noticas” (apreciables por “lo teatral”, en su simbiosis de pieza escénica —con acotaciones— y el poético/narrativo “Premonición”.

En la segunda sección, Lorenzo incluye textos que “no son parte de la colección original de Cuentos breves y brevísimos, pero siendo relatos cortos escritos por Ariza, hemos pensado que incluirlos es una manera de salvarlos”, según acota.

Aquí es mayor el criticismo al desgobierno de la Isla y más numerosa la combinación de prosa y poesía, por la inclusión de varios haikus (o jaikús, según la transcripción fonética directa), supuestamente del poeta japonés Nonoki (¿nombre real o alegórico del intelectual contrario al poder absoluto e impositivo de ideas, leyes y regímenes opresivos?).

El autor se vale de una nota al pie presuntamente explicativa (y alusiva a los hechos acontecidos a su persona en Cuba, en tanto se asemejan a las múltiples situaciones vividas por muchos cubanos in situ, que podrán recordar con la lectura de estos cuentos), para narrar con (aparente) ingenuidad —por lo que resulta más sugerente e irónico—, el texto que, por la semejanza arriba mencionada, merece incluirse completo:

 Ponemos como muestra estos haikus de Nonoki, por tener como tema la luciérnaga, representación internacional de nuestro cocuyo. Nanoki floreció durante la dinastía Tsi. El Emperador Kin-Kon le envió la orden de suicidio, simbolizada por una flor despetalada, basándose en la opinión que de él tenían sus subalternos de la corte. La crítica oficial denunció en su obra “mordacidades imperdonables, ya que minaban la opinión popular, reblandeciendo las bases del Imperio”, e interpretaba a su manera ciertos poemas. Por ejemplo, al primero que aquí aparece se le atacó, diciendo que “si todo se detuviera, se iría a pique la nave del Estado” y que el poeta trataba de anteponer un insecto [la luciérnaga] (que por muy luminoso que fuese, no dejaba de serlo) al trabajo de miles de ciudadanos y al prestigio de la corte; un milagro, era porque no había suficiente destreza en El Emperador para lograr con su gobierno todos los milagros que hubiese que lograr. ¿Qué era aquello de “ruinas” (en el segundo ejemplo) cuando todo se estaba construyendo? ¿Por qué “recuerdos”? ¿Qué “recuerdos”? “Eso se debía referir al anterior imperio, raza de malhechores y asesinos”. ¿A qué hablar de  “temores”? (tercer ejemplo). ¿Cuáles “temores”, cuando había el más potente y preparado ejército vigilando en la noche a cualquier enemigo, con ojos penetrando aún la más penetrante oscuridad? ¿Qué quería decir esto de “ha muerto la luciérnaga? (cuarto ejemplo). ¿Que acaso uno de nuestros propios soldados la ha ultimado? “La luciérnaga errante” (quinto ejemplo). ¿Por qué “errante”, no está contenta con El Imperio? ¿Qué quiere decir “cree entonces”? ¿Qué no es cierto? ¿Se atreve a errar y todavía este hombre, engendro de poetas, le hace elogios? ¿Qué hay con lo de “mañana” (último ejemplo)? ¿Y Hoy acaso no cuenta?, ¿es que niega el presente luminoso? ¿Qué quiere decir “rama”? ¿Será realmente “rama”? (porque nada podemos esperar de este sujeto). ¿Y “será”?, palabra sospechosa en él. ¿Y “parte”?: ¡da vergüenza hablar solo de parte! ¿Y de un “sueño”? ¡¿De un “sueño”?!: ¿Qué quiere decir sueño?

El siguiente texto, “Esposas” —sin dejar de ser narrativo, resulta un brevísimo pero contundente texto para la escena, como otros incluidos en esta edición— confirma, por la alusión al silencio impuesto por la tiranía, como la padecida por Ariza con la injusta prisión sufrida durante varios años —tal precisa en el relato— tal etapa de su vida tan sufrida.

 Así, en una tribuna solitaria todos están esposados, como los que llegan, incluso dos “muy misteriosos [que arriban] lanzando miradas de sospecha a todos, tras una seña disimulada, se sientan en distintos lugares”.

 Luego, sale el orador. Tiene las manos libres, pero la boca vendada. (PAUSA). Gran murmullo. Silencio. El orador hace un corto discurso con las manos, son ademanes incomprensibles que crecen hasta dejar los brazos exhaustos. Todos se ponen de pie y aplauden. Por supuesto, en silencio, por la dificultad con las esposas.

