La muerte del Sheik

Written by on 21/07/2018 in Literatura, Narrativa, Relato - No comments
Literatura. Relato.
Por Modesta Riesco.

Los domingos suelo ir a San Telmo. Generalmente paseo sin sobresaltos; sin embargo, aquella mañana ocurrió lo inesperado. Mientras me abría paso entre la gente mi mirada se detuvo en el hombre que salía de un negocio. De unos sesenta años, su gallarda figura y el cabello cano lo destacaban entre la multitud. Estupefacta me detuve. ¿Era Omar? ¿Acaso el Sheik estaba en Buenos Aires?

Los recuerdos me transportaron a la adolescencia. Omar era el chico más atractivo del pueblito. Sus ojos oscuros, su cabello renegrido y su piel morena delataban al descendiente de árabes. Para nuestro grupo de amigas —románticas quinceañeras— era el Sheik, encarnación del protagonista de la novela que leímos a escondidas. Según nuestras madres no era lectura para niñas. Cuando pasaba jinete en su alazán, lo imaginábamos en el desierto, al frente de sus guerreros, y junto a él vivíamos las más extrañas aventuras.

Volví a la realidad. Decidí asegurarme de que realmente había visto al Sheik. Lo busqué entre la multitud y al encontrarlo, me acerqué. ¡Sí, era él!

¡Estaba tan emocionada! Respiré profundamente, traté de dominar mi voz  y exclamé: “¡Omar, qué sorpresa! ¿Acaso has vuelto a Buenos Aires?”.

El hombre me miró unos instantes y de pronto sonrió. ¡Me ha reconocido!, pensé. Sentí que mi corazón latía con fuerza y, como si el tiempo no hubiera pasado, me olvidé del lugar y de la gente y una vez más fui aquella quinceañera enamorada.

—Tu hermano dijo que estabas en Alemania, —dije al fin.

—Sì, me fui en los setenta y me quedé. Ahora estoy de vacaciones. Vine con mi pareja… —se interrumpe, mira alrededor y llama a alguien —¡Ah, ahí viene! —hace unas señas y un señor de su edad se acerca.

Lo presenta. Estrecho su mano y no puedo evitar un estremecimiento. San Telmo desaparece, estoy en el desierto, miro al Sheik. Está frente a mí con su chilaba raída, ha perdido su gallardía, apenas puede sostenerse sobre su jamelgo. Cae sobre las dunas, no puede levantarse… El simún arremolina la arena y, lenta y fatalmente, lo cubre y lo sepulta para siempre.

 

 

 

 

 

 

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About the Author

Modesta Riesco. Ejerció la docencia hasta que el Gobierno del General Perón, 1952, obligó a todos los maestros y empleados municipales afiliarse al Partido Justicialista. Dejó la docencia y trabajó durante décadas en una institución bancaria de prestigio. Hija de asturianos, nació en Córdoba, Argentina. Ha editado un libro en el que cuenta la historia de su pueblito, los hábitos y las diferentes visiones de sus pobladores. Siempre con calidez, lenguaje preciso y una ternura manifiesta por sus ancentros. Lectora de cuentos y novelas, gustadora del cine y del teatro, lleva una vida serena con una mirada suspicaz y piadosa. Desde hace seis años concurre al taller literario colectivo de Carlos Penelas, en la Biblioteca Popular Carlos Sánchez Viamonte.

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