Retoques a la Constitución cubana ¿what for?

Written by on 28/05/2016 in Critica, Política - No comments
Política. Crítica.
Por Roberto Alvarez Quiñones…

Constitución cubana

En lo que resulta una clara evidencia de que los maestros también aprenden de sus alumnos, el general Raúl Castro anunció en el  VII Congreso del Partido Comunista de Cuba  que se harán importantes enmiendas a  la Constitución socialista.

Ello muestra  la validez que tiene la modalidad del populismo “bolivariano” chavista  de hacer cambios en la Constitución para perpetuar a un régimen dictatorial muy bien disfrazado y hacer creer al mundo que se respeta la institucionalidad democrática occidental y que no hay nada que cuestionarle jurídicamente  al  “socialismo del siglo XXI”.

Es lo que se ha hecho  en Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Ecuador con el resultado de que la comunidad internacional  habla no  de regímenes autoritarios o dictaduras, sino de gobiernos elegidos democráticamente en esas naciones.

Aquello de que Fidel Castro se paró en la esquina de 23 y 12 en el  Vedado y declaró a gritos  el carácter comunista del régimen cubano,  ya no funciona. Ahora se hacen las cosas de manera menos burda y más “democrática”.

Esa es la intención de la gerontocracia  de La Habana.  Castro II dijo que los cambios constitucionales serán realizados en un futuro y aunque no dio detalles sí adelantó que se harán para “ratificar el carácter irrevocable del sistema político y social refrendado en la actual Constitución que incluye el papel dirigente del Partido Comunista de Cuba en nuestra sociedad”,

O sea, que serán para empeorar  la ya nefasta Carta  Magna, y no hay de qué sorprenderse, las dos modificaciones hechas hasta ahora, en 1992 y en 2002, lejos de suavizar su carácter estalinista, lo agravaron.  La de  2002 fue  la  respuesta  castrista  al Proyecto Varela propuesto por el líder opositor Osvaldo Payá,  que propugnaba reformas políticas en favor de libertades fundamentales en la isla, y que tuvo resonancia internacional  y nacional porque fue  mencionado públicamente,  y delante de Castro I, por  el expresidente norteamericano  James Carter  durante su visita a la isla en 2002.

El espíritu  retrógrado  de la única Ley Fundamental  comunista en la historia continental  salta a la vista cuando se le compara con la  Constitución de 1940. Aquella  fue redactada por  una  Asamblea Constituyente  elegida por el pueblo en las urnas  e  integrada por destacados intelectuales, juristas  y políticos (76 en total) incluyendo seis delegados  del  Partido Unión Revolucionaria Comunista. Todo el espectro político-ideológico de la nación estuvo representado en  aquella asamblea.

La nueva  Constitución (sustituyó a la de 1901) estableció  derechos no proclamados  en muchas constituciones en el mundo de entonces, como el  derecho  inalienable del individuo a un empleo digno, salario mínimo, jornada máxima de 8 horas,  vacaciones pagadas,   derecho  de huelga,  libre sindicalización,  seguros sociales contra el desempleo, la invalidez, la vejez,  y otras contingencias.

También plasmó la libertad de expresión, de reunión y  de asociación política como derechos individuales, reconoció el derecho a la propiedad privada sobre los medios de producción y la  separación de los tres  poderes del  Estado.  Aquel texto constitucional  generó  orgullo nacional, pues fue considerado internacionalmente  como uno de los más avanzados del  mundo.Blas Roca CalderíoBlas Roca: copiada de la URSS

En cambio, la Constitución socialista de 1976 fue redactada  por una  comisión nombrada a dedo  por Fidel Castro, quien designó como presidente a Blas Roca, líder histórico de los comunistas cubanos desde que en los años 30 eran  aliados del dictador Fulgencio Batista.  Y fue  copiada  de la  Unión Soviética,  con  agravantes impuestos por  Castro.

Y digo que fue copiada  de la URSS porque así me lo dio a entender el propio Blas Roca a principios de 1976. Como él  había participado activamente  como delegado en la Constituyente de 1940, le pregunté  qué texto constitucional había sido más trabajoso y difícil de redactar, si el aprobado 36 años atrás, o el que estaba en sus retoques finales para ser aprobado en breve.

Con su hablar pausado me dijo que las circunstancias para redactar ambas constituciones habían sido muy diferentes, pues en 1939 y 1940 cada párrafo o punto importante tuvo que ser negociado “intensamente con los miembros burgueses” de la Asamblea Constituyente.

Sin embargo, –agregó– esta de ahora es más trabajosa porque no queremos copiar de nadie, pero a la vez tenemos que tomar en cuenta las constituciones y las experiencias de otros países socialistas; por ejemplo la de Checoslovaquia nos ha sido muy útil.”