Las acotaciones corroboran lo que dije atrás: es un texto concebido para la escena, en tanto fue fabulado y escrito desde lo titiritesco, de lo absurdo, lo fantochesco o “esperpéntico”, estilo codificado por Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936) en varias de sus piezas: Los cuernos de Don Friolera, Luces de Bohemia

“Carne” —desde el título, deudor de su maestro Virgilio Piñera y su novela La carne de René— esgrime la crítica acérrima y directa contra el pantagruélico Fidel Castro, descrito por su amigo García Márquez en su más feliz momento: la desesperada voracidad mostrada por el tirano en uno de sus fabulosos almuerzos, compartidos con el escritor.

A tal fin, Ariza, precisa, con plena ironía:

 Cocinados o crudos los sesos son un verdadero manjar de dirigentes. Todos los emperadores, reyes, ministros imperiales, comandantes y mandantes de las prisiones, los han usado para llevar a cabo sus propósitos en la vida. El cerebro, o sesos, es la parte más desarrollada del animal. Ingiriéndolo, los hombres de más reconocido prestigio guerrerista, han logrado mantener a raya a sus enemigos. El comandante Fidel Castro, y es un buen ejemplo, come sesos como un condenado. El Ayatola es otro goloso del cerebro, y él lo ha destacado en sus memorias.

 Pero no conforme aun, amplía en el párrafo siguiente y subraya:

En Cuba se come seso como plato nacional, a pesar de que no aparece demasiado en las mesas, pero en todas las conmemoraciones se come seso, aunque sea de manera simbólica. En una entrevista realizada con el Comandante Fidel Castro Ruz, aparecida en el Pravda el 18 de marzo de 1981, durante una visita informal de este mandatario a la Union Sovietica y ante el seno del Kremlin, este destacó la importancia del seso, diciendo: Nosotros utilizamos el seso en la guerra contra el imperialismo norteamericano […].

Lo critico y paródico de la obligación de asistir a actos políticos, se reitera, con mayor economía de medios, en “Aplausos”, que no me resisto a transcribir íntegro por su sagaz y convincente ironía, en su valedero minimalismo:

Los aplausos se quedaban pegados a las manos. Al llegar a sus casas, la gente que aplaudía, observa esa extraña película que le cubre las palmas de las manos. Agua y jabón: y nada; agua caliente: y nada; alcohol: y nada. Todos creen poder encontrar la forma de arrancarla, pero nada. Se restriegan la izquierda y la derecha, la derecha y la izquierda, y nada. Nada. Unos a otros se frotan palma con palma, y solo consiguen que se haga más amplia la película y que abarque más manos. Al final se ha llegado a la tal vez absurda conclusión de que, solo yendo a aplaudir un día y otro día, y aplaudiendo, aplaudiendo, lograran no arrancarla, pero al menos la agradable ilusión de que luego, más tarde, cuando se acabe el próximo discurso y vuelvan a aplaudir, se les despegaran tal vez, más tarde…

Incluso, en el siguiente texto, “Héroe tras héroe”, el narrador culmina su relato con una acotación decisiva que revela su cariz escénico: “TELÓN MUY RÁPIDO”.

“Los bravos” es otro excelente relato por su factura, su [neo]rrealismo  testimonial y su actualidad, al punto de parecer escrito ahora mismo en la Cuba de la “?Revolución?” e, incluso, en la sufrida Venezuela dominada por el sátrapa Nicolás (In)Maduro (con el apoyo de la gerontocracia castrista).

Justamente, aquí se adelanta varias décadas al cotidiano acontecer en Venezuela, donde, sin querer, Ariza presagia el obsoleto y torpe machismo ejercido por numerosos soldados contra los valientes estudiantes que protestan en las calles por la represión, las prohibiciones y el hambre, entre otros derechos, Y son violados… con los cañones de los rifles por los propios representantes del ejército.

Y evoco al colegamigo José Milián (dramaturgo, realizador y Premio Nacional de Teatro), quien  —en una de sus obras de los 70 — criticó el amancebamiento de soldados con los prisioneros de los bochornosos gulags de las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), uno de los más escandalosos baldones del (des)gobierno castrista.

Milián develaría la esencia de tales actos represivos con tácitas pruebas del fenómeno que él definiera: “machismo mariquitismo”. De tal suerte, denunciaba el “misterio” revelado a mil voces: la mayoría de los entonces jóvenes prisioneros eran sodomizados por los “machistas mariquitistas”, guardianes de esas prisiones, baldón denunciado y rechazado en una carta firmada por destacadas intelectuales y artistas, entre otras que recuerdo: Raquel Revuelta y Dora Alonso, quien al revelarme la valiente acción, igualmente me mostró la misiva.

La agudeza crítica contra el machismo y la intolerancia van de la mano en este valioso relato que denuncia tales desafueros inhumanos, presentes durante décadas en la Cuba “revolucionaria”, desde sus inicios, aunque durante los últimos tiempos, Mariela Castro, hija de Raúl Castro y exestudiante de Danza, desde su actual fachada de directora del Centro Nacional de Educación Sexual, Cenesex, en sus constantes viajes por el mundo, trata de cambiar las vergonzosas imágenes de su padre y su tío, principales represores y cazadores de homosexuales desde los iniciales 60 hasta la actualidad, a pesar de la apariencia sacrosanta de ambos que ella, inútilmente, intenta ofrecer.

