Literatura. Música, Crónica.
Por Waldo González López.
Como bien dice el viejo axioma que «Recordar es vivir», escribo ahora que solo días atrás, mientras [YouTube mediante] veía, escuchaba y disfrutaba videos de la canónica agrupación vocal The Swingle Singers, evocaba que el 26 de enero de 2019, emitían una triste noticia las televisoras, cadenas radiales, revistas y diarios más importantes, conmocionando a sus miles de fans en Occidente y, en particular, a quien escribe.
Y no era para menos, pues se trataba del fallecimiento a los 86 años de Michel Legrand en su amada París, ciudad donde había nacido el 24 de febrero de 1932 y a la que cantara y dedicara no poca de su vasta y exitosa creación. El compositor francés musicaría, entre muchos otros — como leerán más adelante— dos clásicos filmes: Los paraguas de Cherburgo y Las señoritas de Rochefort y, en más de 50 años de carrera, merecería en tres ocasiones el codiciado Oscar.
EL GRAN MICHEL
El gran Michel Legrand —brillante alumno de la canónica profesora de piano Nadia Boulanger, con la que estudiaría desde los diez años casi hasta la madurez— musicó dos centenares de filmes, pero también descolló como director orquestal, pianista, cantante, arreglista y pianista de música clásica y jazz, al que fue llevado por otro inolvidable: Dizzy Gillespie.
Triunfaría en 1954 con el LD I love Paris, así nombrado por el clásico de Cole Porter [que le permitiría penetrar el complejo mercado del disco en EUA, como otros populares números, secundado por músicos norteamericanos. Por cierto, me place decir que adquirí, tuve y disfruté ese Larga Duración en Cuba, por lo que supede Legrand, mucho antes del estreno en La Habana de dos de sus emblemáticos Les parapluies de Cherbourge [Los paraguas de Cherburgo, 1963] y Les demoiselles de Rochefort [Las chicas de Rochefort, 1965], dirigidos por el realizador Jacques Demy, quien con su esposa, la también directora y fotógrafa Agnés Varda, conforman el singular dueto del cine galo.
Su portentosa creación brillaría particularmente en el cine, donde descollara en más de 200 cintas, entre ellas tres que le valdrían sendos Premios Oscar: El Caso de Thomas Crown [por su hermoso tema: Los molinos de tu corazón], L’eté de 1942 [El verano de 1942] y Yentl [sobre el tema judío con Barbra Streisand], sin por ello olvidar que compondría la música de Fraude, de Orson Welles, Los tres mosqueteros, de Richard Lester y Atlantic City, de Louis Malle, entre muchas peliculas más de otros grandes realizadores.
Descollaría igualmente como intérprete de música clásica y como mentor y padrino del emblemático octeto vocal The Swingle Singers, donde fuera la voz prima su talentosa hermana Christiane Legrand, fallecida en el 2011, tandem del que fuimos y somos fans varios colegamigos de este cronista, como veremos.
CON SALVAJE NOSTALGIA
Sí, tras la inesperada y triste noticia, un soplo de hermosos recuerdos me remontó a los años 60 en aquel inolvidable tiempo en la Escuela Nacional de Artes Dramáticas [ENAD, en la Esc. Nac. de Arte, ENA], que ahora evoco con salvaje nostalgia —título de mi poemario Mención del Premio Plural [México, 1990]—, pues la significación de lo vivido, regresó en imágenes de aquellos años donde, algunos condiscípulos de teatro y muchos de música, nos reuníamos en «La Arboleda» del antiguo Country Club de La Habana [donde a inicios de esos años 60, al tirano se le ocurriera instalar la ENA] a disfrutar las ‘descargas’ al piano del entonces estudiante Alberto Alen, quien acompañado por las voces de la futuras cantantes Beatriz Márquez, Zoila y Ele [luego decisiva integrante del valioso grupo vocal Síntesis], a la postre valiosas alumnas de dirección coral, con las que éramos adictos y adeptos de las propuestas legrandianas ofrecidas por estos ya destacados intérpretes, tras visionar y disfrutar los dos filmes con la inolvidable música del gran Legrand.
