La bufonada plurinacional

Política. Comentario crítico.
Por Claudio Ferrufino-Coqueugniot. 
[Tomado de su blog: Mirando de Abajo]…
Evo Morales

Evo Morales, presidente de Bolivia.

 

Sieyes, de acuerdo con Voltaire, decía que la tiranía de muchos sería peor que la tiranía de uno, queriendo en su tiempo limitar tanto la monarquía como la democracia. En Bolivia hay un tirano: Morales, y la tiranía de un conglomerado amorfo y vil enmascarado detrás de la denominación de “movimientos sociales”. Uno tiraniza en favor de los otros, y los otros le retribuyen amenazando a quienes discrepen con el amo. Ya va para largo, pero no hay que temer la presunción de semejantes elegidos de eternizarse porque no va a suceder.

La fábula de que el indio por ser indio era bueno, defensor de la naturaleza, ambientalista de cuna y corazón, inocente, etcéteras, sirvió para engatusar a un pueblo cansado de los desmanes anteriores, de izquierda y derecha, y, afuera, a una cohorte europea para la cual es todavía muy difícil digerir un pasado colonial y esclavista. ¿Qué nos trajo? Un bufón de pacotilla que en un medio mísero como el nuestro pareciera actor de la talla de Marlon Brando (obviando por ahora la cáfila de segundos y terceros a cual más pedante y lombrosiano).

Evo Morales 2

Visten al presidente como a maniquí. Estuvo bien por un tiempo el look del indito rico, de trajes de lujo con diseños autóctonos, no sé si arcaicos, pero ya cansa. Da la impresión de que desayuna, descansa, ¿se ducha?, y se levanta con el mismo traje cada día. Es un detalle que sin embargo refleja la escasez de imaginación de este nutrido grupo de arribistas. La imagen hace al individuo, es, quizá, el mensaje, pero este se desdibuja cuando el interfecto viaja en automóviles de lujo, se aloja en hoteles del jet-set, y le encanta codearse con los de arriba. ¿No era que amaba a los de abajo y viceversa? A dudar del amor del pobre, dice la historia, porque es idilio cubierto de traiciones. Explicación sociológica hay, claro, y lógica también: quien no tiene aspira a más a cualquier precio, incluso la entrega del que supuestamente lo representa. Y a dudar del pobre enriquecido…

Decorado así apareció en París, al lado de otro floripondio vanidoso: Correa. Resulta que Obama, presidente del odiado imperio, venía saludando en fila a los presentes. Llegando al lugar del dúo dinámico, el negro se hizo el ciego y pasó el brazo por encima de la cabeza del pequeño andino. Y siguió. Entonces mostraron al infalible Evo con una sonrisita que solo podría entender un boliviano, una que oculta rabia, soberbia, el infaltable pretexto de “si no hice nada”, o “¿Qué hice?”. El niño travieso que no acepta reconvenciones y peor reconoce que hay consecuencias para los actos y palabras. Su no muy varonil actitud fue festejada por un europeo que desconozco y que señala el permanente embelesamiento de los de allá con los bufones de acá. ¿O Evo olvida sus insultos a Estados Unidos? ¿O su supuesta presencia como control aéreo de los cargados aviones entre Chimoré y Maiquetía? Por supuesto que no lo iban a saludar.

Pero no le falta espacio para el llanto. Creo que a llorón solo le ganó el difunto Chávez, que primero con pistolón y luego con crucifijo quiso amedrentar a la muerte mientras hacía de plañidera en las pantallas de tevé. Morales lloró que no lo dejaron en París hablar más de cinco minutos, “que no valía la pena semejante viaje para hablar tan poco”. Es un mandatario, un hombre de estado el que profiere esta verborrea de novelón. Lloró que Obama lo había discriminado; pobrecito, habrá que regalarle un aeroplano.

Trajes, aviones, discursos. Mientras observo a las “hermanas”, de sombrero y pollera, camino de la cárcel porque dejaron rastros de millones robados al Fondo Indígena. Pobrecitas, si siempre han sido discriminadas y jamás tocaron algo de lo ajeno. Para semejante hermano, tales hermanas. Queda en familia.

_____

[Publicado en El Día (Santa Cruz de la Sierra), 08/12/2015
Imagen: Fotografía prestada del blog CRÓNICAS DE MR. HYDE]

Claudio Ferrufino-Coqueugniot

 

 

 

 

 

 

 

©Claudio Ferrufino-Coqueugniot. All Rights Reserved

About the Author

Nació en Cochabamba, Bolivia, en 1960. Poeta y novelista, ha publicado la colección de prosas breves "Virginianos" y las novelas "El señor don Rómulo", Mención Casa de las Américas 2002, y "El exilio voluntario", Premio Casa de las Américas 2009. "Diario secreto", su tercera novela, ha ganado el Premio Nacional de Novela 2011. Mantiene, desde 1984, columnas periodísticas en diversos diarios del país. Vive desde 1989 en Denver, Colorado.

Leave a Comment