Creo que  Blas me dijo más de lo que pensaba informarme y para subsanarlo mencionó la Constitución checoslovaca en vez de la soviética.  Pero es sabido que todas las constituciones  de los países comunistas de Europa fueron esencialmente copiadas de la Madre Patria leninista.

En el caso cubano es obvio que eso  de Presidente de un Consejo de Estado controlado por el Partido Comunista (PC), en vez de un Presidente de la República elegido  en las urnas, y que el  PC y su primer secretario sean  la máxima instancia de poder por encima del Jefe de  Estado y del Gobierno, llegó en vuelo directo desde Moscú. Por eso la actual Constitución no reconoce ni los derechos individuales reconocidos en todo el mundo civilizado, ni el de la propiedad privada, sino el de la propiedad estatal (sovjoses) ,  las  cooperativas (koljoses), de los agricultores pequeños (ANAP)  y la propiedad mixta del  Estado con inversionistas extranjeros.

Naturaleza jurásica, pero…

Es muy ingenuo  creer  que los cambios  constitucionales  de que habla el general Castro van a incluir el  derecho de propiedad privada o facilitar las reformas estructurales  que necesita el país.  No encajan en  la naturaleza  jurásica  del castrismo.

No obstante,  el desmoronamiento  del populismo izquierdista  en América Latina,  la grave crisis del chavismo  en Venezuela y la salida del poder de Dilma Rousseff en Brasil,  segundo aliado más importante de los Castro,  va dejando  casi desamparada a la cúpula castrista, lo cual podría forzarla a modificar la Constitución  para  atraer capital extranjero y flexibilizar el monopolio del Estado en la economía y el comercio.

Lo que pasa es que  mientras no haya un nuevo liderazgo en la isla y ambos hermanos  sigan dirigiendo  el país, la Constitución no va a reconocer el derecho a la propiedad privada sobre los medios de producción, ni los derechos ciudadanos elementales.

Eso sí,  el plan  que tenía  previsto el dictador cuando anunció las reformas constitucionales tendrá que ser “actualizado”, aunque por  razones de sobrevivencia y no para beneficio de los cubanos. Con los bajísimos precios del petróleo, aún si los chavistas continúan en el poder el actual flujo de recursos de  Caracas a La Habana no podrá continuar.

Garantizar  la sucesión

En fin,  el objetivo  medular de esos  cambios a la Constitución es  garantizar institucionalmente  la sucesión de los Castro y de los “históricos” de  la Sierra Maestra, e instaurar un modelo neocastrista de capitalismo de Estado autoritario con ingredientes socialistas, fascistas, chinos y postsoviéticos.

Es probable, por tanto, que se separen  los cargos de Presidente del  Consejo de Estado y de Presidente del Consejo de Ministros, y  le quiten al Jefe de Estado su condición de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), debido a que si falta Raúl (por muerte,  enfermedad,  o por cumplir su mandato) su sustituto como Jefe de Estado y de Gobierno se supone que sea  Miguel Díaz-Canel,  quien no  forma parte de la Junta Militar pero que se convertiría en el Comandante Supremo de las FAR  sin ser el Primer Secretario del PCC (“número uno”).

Por primera vez  un civil sin “pedigree” revolucionario o familiar sería el  Comandante en Jefe de las FAR y no el Primer Secretario del PCC, que es el dictador constitucionalmente, todo un absurdo  en un régimen militar comunista. Solucionar este embrollo institucional  será  primordial.

Claro,  como ni China ni Rusia van a subsidiar a Cuba, y la isla va a depender más que nunca de Estados Unidos y de la “gusanera” cubana, todo podría ocurrir en forma no calculada por la élite castrista.

Además, el rechazo de los cubanos al régimen crece a más velocidad que nunca antes. Y como dice la canción,  “la vida te da sorpresas…”.

[Este trabajo fue enviado por su autor especialmente para Palabra Abierta]

Roberto Alvarez Quiñones

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About the Author

Roberto Álvarez Quiñones (Cuba). Periodista, economista, profesor e historiador. Escribe para medios hispanos de Estados Unidos, España y Latinoamérica. Autor de siete libros de temas económicos, históricos y sociales, editados en Cuba, México, Venezuela y EE.UU (“Estampas Medievales Cubanas”, 2010). Fue durante 12 años editor y columnista del diario “La Opinión” de Los Angeles. Analista económico de Telemundo (TV) de 2002 a 2009. Fue profesor de Periodismo en la Universidad de La Habana, y de Historia de las Doctrinas Económicas en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI). Ha impartido cursos y conferencias en países de Europa y de Latinoamérica. Trabajó en el diario “Granma” como columnista económico y cronista histórico. Fue comentarista económico en la TV Cubana. En los años 60 trabajó en el Banco Central de Cuba y el Ministerio del Comercio Exterior. Ha obtenido 11 premios de Periodismo. Reside en Los Angeles, California.

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