Política. Crítica.
Por Roberto Alvarez Quiñones…
En lo que resulta una clara evidencia de que los maestros también aprenden de sus alumnos, el general Raúl Castro anunció en el VII Congreso del Partido Comunista de Cuba que se harán importantes enmiendas a la Constitución socialista.
Ello muestra la validez que tiene la modalidad del populismo “bolivariano” chavista de hacer cambios en la Constitución para perpetuar a un régimen dictatorial muy bien disfrazado y hacer creer al mundo que se respeta la institucionalidad democrática occidental y que no hay nada que cuestionarle jurídicamente al “socialismo del siglo XXI”.
Es lo que se ha hecho en Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Ecuador con el resultado de que la comunidad internacional habla no de regímenes autoritarios o dictaduras, sino de gobiernos elegidos democráticamente en esas naciones.
Aquello de que Fidel Castro se paró en la esquina de 23 y 12 en el Vedado y declaró a gritos el carácter comunista del régimen cubano, ya no funciona. Ahora se hacen las cosas de manera menos burda y más “democrática”.
Esa es la intención de la gerontocracia de La Habana. Castro II dijo que los cambios constitucionales serán realizados en un futuro y aunque no dio detalles sí adelantó que se harán para “ratificar el carácter irrevocable del sistema político y social refrendado en la actual Constitución que incluye el papel dirigente del Partido Comunista de Cuba en nuestra sociedad”,
O sea, que serán para empeorar la ya nefasta Carta Magna, y no hay de qué sorprenderse, las dos modificaciones hechas hasta ahora, en 1992 y en 2002, lejos de suavizar su carácter estalinista, lo agravaron. La de 2002 fue la respuesta castrista al Proyecto Varela propuesto por el líder opositor Osvaldo Payá, que propugnaba reformas políticas en favor de libertades fundamentales en la isla, y que tuvo resonancia internacional y nacional porque fue mencionado públicamente, y delante de Castro I, por el expresidente norteamericano James Carter durante su visita a la isla en 2002.
El espíritu retrógrado de la única Ley Fundamental comunista en la historia continental salta a la vista cuando se le compara con la Constitución de 1940. Aquella fue redactada por una Asamblea Constituyente elegida por el pueblo en las urnas e integrada por destacados intelectuales, juristas y políticos (76 en total) incluyendo seis delegados del Partido Unión Revolucionaria Comunista. Todo el espectro político-ideológico de la nación estuvo representado en aquella asamblea.
La nueva Constitución (sustituyó a la de 1901) estableció derechos no proclamados en muchas constituciones en el mundo de entonces, como el derecho inalienable del individuo a un empleo digno, salario mínimo, jornada máxima de 8 horas, vacaciones pagadas, derecho de huelga, libre sindicalización, seguros sociales contra el desempleo, la invalidez, la vejez, y otras contingencias.
También plasmó la libertad de expresión, de reunión y de asociación política como derechos individuales, reconoció el derecho a la propiedad privada sobre los medios de producción y la separación de los tres poderes del Estado. Aquel texto constitucional generó orgullo nacional, pues fue considerado internacionalmente como uno de los más avanzados del mundo.Blas Roca: copiada de la URSS
En cambio, la Constitución socialista de 1976 fue redactada por una comisión nombrada a dedo por Fidel Castro, quien designó como presidente a Blas Roca, líder histórico de los comunistas cubanos desde que en los años 30 eran aliados del dictador Fulgencio Batista. Y fue copiada de la Unión Soviética, con agravantes impuestos por Castro.
Y digo que fue copiada de la URSS porque así me lo dio a entender el propio Blas Roca a principios de 1976. Como él había participado activamente como delegado en la Constituyente de 1940, le pregunté qué texto constitucional había sido más trabajoso y difícil de redactar, si el aprobado 36 años atrás, o el que estaba en sus retoques finales para ser aprobado en breve.
Con su hablar pausado me dijo que las circunstancias para redactar ambas constituciones habían sido muy diferentes, pues en 1939 y 1940 cada párrafo o punto importante tuvo que ser negociado “intensamente con los miembros burgueses” de la Asamblea Constituyente.
