Se fue la Reina de Corazones (Kate Spade vista por el consumidor)

Written by on 29/06/2018 in Artes Plasticas, Diseño - No comments
Periodismo. Crítica. Artes Plásticas. Diseño.
Por Tenchy Caimares.

La noticia de un suicidio es algo que nos deja en la más absoluta impotencia. Y nos pone a especular qué habría sido de esa persona en el futuro, su vida diaria, sus logros,  si hubiera elegido vivir.

Pero si se trata de Kate Spade es un profundo vacío en la vida de sus seguidores,  que hoy por hoy no encuentran sustitución posible para tan singular diseñadora.

Su nombre real era Katherine Noel Brosnahn. Nació el 24 de diciembre de 1962 en Kansas City, Misouri. Y luego se mudó a New York.

Los almacenes Mademoiselle de New York fueron el pistoletazo de salida para su carrera. Graduada de Periodismo en la Universidad de Arizona, comenzó como editora de modas en las famosas publicaciones de Conde Nast.

Desde ese entonces la Kate  periodista tenía la inquietud de diseñar bolsos. El mercado no le ofrecía nada interesante en ese aspecto. Todo era aburrido y sin gracia para ella. En Mademoiselle de New York conoció a Andy Spade y se volvieron inseparables. De él tomó su apellido Spade en 1993,  y juntos lanzaron su primera empresa de bolsos. Al año siguiente se casaron y en 2005 tuvieron a su única hija, Frances Valentine.

El gran boom de su empresa fue en 2004 cuando abrieron una línea para el hogar y se expandieron por todo el mundo. Inauguraron su primer local internacional en Tokio, Japón. La empresa tenía 315 tiendas en todo el mundo, y 140 de ellas están en Estados Unidos. Para el control financiero del negocio contrataron al talentoso Robin Marino, ex presidente de Burberry”s.  A los 3 años ya facturaban 5 millones de dólares.

Kate Spade New York (que así se llama la empresa) los mismo abastecía tiendas caras exclusivas como de descuento,  en las que se incluían  Marshalls, Home Goods y TJ Maxx, cuyos precios son asequibles desde una clase media alta hasta la llamada “working class”.

Kate Spade vendió el 56% de su compañía a Neiman Marcus por $92.6 millones de dólares. Luego en 2007 Liz Claiborne la adquirió. Y 10 años después, en 2017,  la compró  COACH nada menos que en $2,400 millones.

Hace casi 20 años que conocí los productos de Kate Spade. Su joyería de fantasía me deslumbró. Estaba frente a un verdadero fenómeno del diseño. Su logotipo en forma de corazón de baraja era el frente de sus bolsos y de su joyería, pero aquel fenómeno Kate iba más allá del simple diseño, era una actitud rompedora de cánones de belleza y estética. Era el descubrimiento del color en estado puro, sin alteraciones de matices ni degradaciones, el color por el color mismo.

Su apego a los colores primarios era evidente. No toleraba las medias tintas, era atrevimiento puro, desafío. Sus amarillos y naranjas eran intensos,  como el sol y el rosa mexicano. O el Fucsia, que  se convirtió en su bandera insignia,  al igual  que el hot pink , que se veía tanto en joyería como en bolsos.

Todo en ella resplandecía, era una verdadera vanguardista que mezcló por primera vez  verde con azul, morado con amarillo y naranja con rosa. No había fronteras, tal parecía que ella lo tomaba del plumaje brillante de los pájaros y lo reproducía tal cual, pasándole por encima a las críticas y prejuicios establecidos.

Quizás en un medio frívolo el diseño solo sea considerado como un modo de presentarnos ante los demás, dentro de modas y modos pasajeros,  pero en la hora actual todo lo que nos rodea es diseño, desde la maqueta de un pulmón artificial, un edificio, hasta  la bolsa de cada día pasando por los vasos, platos y cubiertos de nuestra cotidianeidad.

La rebeldía de Kate ante una sociedad aburrida, mojigata y en algunas cosas hasta bastante estúpida, atrapada en el tiempo,  siempre fue evidente:  ella fue la voz que dijo ¡BASTA! a la epidemia de grises, marrones y negros que invadía el ropero de la mujer estadounidense, y además mantuvo el glamour que siempre la caracterizó.

A los herrajes dorados de sus bolsos bastaba pasarles una franela  después de 20 años,  al igual que sus joyas,  para que resplandecieran como el primer día. No había ningún engaño en sus materiales, eran todos de primerísima calidad. En ella no existía el flagelo de la obsolescencia que nos martiriza como consumidores hoy en día.

Pero su imperio se extendió más allá de la ropa y los accesorios. Su línea abarcaba ropa de cama, lencería, batería de cocina de calidad insuperable, así como vajilla de cristal y porcelana. Sus envoltorios o cajas eran tan codiciados como el contenido con una verdadera inclinación por el dorado y los emblemas de lazos, lunares y los inolvidables corazones.

Si observamos los diseños del gran Marc Jacobs vemos en él lo inusual y contestatario hasta  el surrealismo. Pero a veces olvida el valor de uso o la practicidad del objeto y Kate siempre se mantuvo ligada a los reclamos del consumidor.

Si vamos a Michael Kors observamos el lujo, la calidad, pero hay una frontera de color y diseño que él no se atreve a traspasar y que lo define como clásico-moderado,  y a veces excesivamente repetitivo.

Kate diseñaba tomándole el  pulso a  la vida, como una mujer inteligente que se renueva al paso del tiempo desechando y creando, aceptando y negando con la dinámica de los tiempos que corren y para la  que no existen fronteras ni prohibiciones.

Prueba de ello fue su línea SATURDAY que fue como una brisa de verano golpeando el rostro. Imprevisible, ella engarzaba el plástico con el metal y el cristal en una misma pieza. Fue su creación  más económica,  llegando a ser solo de $6 dólares la bisutería más económica.

Quizás la critica que debamos hacerle es que debió dedicarse más a Saturday, expandirla y bucear más en el diseño de materiales disímiles y atreverse a hacer combinaciones aparentemente desmesuradas pero decididamente acertadas.

Aunque  su firma podía estar en el mercado del lujo, abarcaba diversos estamentos sociales y económicos desde actrices y modelos famosas hasta la mujer trabajadora común pero de buen gusto.

Su marca no estaba hecha para ser diversificada para todos porque era además un estilo de vida, un saber estar dentro de la sociedad que iba dirigida a una mujer libre, que no teme ser ella misma y que puede pisotear los conceptos de belleza y estética más rígidos resultando triunfadora. Ella misma lo dijo una vez: “En lugar de vender bolsos para todo el mundo, prefiero vender bolsos para una sola persona durante toda la vida”

Kate fue reconocida con el galardón que concede el Council Fashion Designers Of America,  y sus diseños se exhibieron en el museo Cooper Hewitt de New York.

Tras su privación de la vida,  el 5 de junio de 2018,  con una bufanda (muerte que recuerda a la de Isadora Duncan) las ventas de sus creaciones se dispararon en un 800% y sus productos estaban todos vendidos al día siguiente de su deceso.

La pregunta de sus admiradores es quién podrá ocupar un lugar similar al de la Reina de corazones en el cada vez más exigente mundo del diseño de ropa y accesorios.

 

 

 

 

©Tenchy Caimares. All Rights Reserved

 

About the Author

Tenchy Caymares (Cuba), autora de este artículo, es escritora y productora de televisión, también con una amplia experiencia en cine. Ha publicado en revistas y periódicos. Radica en el sur de California. Asimismo fue experta en publicidad, en Cuba.

Leave a Comment