El relato narra cómo agentes de la Seguridad vigilan y persiguen a tranquilos jóvenes, solo por cumplir la orden, “bajada de arriba por los agentes”. Así, cuenta uno de esos represores:

 […]los chernas todos los días inventan cosas para joder a la gente y no dejarse cogel; y a ellos hay que acabarlos. Polque ellos son un peligro pa’ la sociedad. Son contra producientes y el cará. Son enfermos mentales y no sirven pa’na’. Son lacras de la vieja sociedad, donde había discriminación racial y perseguían a la gente. Por eso a ellos hay que acabarlos, acabarlos y acabarlos.

En consecuencia, ya casi al final, el “machista mariquitista” y represor revela su función opresora en centros nocturnos: Ariza alude al Club “La Red”, célebre por la presencia de la mítica cancionera “La Lupe” (1936-1992), quien convirtiera en genuinos happenings sus espectaculares actuaciones, aplaudidas por figuras de la talla del filósofo francés Jean-Paul Sartre.

Vale la pena añadir el criterio del periodista, profesor, animador cultural, artista plástico, diseñador y musicólogo Tony Évora, testigo de aquellos desempeños “lupianos”, cuando la singular vocalista “incorporó al cancionero nacional un canto marginal, malicioso, a veces hiriente”, dice Évora en una entrevista realizada por el destacado periodista y narrador Luis Manuel García Méndez para CubaEncuentro, donde añade el creador:

Era un verdadero espectáculo, una show woman que combinaba talento y mal gusto; vocalizaba a su manera, acompañada del pianista Homero, a quien solía pegar con un zapato de tacón de aguja. Su estilo irreverente levantaba ronchas en aquella Habana estupefacta ante el fenómeno revolucionario, pero sus adeptos la seguimos al club La Red. Por entonces, la transformación de un programa nacionalista en un socialismo soviético creó terribles tensiones y, a nivel musical, La Lupe consiguió reflejar las ganas que tenía el pueblo de gritar, de mandarlo todo al carajo, de arañarse y llorar de rabia. Se largó de la Isla en 1962.

Mas, regreso al relato, que continúa de la siguiente suerte:

Caballo, no, caballo, yo no puedo hacer ahora de chesna, yo estoy haciendo ahora el que sigo a Alejandro. La jeba ‘el piano estaba subida arriba ‘el piano, como si el piano fuera un caballo. Luis Filiberto, mira: los chesnas hay que matarlos, todavía es que somos muy suaves con ellos.

Podría seguir ejemplificando con fragmentos de los valiosos relatos de Rene Ariza, pero creo que bastan los adjuntados, en tanto corroboran ampliamente lo apuntado con los criterios analíticos que los acompañan.

Finalmente, con el análisis de los Cuentos breves y brevísimos, de Rene Ariza, se comprueba el excepcional talento del narrador y dramaturgo cubano, perdido por el abuso del castrante castrismo.

 

Miami, marzo 15, 2014

WALDO GONZÁLEZ LÓPEZ (2)-1

©Waldo González López

 