“Sin embargo, –agregó– esta de ahora es más trabajosa porque no queremos copiar de nadie, pero a la vez tenemos que tomar en cuenta las constituciones y las experiencias de otros países socialistas; por ejemplo la de Checoslovaquia nos ha sido muy útil.”
Creo que Blas me dijo más de lo que pensaba informarme y para subsanarlo mencionó la Constitución checoslovaca en vez de la soviética. Pero es sabido que todas las constituciones de los países comunistas de Europa fueron esencialmente copiadas de la Madre Patria leninista.
En el caso cubano es obvio que eso de Presidente de un Consejo de Estado controlado por el Partido Comunista (PC), en vez de un Presidente de la República elegido en las urnas, y que el PC y su primer secretario sean la máxima instancia de poder por encima del Jefe de Estado y del Gobierno, llegó en vuelo directo desde Moscú. Por eso la actual Constitución no reconoce ni los derechos individuales reconocidos en todo el mundo civilizado, ni el de la propiedad privada, sino el de la propiedad estatal (sovjoses) , las cooperativas (koljoses), de los agricultores pequeños (ANAP) y la propiedad mixta del Estado con inversionistas extranjeros.
Naturaleza jurásica, pero…
Es muy ingenuo creer que los cambios constitucionales de que habla el general Castro van a incluir el derecho de propiedad privada o facilitar las reformas estructurales que necesita el país. No encajan en la naturaleza jurásica del castrismo.
No obstante, el desmoronamiento del populismo izquierdista en América Latina, la grave crisis del chavismo en Venezuela y la salida del poder de Dilma Rousseff en Brasil, segundo aliado más importante de los Castro, va dejando casi desamparada a la cúpula castrista, lo cual podría forzarla a modificar la Constitución para atraer capital extranjero y flexibilizar el monopolio del Estado en la economía y el comercio.
Lo que pasa es que mientras no haya un nuevo liderazgo en la isla y ambos hermanos sigan dirigiendo el país, la Constitución no va a reconocer el derecho a la propiedad privada sobre los medios de producción, ni los derechos ciudadanos elementales.
Eso sí, el plan que tenía previsto el dictador cuando anunció las reformas constitucionales tendrá que ser “actualizado”, aunque por razones de sobrevivencia y no para beneficio de los cubanos. Con los bajísimos precios del petróleo, aún si los chavistas continúan en el poder el actual flujo de recursos de Caracas a La Habana no podrá continuar.
Garantizar la sucesión
En fin, el objetivo medular de esos cambios a la Constitución es garantizar institucionalmente la sucesión de los Castro y de los “históricos” de la Sierra Maestra, e instaurar un modelo neocastrista de capitalismo de Estado autoritario con ingredientes socialistas, fascistas, chinos y postsoviéticos.
Es probable, por tanto, que se separen los cargos de Presidente del Consejo de Estado y de Presidente del Consejo de Ministros, y le quiten al Jefe de Estado su condición de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), debido a que si falta Raúl (por muerte, enfermedad, o por cumplir su mandato) su sustituto como Jefe de Estado y de Gobierno se supone que sea Miguel Díaz-Canel, quien no forma parte de la Junta Militar pero que se convertiría en el Comandante Supremo de las FAR sin ser el Primer Secretario del PCC (“número uno”).
Por primera vez un civil sin “pedigree” revolucionario o familiar sería el Comandante en Jefe de las FAR y no el Primer Secretario del PCC, que es el dictador constitucionalmente, todo un absurdo en un régimen militar comunista. Solucionar este embrollo institucional será primordial.
Claro, como ni China ni Rusia van a subsidiar a Cuba, y la isla va a depender más que nunca de Estados Unidos y de la “gusanera” cubana, todo podría ocurrir en forma no calculada por la élite castrista.
Además, el rechazo de los cubanos al régimen crece a más velocidad que nunca antes. Y como dice la canción, “la vida te da sorpresas…”.
[Este trabajo fue enviado por su autor especialmente para Palabra Abierta]
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