Literatura. Prosa.
Por Nora Salgueiro.
Compartimos el mundo. Infinito común tan igual, tan distinto. Al alcance de tu mano formas trazos, colores. Música y tabaco, a veces. Similares vivencias, distintos nombres.
Una línea, un vuelo; una palabra, un color ¿No son lo mismo acaso?
Cada cual se apropia de lo que más le va; cada quien anhela lo que falta.
Al alcance de mi mano palabras, flores, plantas. A veces, canela y miel.
¿Cuál es el nombre de momentos donde el silencio acompaña colmándolo todo? ¿Cómo se llaman?
Enigma de los encuentros no buscados.
Algunos refieren la existencia de ciertas leyes cósmicas tendientes a lograr y conservar la armonía universal. De este modo dicen —oscuros impulsos, desconocidos objetivos— podrían parecer conspirar de manera desorbitada. Pero no es así. Al fin, aseguran, azares o destinos (vaya uno a saber) logran los fines esperados. Tratándose de mandatos ancestrales, aunque nos resistamos…
Sea como sea, está hecho.
Si las palabras son dichas o no, si las líneas se curvan o se niegan, poco importa.
Que los dioses descansen tranquilos, que las fuerzas demoníacas se aplaquen: lo esencial se ha cumplido.
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