Literatura. Crónica.
Por Mario Blanco.
Una vez más en los análisis que hago, me tomo como conejillo de Indias y me autoanalizo. La primera decisión importante en mi vida fue la de querer estudiar en el extranjero, entonces cumpliría uno de mis grandes sueños, conocer otros países, lenguas e idiosincrasia, conocer mundo, pero estaría separado de mi familia y también de una bella novia que en el último mes de clases nos comprometimos, y que, a la larga, por la distancia y el tiempo, perdí. Luego acepté una militancia comunista sin meditar mucho en ello y más bien como algo normal en todo joven que estudiaba en el extranjero, y a su vez la misma me llevó a militar en un partido con una ideología nefasta que no admite contrarios, prensa ni elecciones libres, más otros atributos negativos hasta que tomé conciencia y me rebelé pacíficamente, pero entonces me señalaron como no confiable y me quedé sin trabajo un tiempo hasta que elaboré mi plan de huida, y escapé.
Pero al escapar dejaba mi familia atrás, mi gran tesoro, y tuve que abandonarla si quería garantizarle un futuro, y así fue. Muchos dicen que todo en la vida tiene sus lados buenos y malos, y que todo en la vida depende del ángulo o ventana de la cual se mire. Sí, no todo es color de rosa en la vida.
Pero muchas veces las decisiones las tomamos propiamente, en otras, somos influenciados o quizás hasta el derrotero mismo de la vida nos lleva a ello. También muchas decisiones son producto de la acción o postura de otros cercanos a nosotros.
En fin, amigos, que este análisis es un tema muchas veces escabroso, solo que hay un parámetro y es el de meditar bien nuestras acciones, prever las consecuencias para estar lo mejor preparado ante ellas. La vida casi constantemente te pone ante disyuntivas en las que tienes que elegir, si esto o aquello, pero meditemos paciente y concienzudamente sobre las implicaciones o consecuencias que tendrán nuestras decisiones, no solo sobre nosotros mismos, sino también sobre aquellos cercanos, y más aún, sobre los que somos responsables en este mundo. Pero también somos decisores de nuestra felicidad, y por ella debemos luchar, ¿y entonces?…
©Mario Blanco. All Rights Reserved