Literatura. Poesía.
 Por Daniel Montoly…
Pájaros rotos
Ya será mañana  
aunque no queden ojos
que testimonien
su origen ciego.
 
No sólo a los pájaros rotos
se les caen las alas
cuando la bruma
como una hacha
metafísica las remoja 
con lágrimas
con el mismo rocío, que
en lugar de humedecer
las hiere con repiques
de campanas negras
liberadas por el infierno.
 
Aunque los grillos canten
y la mañana disfracen 
como verde damisela
la tristeza nos hiere
como daga de sacrificio
que penetra el cuerpo dócil 
de las últimas noches.
Ya será mañana nuevamente
aunque no queden ojos
conversando con pájaros rotos
bajo las nubes.
Graciela
I am a poor lover of the moon
Leonard Cohen
Graciela, dame la sonrisa, que la muerte
no pudo arrancarte,
la palabra
que protegiste de mi lengua
escondiéndola
en tu sostén
de satín rojo.
El “no me gusta”
que te escuchaba gritar
con furia los sábados.
El beso nocturno
junto al vaso de leche
la mirada pícara
de Eva perdida por el Edén
la bofetada
de tu cabello sobre el ojo
derecho, el mordisco 
de tus labios gruesos
después de hacer el amor
en una esquina
de la cama de la abuela
la burbuja de jabón
que olvidé en tus muslos
el otro pedazo
de gemido, 
que me destrozó 
los tímpanos,
la música de tus curvas
en la superficie ocre
de estos dedos.
Graciela, dame la certeza visual
que he perdido
entre los cactus nocturnos
por estar buscando 
agujas dispersas
por el cielo.
   
Raúl Gómez Jattín
Tú venías por el sol 
y yo era de barro/triste
Raúl Gómez Jattín
Vendedor de caprichosas cenizas
asalariado por el hambre
del corazón
empujas, cargas
con trozos de vida
en los párpados
sufragados
por el dolor 
y el rechazo, marchas 
buscando exiliarte
con noches oscuras
escondidas
en tus bolsillos 
de barro crudo
con la transparencia
de tus palabras,
cuestionando 
el silencio 
abrumador
de las estrellas
y la muerte celosa
siempre al acecho 
como sombra
borra tus breves pasos
ante la mirada
indiferente
de los tuyos. 
 
Obrero sastre 
zapatero 
remendón
con alas prestadas
que vuelan
sin fronteras
más allá
de alambradas
aguas turbias
para excluirte
de la mesa
para negarte 
un rostro
vehemente.
Cuando la primavera
de febrero
llegue, y la compasión
de las nubes
humedezca
la rudeza de tu sufrimiento
ofreciéndose
a llamarte:
¡Poeta!
  
Sinfonía pagana
Va cayendo la tarde con triste misterio…
Juan Ramón Jiménez
El canto subversivo
de las hojas
enmudece 
con blancura
 
las pisadas 
se prolongan
como excusas 
humanas
frente al rigor 
indomable
 
y los caprichos 
del sol
se celebran 
aplaudiendo
con sus 
labios rotos.
 
El canto 
de las hojas
florece 
horizontal 
a la ceguera
 
busca
y espera 
por un descuido 
misceláneo
que dé origen
a una nueva forma 
de música
pagana.
Y alguna vez
 
Y alguna vez
sobre nosotros mismos recaerá
el brillo de sus pies
arreciando cada noche
extenuada, y ella
que sueña apenas sueños famélicos
quejidos de fondo
náufrago por fracasos
transformados en jinetes
sin aventuras,
habitará cúmulos de mediodías
sin noches con los dientes, 
al margen de las invocaciones
bebiendo sorbos de luz
sin detenerse.
En lo dulce del veneno
Sweet as poison/in a lonely night
La profanidad de su dulce canto
me sacó de la soledad
de las sábanas
para devolverme
a tus brazos
 
bajo el gris tormento
de tus ojos
busco refugio, 
como suicida
contando horas
de inmoralidad
con el placer
del veneno
cuando el peso
del yugo
me golpea con furia
en las sienes
 
pálpitos, que 
mastican palabras
de mañanas
que colocarán sus dedos
en mi pecho
 
piedras fúnebres
recordando cenizas
melancólicas 
sobre mármoles
con un nombre
      inverso.
[Estos poemas fueron enviados especialmente por el autor para Palabra Abierta]
 ©Daniel Montoly. All Rights Reserved
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