Y era lógico, pues el estreno de Los paraguas de Cherburgo y las anheladas sesiones «legrandianas» de Alen y las muchachas, nos habían transferido ‘el síndrome Legrand’, renovado años después cuando el clásico y vanguardista creador fuera invitado al Festival de la Canción de Varadero, donde sería relegado absurdamente a un ¿segundo o tercer plano? por la presencia del venezolano Oscar de León, tal me contó un amigo del ICAIC, tan indignado como yo por el trato irrespetuoso de los organizadores del evento, ignorantes del rango del muy superior creador francés, en su primera visita a la Isla.
LA MÚSICA TODA: TODA LA MÚSICA
Creador asimismo de piezas de música clásica, sería el arreglista de tres míticos intérpretes galos: Maurice Chevalier, Édith Piaf y otro de nuestros mitos en la ENA: el inolvidable cantante Jacques Brel, por lo que el gran Legrand devendría el pionero en legitimar ambos “géneros”, orientación luego seguida por muchos cantantes líricos y directores de orquesta en Europa y EUA, en particular Ray Connif.
Impresionante talento, entre los diez a los veintiún años estudió en el Conservatorio de Música de París; después siete con la mítica Nadia Boulanger. Mas, su impar talento lo llevaría a escribir las letras de sus canciones e incluso interpretarlas. Tras el éxito de su primer álbum I love Paris [Amo París], laboraría con varias figuras del jazz, como Miles Davis y John Coltrane en su siguiente LD Legrand jazz. Cuando comenzó a crear la música para filmes, obtuvo un gran éxito, ya que no sólo componía canciones de gran popularidad, sino asimismo material orquestal con un fuerte sentido lírico, rasgo que identificaba su peculiar impronta.
Mucha de su música estaba destinada a los más significativos realizadores franceses (como Jean-Luc Godard), aunque también se implicó en la producción de cintas estadounidenses, como The Thomas Crown Affair (con su conocido tema The Windmills of Your Mind [Los molinos de tu corazón], Verano del 42 y Yentl. Compuso la música de las series infantiles de televisión Érase una vez… el espacio (1981) y Érase una vez… la vida (1986).
En las décadas de los años 80 y 90 acompañó con su banda a estrellas como Björk, Ray Charles, Diana Ross y otros, como los cantantes de ópera Jessye Norman, Kiri Te Kanawa y Natalie Dessay. Recibiría 27 nominaciones al codiciado Premio Granmmy, y lo ganaría en cinco oportunidades.
MÁS DEL IMPAR LEGRAND
Entre sus casi 200 filmes musicados, figuran:
Les demoiselles de Rochefort,
The crowning touch
The summer knows
Brian’s song (TV, 1970).
Vivre sa vie (1962)
Une femme est une femme
Lola (1960)
Les parapluies de Cherbourg, nominación al Óscar a la Mejor Música y la Mejor Canción: una melancólica de amor parisiense.
The Thomas Crown affair (1968); su tema Los molinos de viento de tu mente nominado al Óscar a la Mejor Canción.
The happy ending (Final feliz) (1969), película romántica con líricos temas lentos y la canción «What are you doing the rest of your life?» (¿Qué estás haciendo el resto de tu vida?) con letra del dúo de poetas Alan y Marilyn Bergman.
Yentl (1983) con Barbra Streisand (Óscar a Mejor Música de Películas, Material de canciones, Director de música y Mejor Canción).
Cinco días en junio (1989), dirigida y producida por el propio Legrand.
Masque de Lune (Chase The Moon), dirigida y producida por el propio Legrand (1991).
Entre sus numerosos discos, destacan:
I Love Paris
Holiday in Rome
Vienna Holiday
Castles in Spain
Bonjour Paris
Legrand in Rio
I Love Movies
Legrand Jazz
Scarlet Ribbons
Legrand Piano
The Columbia Album of Cole Porter
Music from the Films
The New I Love Paris
em>The Michel Legrand Big Band Plays Richard Rogers
Michel Legrand Sings
Michel Legrand at Shelly Manne’s Hole
Cinema Legrand
Themes and Variations
Twenty Songs of the Century.
EN SUMA…
El radiante talento de Michel Legrand descollaría en el nutrido catálogo de la cancionística gala, en el que sobrepasara a muchos que, ni en Francia ni en otros países occidentales, lograron el predominio de este enfant terrible de la música y la cultura francesas de todos los tiempos.
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