About the Author

Waldo González López (Cuba, 1946). Poeta, ensayista, crítico literario y teatral, antólogo y periodista cultural. Graduado de Teatro en la Escuela Nacional de Arte, donde creó el Archivo de Dramaturgia e impartió clases de Historia de la Literatura para Niños y Jóvenes, en la Cátedra de Teatro para Niños (cofundada por él) y de Historia del Teatro Universal y Cubano. Cursó estudios de Francés en el Instituto «Máximo Gorki» (1964-1966), Licenciado en Literatura Hispanoamericana (Universidad de La Habana, 1979), integró el Centro Cubano de la Asociación Internacional de Teatristas de la Infancia (ASSITEJ, de la UNESCO), las Asociaciones de Teatro y Literatura de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en sus Secciones de Crítica Teatral, Poesía, Traducción Literaria y Literatura para Niños y Jóvenes. Fue Asesor del Teatro Nacional de Cuba y de los dos Centros Iberoamericanos de la Décima (La Habana y Las Tunas). Sus versos han sido traducidos a varias lenguas y publicados en Francia, Estados Unidos, México, Colombia y Argentina. Ha traducido del francés a los poetas Jacques Prévert, Marie de France, Molière, Joachim du Bellay y realizó versiones para la antología Poesía polaca. Su labor como poeta, crítico teatral y literario, antólogo y ensayista ha sido reconocida entre otros, por las pedagogas y antólogas puertorriqueñas Flor Piñeiro e Isabel Freire de Matos en su volumen Literatura Infantil Caribeña; el profesor y ensayista jamaicano Keith Ellis, en su estudio Cuba’s Nicolás Guillén: Poetry and Ideology, y el antólogo y ensayista español Antonio Merino en el prólogo de su antología Nueva poesía cubana. Ensayos suyos fueron incluidos en las antologías Nuevos críticos cubanos, Acerca de Manuel Cofiño y Valoración múltiple: Onelio Jorge Cardoso. Prestigiosos ensayistas y críticos cubanos y de otros países se ocuparon de sus múltiples libros. Fue jurado consuetudinario en eventos literarios, teatrales y de periodismo cultural, y participó en Congresos de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), foros y otros encuentros con especialistas de Cuba y otros países. Entre sus más de 25 libros resaltan los poemarios: Que arde al centro de la vida (1976), Salvaje nostalgia (1991), Casablanca (Colombia, 1994), Las palabras prohibidas, Estos malditos versos, Ferocidad del destino, El sepia de la nostalgia y Umbral de la nostalgia (libro de arte, con sus poemas ilustrados por la artista plástica Julia Valdés); los cuadernos para niños: Poemas y canciones, Donde cantan los niños, Jinetes del viento, Libro de Darío Damián y Voces de la querencia; las antologías poéticas (con selección y prologo suyos): Preciosa y el aire (textos de García Lorca, 1976), Los versos de tu amigo (textos de García Lorca para jóvenes, 1978), Que soy marinero yo (textos de Antonio Machado, 1984, Premio de la Crítica de libros para la infancia, 1985), Cazador de colores (poemas del cubano Emilio Ballagas; 1986), y para adultos: Paris at night (poemas de Jaques Prévert, traduc. y pról. suyos, 1993), Hasta que Dios queme el tiempo (poemas de William Butler Yeats, 1993), Añorado encuentro. Poemas cubanos sobre boleros y canciones (2001), Viajera intacta del sueño. Antología de la décima cubana (2001), Este amor en que me abraso (décimas de José Martí; 2003), De tu reino la ventura. Décimas a las madres (2003) y Que caí bajo la noche. Panorama de la décima erótica cubana (2004). Asimismo, es autor del volumen de ensayos Escribir para niños y jóvenes (1983) y de la antología La lectura, ese esplendor (ensayos de figuras internacionales sobre lectura y literatura (Campaña Nacional por la Lectura, Quito, Ecuador, 2009), Navegas, Isla de Oro. Panorama de la décima para niños (en colaboración con Mayra Hernández; 2009), Esta cárcel de aire puro. Panorama de la décima cubana en el siglo XX (en colaboración con Mayra Hernández, en 2 tomos: 2009 y 2010). Como de los libros de crítica literaria: La décima dice más (2005) y La décima, ¿sí o no? (2006), ambos con reediciones; y las antologías La soledad del actor de fondo. Monólogos cubanos (1989) y Cinco obras en un acto (2001), así como el de crónicas Niebla de la memoria. En Cuba mereció las siguientes distinciones: Diploma al Resultado Científico por Colaborar con la nueva Historia de la Literatura Cubana, en tres volúmenes, otorgado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente; el Laúd y la Medalla del Cucalambé (Las Tunas); Diploma por la Labor Realizada en Apoyo a la Décima (Universidad “Camilo Cienfuegos”, de Matanzas); Reconocimiento como Escritor y Crítico Literario (Presidencia del Instituto Cubano del Libro) y Distinción por la Cultura Nacional. EN MIAMI Desde su arribo a Miami (julio de 2011), ha sido jurado en los Concursos Internacionales: de Poesía (2012) y «La vigencia de Tula» en homenaje al 200 Aniversario del natalicio de Gertrudis Gómez de Avellaneda, ambos de la Editorial Voces de Hoy), el Internacional de Poesía «Facundo Cabral» (2013, del Gremio de los Artistas Latinoamericanos, GALA). Asimismo, ha fungido como jurado de los eventos escénicos: 1er. Festival Internacional de Obras de Pequeño Formato (Compañía teatral ArtSpoken, 2011), 1er. Primer Festival Internacional de la Comedia (Compañía Havanafama, 2013) y de Teatro de los Miami Life Awards. Participó como ponente en el «Congreso Internacional de Dramaturgia y Artes Escénicas. Teoría y Práctica del Teatro Cubano del Exilio Celebrando a Virgilio Piñera, en su Centenario» (Universidad de Miami, 2012). Mereció el 3er. Premio de Poesía en el Concurso Internacional «Lincoln-Martí» (2011). Integró los Consejos Asesores del Festival Internacional de Monólogo “A una voz” y del Gremio de los Artistas Latinoamericanos (GALA).

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