Literatura. Crítica.
Por Rosa Marina González-Quevedo…
Un viajero salió un buen día a recorrer la memoria. Y no digo a recorrer su memoria, sino la memoria, universal y colectiva por naturaleza. El caso es que el viajero inició su recorrido por la imaginería con el entusiasmo de los curiosos que han sido alguna vez (y más de una vez, por qué no…) marginados y condenados a vivir en la dimensión de un tiempo troncado por los designios de un Sempiterno.
El imaginativo y curioso viajero, sin embargo, había olvidado que emprender este decurso a través de la memoria requería, ante todo, invertir las coordenadas del tiempo y del espacio, para atrapar, con la mano que no agarra la pluma (la mano que ha quedado libre) el hilo conductor de la trama que él imaginaba. Fue así que el viajero, hacedor que pretendía inventar personajes para una novela de ficción, quedó bloqueado ante una puerta misteriosa, la cual se presentaba a su ojo como el único hueco para entrar al mundo de las estatuas de sal. Ellas (las estatuas, pétreas) le esperaban del otro lado, en el reino de Perséfone, para ser revividas y rescatadas al mundo real.
Y entonces sin desanimarse, el viajero, gobernador de su gran imaginería de poeta, alzó su mano (esa que le quedaba libre) y agarró, firme y decidido, la cuerda (el hilo de la trama de la historia), dejándose deslizar hacia el hueco que le permitiría entrar del otro lado, al rescate de Marja y de su propia conciencia.
No tuvo que tocar a la puerta, ni nada por el estilo. El hueco, que era su propio ojo de Hacedor imaginario, se abrió instantáneamente. Por supuesto, al ver la apertura, el viajero-buscador de imágenes quedó algo desorientado, pero su estupor duró sólo un instante, que ni tiempo tuvo para darse cuenta de su propia maravilla. Se trataba, pues, del ojo de la aguja, a través del cual pasaba el hilo conductor de la historia… (¿Pero de qué historia hablamos?… ¿De la historia de este libro titulado Marja y el ojo del Hacedor?… O, más bien, ¿será que nada más existe una gran historia, un solo libro que viene a ser la integración de todas las historias y de todos los libros que suelen existir, incluso de aquellos que están por escribirse? ¿Será?…) El viajero quedaría con una enorme duda, piedra filosofal del CONÓCETE A TI MISMO inscrito a la entrada del Templo de Apolo en Delfos. (¿Será este Templo el cuartucho solariego de Apolo Adán, alias el Flautista, en La Habana?)… Es decir, el viajero quedaría con la duda de no saber si era él quien escribía su propia historia (que es la misma de Marja), o si, al revés, era el personaje-protagonista del libro que Joel Merlín, alias el Estudiante, escribía en la Buhardilla de los Marginados. O si era ambas cosas al mismo tiempo.
Manuel Gayol Mecías. Poeta, narrador y crítico literario cubano. Nació en Las Tunas, Cuba, en 1945. Licenciado en Lengua y Literatura Hispánicas por la Universidad de La Habana, en 1979. Desde ese año y hasta 1989 trabajó como investigador en el Centro de Investigaciones Literarias de la Casa de las Américas. En 1989 y hasta 1994 fue especialista literario de la Casa de la Cultura de Plaza. Durante esos cinco años impartió asimismo clases de talleres literarios a una buena cantidad de escritores jóvenes cubanos. Fue miembro del consejo de redacción de la revista Vivarium, del Centro Arquidiocesano de Estudios de La Habana. Recibió numerosos galardones literarios en Cuba en los géneros de poesía y cuento. Algunos de ellos: premio de cuento del III Concurso Literario Provincial Luis Rogelio Nogueras 1990 de Ciudad de La Habana; primer premio de Cuento en el Concurso Hemingway 1991 y Premio Nacional de Cuento en el Concurso Luis Felipe Rodríguez 1992, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). En la actualidad es editor en el periódico La Opinión, de Los Ángeles, California. Obras Publicadas: Retablo de la fábula (Poesía, Editorial Letras Cubanas, 1989); Valoración Múltiple sobre Andrés Bello (Compilación, Editorial Casa de las Américas, 1989); El jaguar es un sueño de ámbar (Cuentos, Editorial del Centro Provincial del Libro de La Habana, 1990); Retorno de la duda (Poesía, Ediciones Vivarium, Centro Arquidiocesano de Estudios de La Habana, 1995); La noche del Gran Godo (Cuentos, Neo Club Ediciones, Miami 2011) y Ojos de Godo rojo (Novela, Neo Club Ediciones, Miami 2012)